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Estaba en la sala mirando por la ventana como la lluvia caía desde el cielo. Ya era de noche y solo unas pocas y diminutas estrellas se podían ver en el cielo oscuro.

Ya había pasado dos días desde aquella cita que tuve con Thomas, después de haber ido al parque tan bello al que me llevó platicamos un poco. Comenzó a a hacer frío así que el me dio su saco muy amable y fuimos directo al carro ya que se estaba haciendo tarde.

Aún no dejaba de pensar en quien habrá sido esa persona que me besó ese mismo día en el parque. No pudo ser Thomas pues el se había ido a buscar algo al carro o ¿habrá mentido?

Sacudí mi cabeza tratando de dejar fuera ese pensamiento y seguí mirando por la ventana pero esta vez la calle.

Unas luces muy brillantes estaban alumbrando la calle, seguí con mi vista fija hasta darme cuenta que las luces era de un carro y que al parecer iba a estacionar frente a mi departamento.

El carro se quedó parado aún con las luces encendidas y la puerta del conductor se abrió. Puse mi vista fijamente en aquella cabeza que iba saliendo del carro, automáticamente quedé con la boca abierta al ver a esa persona.

Rápidamente me puse mi abrigo el cual estaba en el sofá, puse mi taza de chocolate en la mesa y salí de mi departamento escaleras abajo.

Y ahí estaba el, todo empapado y quizás con un poco de frío.

-¿Que haces aquí?-

-Solo quise saber como estabas-

-Estoy bien, gracias por preguntar, ahora vete-

-¿Por qué debería de hacerte caso?-

Lo miré y me di vuelta para irme pero alguien me agarró la mano haciendo que desprevenidamente pegara mis labios con los de él. Amaba cuando me besaba, lo disfrutaba tanto que nunca quisiera alejarme de ellos pero tenía que demostrar una actitud diferente aunque me esté muriendo por dentro.

Quité mis labios de los suyos y di dos pasos hacia atrás.

-¿Que pasa? ¿Prefieres uno mejor como el del otro día?- dijo y se rió.

Traté de entender lo que dijo y segundos después abrí los ojos como platos.

-Eres un- alzó los ojos y no terminé lo que iba a decir.

-Porque no mejor te vas, alguien vendrá en un rato y ya sabes, todo es mejor si solo son dos- le guiñé un ojo

Apretó sus nudillos y su color de piel se tornaba a roja.

-Dime que él y tú no hicieron nada- dio un paso.

Tragué -Si tú lo hiciste porque yo no- dije y me fui a mi departamento. Lagrimas comenzaron a salir sin aviso de mis ojos, no quería llorar pero la impotencia y el enojo no ayudaban.

-Kimberly- gritó Carlo detrás de mí.

-¿Ahora qué quieres?-

La lluvia se estaba haciendo más y mas fuerte, Carlo me besó, como quería que hiciera eso, me cargó y sin despegarnos subió las escaleras hasta llegar a mi departamento, acto siguiente fue llegar a mi habitación.

Me tiró a la cama y siguió besándome, puse mis manos en su cara y rodee mis piernas en su cadera.

Pego su frente contra la mía y dijo -Odio saber que el tipo ese te besó- intenté decir algo pero el siguió besándome.

Sin detenerme quite la camisa que él tenía y la tire al piso. El bajo el zipper de mi abrigo dejando a la vista solo mi pequeña blusa de tirantes color blanca. Me sonrojé un poco al recordar que no traía sostén lo cual hacía que mis senos se vieran con claridad. Con su mano jaló la pequeña blusa dejando a la vista mis senos. Gemí al sentir las yemas de sus dedos tocar mi pezón los cuales jaló con gran fuerza.

-Dime que sus dedos no pasaron por esta parte- y metió un seno en su boca y comenzó a succionar con gran fuerza mientras con su otra mano jugaba con el otro.

-Mmmm- mordí mi labio.

Dejó mi pezón todo rojo y arrugado y bajó sus manos hasta mis shorts y lo tiró al piso quedando solo en bragas delante de él. Me besó y con sus brazos me llevó hasta la espalda de la cama para tener más espacio. Con mi mano fui quitando el botón de su pantalón pero el me detuvo.

Bajó a mi feminidad dejando un camino de besos por mi estómago. Bajó un poco mis bragas y con su pene ya afuera acercó su punta y comenzó a dar vueltas y poco a poco aumentaba la velocidad.

-Ahhh ahhhhhh Mmm, ya por favor- dije con mis ojos cerrados.

Me estaba retorciendo en la cama, esa sensación me encantaba pero solo quería llegar al próximo paso. Mordía mis labios tratando de no gemir.

-Dime que él no te topó- dijo entrando su pené lentamente en mí.

-mmmm- fue lo único que pude decir.

-Dime que él no pasó por donde yo acabo de pasar- dijo

-Ayy ahh- mordí mi labio.

-Dime que todo lo que dijiste fue mentira- sentía como su pene estaba casi llegando a su punto final.

-Po por favor CaAArloo- cayó una lágrima.

Carlo seguía en la misma postura, sin hacerme daño acercó su boca hacía mi, en cambio yo habría un poco más mi entrepierna. Pego nuestros labios formando un beso lento y corto. Puse mis dedos en su barbilla y mordí su labio inferior con gran fuerza.

-Hazme tuya- saboreó su labio y mostró una sonrisa perversa.

Comenzó con movimientos pequeños, lo besé, lo besé y lo besé. Sus movimientos hacían que me retorciera a pesar de que solo eran movimientos pequeños. Y así fue cómo comenzó la noche, movimientos más y más rápidos. El era el cielo. Mis gemidos eran más y más altos y no me importaba si alguien nos estuviera escuchando. Lo que era dolor se había transformado en un rico placer.

-Me voy a correr Kimberly- dijo Carlo.

Recordé que no usamos condon, pero nadie me haría cambiar de opinión.

-No pares-

Comencé a aruñar su espalda, estábamos llegando al climax.

-AH AH AH AH-

Segundos después caímos en la cama. Exitosamente llegamos al climax y no me sentía mal por ello. Carlo se separó de mi cuidadosamente, gatee hasta el borde de la cama y y mordí la punta de su pene luego chupe hasta la mitad, luego al final, sabía que le estaba dando placer así que seguí sin parar. Este jalaba mi cabello y con claridad escuchaba sus pequeños gemidos. Duramos varios minutos hasta que fue lo suficiente para que se corriera de nuevo.

Aún con su mano en mi cabello, cuidadosamente me jaló e hizo que hiciera la ¿La posición de perrito?

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Mi doctor favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora