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(Justin)


Entré a mi habitación y dejé sobre la mesita de noche la bandeja que sostenía. Me dirigí a la ventana y abrí la persiana de un tirón. Observé el bulto debajo de mis sabanas comenzar a moverse y luego escuché un profundo gemido proveniente del mismo lugar que logró estremecerme.

Chelle surgió a la vista, destapando su torso y desperezándose. Sus párpados revolotearon varias veces antes de abrirse por completo. Enseguida gruñó de dolor y llevó sus manos hacia su cráneo.

-Hay analgésicos a tu derecha.

Anuncié.

De inmediato, ella se incorporó, sentándose en la cama. Examinó la habitación hasta que sus ojos me encontraron. Suspiró de alivio.

-Cielos, Justin. Me asusté.

Exhaló.

Sonreí divertido y me senté en el colchón frente a ella. Acerqué la bandeja a nosotros.

-Te traje café y aspirinas, es lo único que siempre hay en mis alacenas. Pero fui temprano en la mañana a comprarte galletas de limón y de chocolate.

La señalé el desayuno.

-¿Temprano en la mañana? ¿Qué hora es?

Preguntó confundida, volviendo a sobar su cabeza.

-Es mediodía.

Respondí.

Chelle pasó un analgésico por su garganta con un trago de café. La observé con detenimiento mientras disipaba su resaca, meditando otra vez en lo que me había dicho la noche anterior.

Nuestra amistad no era normal. La actos que delataban nuestra atracción sentimental eran tan habituales que llegamos a acostumbrarnos a ellos y ya no les prestábamos atención, pero seguían allí y en ese momento podía verlo. Oí sus palabras: "Justin ¿cuándo voy a dejar de amarte?" dijo. Llegó a mis oídos claramente, aunque le di muchas vueltas a su significado. Su mirada ebria obnubilada en ese momento tomó una brillante suplica, como si fuera demasiado difícil pelear contra lo que sentía por mí.

En los últimos años yo había salido con otras chicas. Me había convencido a mí mismo de hacerlo. Sin embargo, no lo disfrutaba en absoluto. Congeniar no era lo mio, menos cuando a cada señorita que se sentaba frente a mí la terminaba comparando con Chelle. Y siempre perdían. Mi interés disminuía a los poco minutos de empezar la cita, y al final hablaban ellas solas mientras yo miraba un punto fijo y asentía. No era cómodo. De alguna forma sentía que estaba traicionando a mis propios sentimientos. Yo ya estaba enamorado, y ahí estaba perdiendo el tiempo.

Pero seguí divirtiéndome. De vez en cuando conseguía alguien con quien pasar el rato. Alguien que fingía no darse cuenta que mi corazón latía por otra y se conformaba con beber un par de tragos juntos. Alguien como Holley.

Fue precisamente Holley la que me arrastró al bar la noche antes (algo que le agradecía en mi interior ya que no de ser así no hubiese encontrado a Chelle). La consideraba solo un nombre en mi lista de contactos. No recuerdo haber intercambiado muchas palabras con ella, pero salimos en más de una ocasión. Ya me estaba aburriendo, por lo tanto me alegraba si las múltiples llamadas que había realizado a mi teléfono durante horas eran producto del enojo.Se alejaría por su cuenta y sería mas sencillo. Tal vez era duro, pero no guardaba ningún sentimiento por ella.

Y creí que Chelle no guardaba ninguno por mí, pero ahora la intriga y la ilusión que intentaba controlar estaban devorándome.

-¿Cómo llegamos aquí?

Love is Possible -《Bieber is Back 2》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora