-te dejaré con tus malditas ganas amor- dije y fui al armario.

-con que te cobraste la anterior-

-exacto-

-astuta- dijo mirando al techo y entro al baño.

Decidi usar un vestido de color negro y en el estaban escrito YOU ARE WHAT YOU WEAR y unos zapatos color negro y las suelas de color blancas.

Mi maquillaje era algo sencillo, decidí secarme el cabello y hacerme una cola algo desarreglada y por último le di un poco de forma a mis puntas. Ya lista salí del baño y me encontré con un guapísimo chico parado tratando de ponerse el reloj.

Esta vez decidió llevar el cabello peinado hacia atrás, podía oler el olor a perfume que traía puesto, sinceramente me encantaba.

-¿estás listo?- pregunté.

Me miró y sonrió -te vez hermosa- dijo

-gracias, tú igual lo estás-

Después de unos largos besos y de agarrar mi culo, salimos hacia el restaurante a cenar, cogimos los platos y cada quien se fue por su lado a buscar la comida que quería, busque a Carlo con la mirada y le señale en cuál mesa me sentaría. Fui en busca de dos vasos con refrescos y nuevamente regrese a la mesa.

La cena fue deliciosa y tranquila, hablamos de cosas pasadas, le dije que quería ir a la playa, siempre he querido ver la playa de noche y esta sería mi oportunidad.

Al terminar de comer fuimos al luchar donde se hacen los espectáculos en la noche, a veces lo hacen de risa, a veces se baila o de canto y así. Esta vez trato de que personas estadounidenses tenían que subir a la tarima y la persona que tenía el micrófono contaria una historia parte por parte en español y el mejor estadounidense que la pudiera repetir sin tanta dificultad ganaba, eso causó mucha risa entre las personas que miraban el show incluyéndonos a mí y a Carlo.

Antes de que finalizara el show habían dicho que podíamos ir a la discoteca.

Carlo quería ir en cambio yo no, quería ir a la playa, no sé cómo pero me convenció de ir solo por un rato.

Entramos a la discoteca y Carlo pidió una botella de cerveza y yo pedí una botella de refresco. Bebimos un poco y esto después fuimos a la pista a bailar un poco.

Él DJ empezó con algo de salsa y luego algo de raggaeton, cuando era niña mi mama me había puesto en clases de baile y de verdad agradezco que lo haya echo. Algunos que otros movimientos valientes y besos.

Ya algo cansada de la música alta y del poco aire que había salimos de ese lugar y nos dirigimos hacia la querida playa.

Mire mi reloj y faltaban 10 minutos para las 12 de la madrugada.

-¿qué le encuentras a esto?- dijo Carlo

Él estaba abrazándome por la espalda.

-no lo sé, pero se ve hermoso- dije

-igual que tú- me dio un beso en la cabeza.

Recosté mi cabeza en su pecho.

-Carlo-

-dime-

-¿cómo lo llamaremos?-

-si es hombre será Marcos y si es hembra-

-Sophia- finalicé.

-sabes algo, creo que he esperado mucho tiempo ya-

-¿de qué hablas?- pregunté

Carlo dejó de abrazarme y sacó un pequeño cofresito color negro de su bolsillo.

-Kimberly Frías, todo este tiempo no hemos tenido una relación con nombre pero si pública, sé que soy capaz de ser un buen novio, un buen esposo y un buen padre, a pesar de todo lo que a pasado quiero que estés siempre a mi lado y nunca te alejes de mí, no te quiero solo por qué pude conocerte más de lo que se puede conocer a una persona antes de entrar a una relación, te amo por cómo eres y por lo que me has convertido -se arrodilló- Kimberly ¿te quieres casar conmigo?-

Siempre había esperado este momento pero nunca pensé que fuera ahora y que fuera con Carlo, no es que no quisiera pero nunca pensé conocer una persona como lo conocí a él.

No quise pensarlo aunque parecía que si lo hacía, este es el hombre que siempre he querido a mi lado, el que siempre he buscado y tengo la oportunidad de tenerlo conmigo, no dejaría que se escaparía otra vez, esta vez el sería sólo mío.

-si Carlo- sonrío -me quiero casar contigo- se paro y me abrazo fuerte.

Me puso el anillo en el dedo y lo besé.

-me has hecho el hombre más feliz de todo el mundo-

-te amo Carlo-

-yo te amo aun más- me respondió

Sentía esas pequeñas maripositas en mi estómago y aquella sonrisa que tenía en mi rostro no se quitaba con facilidad.

Volvimos a la habitación pero esta vez no haremos nada más que dormir. Me quite la ropa e igual que Carlo, cogi un t-shirt de el del armario y me lo puse encima de mis bragas. Él se acostó en la cama y aproposito pase por encima de él para colocarme en mi lado pero no si antes darle un largo beso. Entrelazamos las piernas, mis manos estaban escondidas mientras que las de él se encontraban nada más y nada menos que en mi culo, recosté mi cabeza en la almohada y luego de unos minutos quedamos dormidos.

Mi doctor favorito.Where stories live. Discover now