--Debemos terminar.-susurro.
Mis ojos se llenaron de lágrimas al mismo tiempo que lo miraba sin poder creerlo.
--¿Lo dices por lo de ahora? ¡Peter eso fue una estupidez! Un accidente.-me excusé, no quería pederlo.
Peter se había convertido en mi todo, y si lo perdía, sería mi fin.
--Un accidente es algo normal, como rasparse una rodilla... Casi te mato.-dijo, se veía el dolor en su palabras y sus ojos aguados.
Sabía por qué era todo eso, Gwen.
Sé que él no pudo salvarla, lo sé, sé que tengo que ocupar el lugar de una muerta, eso también lo sé.
--Peter solo olvidemos eso y que nos sirva como lección para no volverlo a hacer.-dije tratando de tomar sus manos, pero no me dejo.
--No puedo olvidarlo.-dijo.--Ya perdí a Gwen por mi irresponsabilidad ¿Tengo que perderte a ti también?
--Peter también es irresponsable enamorarme y después dejarme.-le dije.
Mordió su labio, dándose cuenta de que lo que yo decía también era cierto.
--Por favor quédate.-le dije.
Me miró a los ojos unos segundos, para después negar con la cabeza.
No se daba cuenta de que me estaba destruyendo el corazón en miles y miles de pedazos que se quedaban esparcidos por la azotea.
--Vamos, tengo que llevarte a casa.-dijo. De una manera tan fría que me heló la piel.
--No. Yo me iré caminando, no necesito más de ti Peter... No necesitaré más de ti, te lo prometo.-dije enojada, comenzando a caminar hacia las escaleras de emergencia.
¿Todo iba a acabar así? ¿Así como así?
Y en ese momento me di cuenta de que, las mariposas que sentía en el estomago cada vez que Peter me hacía sentir enamorada, se habían convertido en lombrices.
--No dejaré que te vayas sola, podría pasarte algo.
--¿Y a ti que?-dije.
--Mary Jane entiende que yo...
--¡No! ¡Entiende tu Peter!-le grite enojada.--Llegue a esta estupida ciudad creyendo que todo era una mierda, el colegio, las calles, la gente, todo, pero lo único para mí que era bueno, eras tu estupido, tú. Pero que tonta fui, tú también eras una mierda.
Salí corriendo con un grito de dolor en mi garganta, bajando las escaleras.
Solo habíamos salido a pasear un rato; y sin querer me soltó un poco y casi me golpeó contra el suelo, no era tanta la altura, no sabía por qué tanto drama.
Sé que no quería cometer los mismos errores, pero yo tampoco quería cometer los míos.
