10} Cuddle

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Podía divisar, a través de las puertas, la multitud que bailaba dentro del lugar. Había gente por todas partes, definitivamente yo no iba a entrar ahí.

Cuando Chelle me invitó a sus dulces dieciséis, solo asentí con cordialidad, pero decidí en el mismo instante no asistir. No me gustaban esa clase de cosas, y por las quejas que oí de su parte, a ella tampoco. Entonces me limité a enviarle un mensaje a su celular esa mañana:

"¡Feliz cumpleaños, Chelle! ¿cuál quieres que sea tu regalo?"

Inquirí, seguro de que me respondería el título de algún libro. De hecho, estaba preparado para ir a la librería esa tarde y comprarle el obsequio, pero su respuesta fue sorpresiva:

"Un abrazo tuyo, gracias."

Toda mi voluntad se doblegó después de aquellas palabras, y más tarde me encontré llegando a su fiesta.

Miré el interior de la piscina que estaba a mi derecha. El agua incolora se agitaba por la brisa y reflejaba las luces del salón de fiestas. Mi reflejo en la superficie me devolvía una mirada nerviosa. Resoplé por esa debilidad y apreté los puños con frustración. Estaba actuando como un tonto.

El rosal que estaba a mi derecha se agitó, y de allí surgió una pareja, que al parecer estaba divirtiéndose. Ambos eran desconocidos para mí, pero supuse que conocían a la anfitriona ya que se encontraban en su delimitada fiesta. Caminaron a la entrada del salón de baile.

-Hey, díganle a Michelle que la estoy esperando aquí.

Aunque mi tono amenazante no sonó como un pedido, ellos me miraron sobre sus hombros y asintieron.

No pensé que fueran a hacerme caso, pero finalmente Michelle salió, sosteniendo el tul de su acampanado vestido. Por la sorpresa en sus ojos cuando me vio, supuse que para nada esperaba encontrarme allí. Se dirigió hacia mi lo más rápido que sus tacos se lo permitieron, y mientras se acercaba, el aire se iba de mis pulmones: estaba hermosa.

-Justin.

Sonó anonadada.

Llevó su mirada a mi cabello y una sonrisa se formó en sus labios. Yo había arreglado mi pelo con demasiado gel, echándolo hacia atrás.

Soy un marica exagerado, ni siquiera sé porque hice eso.

-¡Viniste!

Exclamó.

Carraspeé con disimulo y extendí mis brazos hacia los costados.

-Tu regalo...

Anuncié.

Pareció sorprenderse de nuevo, pero de inmediato sus ojos se iluminaron y se abalanzó sobre mí. Enredó sus brazos en mi cintura y crucé los míos detrás de su espalda. Pegó su cara a mi pecho y, por instinto, besé su cabeza.

Algo inusual hizo que mi cuerpo temblara... tranquilidad. Por primera vez en toda mi vida me encontraba en paz.

Intuí que no era el único experimentando sensaciones agradables, porque ella tampoco parecía querer soltarme. Estuvimos así unos minutos y cuando nos separamos, lo hicimos solo un poco para enfrentar nuestros rostros.

Me agradeció y dijo algo más que no llegué a oír. Estaba hablando debido a los nervios y la entendía. Mi corazón latía muy rápido como para permitir que mi cerebro funcionara correctamente. Solo era consciente de la cercanía entre nosotros y del magnetismo que estaba atrayéndonos cada vez más.

Sus ojos estaban fijos en los míos. Parecía como si fuéramos ajenos a todo lo demás en ese y cada instante en el que estábamos juntos. Como si nada más existiera, ni siquiera el pasado.

Fue entonces cuando decidí dejarlo atrás.

-Feliz cumpleaños.

Susurre, antes de que nuestras bocas se tocaran.

Nuestros labios se acariciaron antes de unirse. Se movieron juntos a un ritmo lento pero que volvía frenéticos mis latidos.

Michelle Mileston es lo más exquisito que alguna vez he probado.

Gruñí con suavidad pero mostrando mi desacuerdo cuando el beso se terminó. Abrí los ojos lentamente y me recibió su expresión radiante.

-Ah, ese fue el mejor regalo que alguna vez haya recibido.

Confesó, con sus mejillas ruborizadas.

Tomé su nuca y la besé de nuevo, esta vez permitiendo que nuestras lenguas se acariciaran. Un gemido de su parte llegó a mis oídos, haciendo que yo también dejara escapar uno desde mi garganta. Sonreí sobre sus labios.

-Chelle...

Exhalé.

-¡Michi Miau!

La cúpula de magia que parecía estar alrededor de nosotros se rompió cuando un chico interfirió en ella, logrando que nos apartemos con rapidez.

David Braylor nunca se despegaba demasiado ni por mucho tiempo de Chelle. Tengo que hacer un enorme esfuerzo para ignorarlo en las clases, pero en ese momento no quise ocultar mi irritación.

-¿Qué quieres, Dave?

Ella sonaba igualmente molesta.

El recién llegado notó mi presencia. Me sonrió con amabilidad, pero la cautela que guardaba aquel gesto no me pasó desapercibida. Luego llevó su atención a su amiga.

-Entiendo que eres la chica del cumpleaños y que tengamos que cumplir todos tus caprichos por hoy (como si no lo hiciéramos todos los días), pero esperaba que estuvieras en tu propia fiesta.

Reprochó.

-Iré en un minuto.

Contestó ella.

David hizo rodar sus ojos y se encaminó nuevamente al salón de baile, exclamando algo sobre su hombro de lo que yo solo entendí "sangre sucia". Chelle sonrió divertida.

-¿Quieres entrar?

Me ofreció.

Negué con la cabeza, todavía mirando como su amigo se alejaba.

-Yo debo regresar.

Anunció con pesadumbre, como si no deseara hacerlo.

Devolví mi vista a ella.

-Tú y yo seguiremos esto otro día.

Sentencié con determinación.

Entrecerró sus ojos.

-¿No deberías pedírmelo?

-No.

Afirmé.

Y pareció satisfecha con mi respuesta cuando le di un último beso.

Love is Possible (Bieber is Back #2)

Tatiana Romina



Love is Possible -《Bieber is Back 2》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora