--¿Por qué la odias?-preguntó Tom, jalándome de la muñeca, mientras que yo daba la vuelta en la esquina para irme de una vez.
Del set, y de su vida.
--No la odio....
--¿Entonces qué pasa?
--¿Y si.... Nada.-no termine de decir lo que quería por qué termine siendo besada por el, contra la pared.
--Deja de pensar tonterías, tú eres mía.-susurro.
Me saque de su agarre, enojada, pero a la vez excita, por qué me encantaba cuando Tom abusaba de esa manera de mi.
--Tu eres mío.-le dije, jalándolo del cabello para besarlo, y sentí sus manos en mi cadera, para después bajar a mi trasero, apretándolo y haciéndome poner de puntillas.