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Savannah.


Una semana.


Una semana desde que no he vuelto a hablar, ni mirar a Harry, después de lo que ví con mis propios ojos. Él me enviaba mensajes de ¿Podemos hablar?  pero yo no le respondía, y por ahora no pensaba hacerlo. Me encontraba acostada en mi habitación comiendo helado, aburrida, viendo mis típicas series una y otra vez con la compañia de mi mejor amiga Jade, quién esta estaba en su celular aún en pijama así cómo igualmente lo estaba yo. La verdad es que me sentía mal y lloraba por cuánto lo de Harry pero a la vez sentía cómo que no me importaba y fue ahí cuando dudé, ¿Será que todo fue una atracción y jamás me enamoré de él cuando yo misma pensaba estarlo? ¿Será que estuve enamorada de él pero ahora ya no? ¿Y si simplemente trataba de ignorar lo ocurrido porque me dolía el hecho de que él se haya besado con otra chica? Son pensamientos que por mi mente han estado revolviéndose por mi cabeza desde que salí de aquella fiesta. Estaba confundida, necesitaba una respuesta y estaba dispuesta a conseguirla, me levanté de la cama y fui directamente hacia mi armario. Tomé un buzo y una camisa limpia y caminé hacia el baño.


La verdad que hoy tenía demasiada flojera y hacía demasiado frío para cómo tomar una ducha, tal vez lo haría más tarde. Me deshice de mi ropa excepto de mi ropa interior y me coloqué el vestuario que había optado. Me miré al espejo y visualicé mi cabello, estaba despeinado pero se miraba bien, así que lo dejé así.


— ¿A dónde vas? —preguntó Jade mientras miraba que caminaba hacia la puerta.


—Iré a tomar un poco de aire fresco. —mentí. —No tardo. —le dije y ella rodó los ojos y volvió a poner su vista de nuevo a su celular.


Me dirigía a la casa de Harry, necesitaba hablar con él, poner orden en mi cabeza y poner en orden mis verdaderos sentimientos, por él.









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