Capítulo 16: El despertar del Gungnir

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Sobre el cielo de Sevilla
22:30 GMT +1

Luis abrió lentamente los ojos. Sus párpados le pesaban como si estuvieran hechos de plomo. Una explosión que había hecho tambalear a toda la nave había logrado que volviera en sí. No tenía ni idea de donde estaba. Miró a su alrededor. Parecía encontrarse en un compartimento de transporte de personas, con extraños asientos en los laterales. Delante de él, vio a dos figuras blindadas que hablaban entre susurros, cada una sosteniendo un arma alargada. A su lado, notó una presencia, alzó la vista y descubrió a la que lo había golpeado. Quiso moverse y levantarse, pero al momento esta lo sujetó del brazo.

- Vas garer, vas garer –dijo en un tono tranquilizador.

- No te entiendo, ¿quiénes sois? ¿A dónde me lleváis?

Ahora podía verla mejor. Su armadura cubría por completo su cuerpo. Era de una tonalidad carmesí, ribeteada de líneas oscuras, salvo en el casco, que eran doradas. Justo donde él intuía que estaría la frente había dibujado un símbolo que le resultó familiar, aunque era incapaz de saber porqué.

- ¡Dejadme marchar! ¡Tengo que regresar con mis amigos! –dijo mientras hacía el ademán de levantarse de nuevo.

- Laar menar Zoran! –le espetó mientras sostenía su brazo aún con más firmeza.

Una de las figuras que había enfrente se levantó. Se dirigió hacia la pared delantera. Interactuó con algo que Luis no fue capaz de distinguir. Se abrió un pequeño compartimento y vio como recogía una especie de caja pequeña. Se acercó a la que lo sostenía, le puso el brazo en el hombro y dijo algo ininteligible. Esta aflojó su presa y aceptó el objeto que le estaba ofreciendo su compañera. Lo abrió. De él saco un tubo pequeñito terminado en punta. Lo examinó, era de un metal azulado y estaba repleto de infinidad de símbolos que Luis no supo reconocer. La figura miró a Luis.

- Vas garer Zoran. Caes lot ferar –dijo con un tono mucho más suave.

- Sigo sin entenderte. Dejadme ir –suplicó Luis, que cada vez se sentía más agotado.

En un movimiento relampagueante, la figura puso el tubo en la sien derecha de Luis. Pulsó el extremo posterior y al momento algo se inoculó en su interior. Él se revolvió como un animal atrapado. Las dos figuras intentaron retenerlo para que no se levantara y ni se moviera.

- ¡Qué me habéis hecho! –gritó enfurecido el chico.

- Vas garer Zoran, vas garer Zoran –empezó a repetir una y otra vez.

- ¡Soltadme! –siguió gritando Luis, mientras notaba una punzada de dolor en su cabeza.

- Vas garer Elegido, cálmate Elegido –dijo en perfecto castellano la figura, con una voz que ahora sí pudo reconocer como claramente femenina.

Luis paró de golpe, incrédulo. Miró estupefacto al ser que le había hablado en su idioma. Sintió como aligeraban la presión sobre sus brazos.

- ¿Cómo...? –empezó a balbucear.

- No temas nada, no te haremos ningún daño Elegido –volvió a decir su captor.

- ¿Por qué puedo entenderos ahora?

- Es por lo que te he introducido. Son unos nanobots que actúan de traductores neuronales en tu cerebro. Ellos te permiten entender y expresarte en nuestro lenguaje y que nosotros entendamos el tuyo –explicó.

- ¿Quiénes sois? –consiguió articular Luis.

- Será mejor que nos veas –le respondió.

Entonces la figura se llevó la mano a la parte derecha de su casco. De golpe este se abrió y se recogió por completo hacia atrás, como si se estuviera comprimiendo. Luis no podía dar crédito a lo que estaba viendo. Era el rostro de una chica, la más bella que jamás hubiese visto. Esta soltó su larga melena de cabellos rizados dorados y lo miró con sus ojos de color zafiro. Era una mirada irresistible, transmitía una gran fuerza y firmeza a la vez. Era incapaz de determinar cuantos años tenía, parecía joven, pero tenía un aura de madurez que únicamente daba el paso de las décadas. Se quedó sin habla. A continuación, las otras dos figuras la imitaron y retiraron sus cascos. No le sorprendió ver que eran dos chicas también, idénticas, debían ser gemelas. Eran muy guapas, aunque no tanto como la primera. Sus ojos eran azulados y tenían sendas melenas de color plateado. Pero no canoso, sino brillante y refulgente. ¡Nunca había visto un pelo así!

La marca de Odín: El despertarWhere stories live. Discover now