xv. valor

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Charlotte

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Charlotte.

Y, nuevamente, aquí me encuentro con mi cuerpo torcido sentado en una nueva camilla de hospital.

Pero esta vez no se trata de ningún chequeo que tuviese que ver con mi salud, sino un tema más complejo que aún sigue siendo bastante ajeno a mi conocimiento: mis habilidades. De algún modo que todavía no sé, Bruce se enteró de lo que fui capaz de hacer mientras Maria pasaba la información del microchip al pendride, la manera en la que logré derribar a aquellos maleantes con un simple movimiento de manos. Siendo sincera, yo misma me encontraba más que sorprendida de lo sucedido, por lo que, ni bien Banner me pidió que fuera a su laboratorio para hablar sobre eso y hacer otros estudios, no dude en aceptar.

Ya no me asusta como las primeras veces que ocurría, sin embargo debo aceptar cada vez me da más curiosidad saber como funciona. Solía hacerme sentir rara, fuera de lugar e incluso anormal en ocasiones. Pero últimamente, que me encuentro rodeada de gente con capacidades similares, ya me estoy habituando cada vez más. Me incentivan a querer aprender a controlarlas.

—Cuéntame como sucedió —me pide Bruce, mientras mantiene su atención en una extraña máquina que yace sobre un escritorio delante de él.

Me irgo en mi lugar, recordando los hechos.

—Estaba con Maria en la oficina principal —comienzo a relatarle lo sucedido—, ella transfería una información que, según me dijo, era muy importante a un pendride desde la computadora. Yo estaba de espaldas a la puerta cuando ésta se abrió de pronto y comenzaron a entrar hombres armados, Hill se puso en guardia así que... me asusté y actúe sin siquiera detenerme a pensarlo un segundo. Me di vuelta con la mano en el aire y un segundos después todos los hombres de encontraban tumbados en el suelo.

Bruce asiente con su cabeza mientras se quita los lentes.

—¿Y sentiste algo mientras eso sucedía? —pregunta— Me refiero a alguna sensación extraña o algo similar.

Pienso en aquello. Sinceramente, en el momento en que eso pasó ni siquiera se me ocurrió detenerme a pensar que clase de sensaciones estaba experimentado mi cuerpo, pero ahora que Bruce lo menciona...

—Fue extraño —digo, aún con mis pensamientos perdidos, tratando de recordar y que no se me escape ningún detalle—. Sentí como... no quiero decir frío pero... no sé como explicarlo, fue como una brisa fresca sobre mi piel.

—Entiendo —vuelve a asentir— Tú me dijiste que actuaste por impulso, ¿verdad?

—Así es, lo hice sin pensarlo.

—¿Jamas intentaste hacerlo por voluntad propia? —cuestiona el científico acercándose a mi. Frunzo mi ceño sin entender y él procede a explicarme—. Hablo de que, ¿nunca te sentaste en tu habitación e intentaste hacerlo?

OUTSIDE THE DARK • STEVE ROGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora