Una última vez (Reescribiendo)❌

Capítulo 15

—Lo siento, me costó terminar los detalles de la sorpresa —se miran significativamente—. ¡Hola Adria! ¿Cómo has estado?

Hablamos un poco en lo que llegamos a la mesa y nos sentamos de nuevo. Llega un tipo corpulento que se presenta como el hermano mayor de Santiago. El tiempo se va entre risas, chistes y burlas. Bailamos un poco más y Santiago se mantiene vigilando nuestra mesa. Parece demasiado nervioso para bailar, y Marisol está igual, pero al menos trata de disimularlo.

—¿Y tu celular? —Santiago le pregunta a Marisol.

—Sin celulares esta noche. No queríamos cargar bolsas.

Santiago se ríe, luego revisa su celular un poco más y se seca el sudor de la frente.

—¿Adria te importa si te dejamos sola un momento?

Sonrío pensando en lo que sucederá entre estos dos ahora. —En absoluto. Vayan —agarro una bebida del camarero que pasa cerca de mí.

Santiago toma la mano de Marisol y caminan lejos. Al principio pienso que va a llevarla a un lugar más privado. No creo que a Marisol le guste una declaración frente a tantos extraños. Pero en el camino se detienen a hablar con un chico que se encuentra de espaldas a nuestra mesa al otro lado del jardín. Sé que no debería de estar husmeando, pero no puedo resistir la curiosidad. Solo alcanzo a ver su cabellera marrón que lanza destellos por las luces del lugar. Puedo ver la cara de Marisol, quien sí tiene la oportunidad de ver al tipo de frente, lo mira fijamente luego mira en mi dirección y sonríe tontamente. El desconocido al escuchar lo que Santiago le dice se tensa, lo puedo por la forma que se contrae la chaqueta de cuero café oscuro que lleva puesta. Raro, la mayoría están vestidos más elegantes. Decidí alejar la mirada antes de que me vean husmeando.

Cuando muevo mi vista hacia la izquierda, mis ojos captan un movimiento. Una cabellera negra medianoche al otro extremo de la pista me llama la atención, él esta vestido con una chaqueta negra y jeans. Una mezcla entre la elegancia y lo casual.

Me atraganto con mi bebida. El mismo camarero del que tomé la bebida pasa por mi mesa y me preguntan si quiero ir al baño o si necesito ayuda. Niego.

Cuando por fin me ha pasado mi ataque de tos, echo un vistazo hacia donde Elliot está sentado mirando por todas partes, como si estuviera buscando a alguien en particular. ¿Está aquí en una cita? Ahora tendré la oportunidad de ver a su amada. Trato de hundirme en el asiento, pero es pura suerte si él no me ve, pues no hay muchos invitados en la pista de baile que puedan servirme de bloqueo. Veo que sonríe hacia la multitud y luego llega Sabrina metida en un vestido largo y verde. ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué estás aquí ambos? Al menos que... ¿Al menos qué Sabrina sea profesora en esta universidad? Claro... solo a mí me pasan estas cosas.

Estoy frenética en mi asiento tratando de encontrarle lógica a lo que está pasando, cuando en eso la justicia divina se hace presente y comienza a sonar la música haciendo que las parejas empiecen a llenar otra vez la pista de baile, casi me paro de la mesa y doy gracias a todos los santos, pero eso sería llamar mucho la atención.

—¡Adria, vamos! —Marisol toma un mechón de mi cabello y lo jala.

—¿De dónde saliste? —veo hacia Elliot, pero no le digo nada y él está riéndose de que lo Sabrina le está diciendo al resto de la mesa—. ¿Y Santiago?

—Por allí lo dejé —mira hacia atrás—. Quiero hablar contigo primero. ¿Qué estás vien...? —gira su cabeza hacia la mesa de Elliot.

Camino detrás de ella con más velocidad. —Es solo que el vestido de una chica me pareció muy lindo.

—Está bien —sigue caminando—. Sígueme —Marisol me está observando con ojos llenos de preocupación, pero cuando se da cuenta que la estoy viendo fijamente la preocupación desaparece, y en su lugar se muestra una hermosa sonrisa. Camina hacia donde supongo que está el baño de mujeres y yo la sigo, pero da un giro hacia un pasillo fuera del jardín y se mete a una pequeña habitación.