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(Michelle)


-¿Quién era el chico que estaba en tu casa el otro día?

Louis me había invitado a compartir la rápida hora del almuerzo en su despacho. Acepté solo porque el resto de los empleados no estaban en el piso y por lo tanto no podían cuchichear sobre eso. Pero nos debíamos una charla para aclarar las cosas.

Su pregunta me tomó por sorpresa. Tragué el bocado de sandwich de pollo que se encontraba en mi boca con ayuda del refresco de limón que sostenía y carraspeé.

-Justin es mi mejor amigo.

Respondí.

-Creí que tu mejor amigo era el que venía por ti alguna veces...

Revolvió la ensalada de su bandeja plástica mientras fruncía el ceño.

-... no son la misma persona ¿cierto?

Pareció confundido.

-No. No lo son. Prácticamente Dave es mi hermano. Y Justin es... mi mejor amigo.

Repetí, sin encontrar nada más que explicar.

Se entrecejo se arrugó aún más, como si estuviera pensando algo.

-¿Y tu novio?

Soltó de repente.

-¿Disculpa...?

Me desentendí adrede, volviendo a sorber mi refresco.

-¿Tienes novio?

Aclaró.

-Oh. No. No realmente...

Tocar ese tema con mi jefe no era cómodo. Menos cuando él había declarado sentirse atraído por mí. De todas formas, mi situación sentimental era difícil de explicar. Tuve buenos partidos y un par de citas con cada uno de ellos, pero por alguna razón no me sentía realmente a gusto en sus compañías. Pasado un tiempo, empezaba a sentir en mi pecho aquella inquietud que se asemejaba solo a los ataques de pánico que solía tener.

Entonces utilizaba "Helpp".

Helpp era una de las aplicaciones más populares que Justin había creado. Era simple. Se trataba de un icono en el menú, que al oprimir rastreaba en menos de tres segundos al contacto que estuviera más cerca de ti y le enviaba una alerta en forma de pitido anunciando que necesitabas ayuda urgente y el lugar exacto en el que te encontrabas. En un principio sólo lo usábamos entre amigos con el fin de avisarnos cuando nuestros medios de transporte se averiaban en las carreteras y necesitábamos un pronto aventón o (en el caso de Grace y Crystal) para esas emergencias femeninas sin sentido. Sin embargo, un sistema operativo lo compró y se volvió famoso en el mercado.

Al final, Helpp se convirtió en la aplicación más utilizada en mi teléfono también. Cuando me escabullía de una cita y oprimía ese botón, sabía que vendrían a rescatarme de esa situación en la que yo percibía un inexistente peligro. Extrañamente, mi Helpp siempre se conectaba con el de Justin. Él siempre resultaba ser la persona que estaba más cerca de mí. De hecho, una vez tuve una cita con un agradable sureño lejos de mi ciudad. Aún con tantos kilómetros de por medio, Justin apareció solo tres minutos después de que apreté el botón y lucía tan relajado que enseguida supe que él ya andaba por el lugar.

Casualidad. Sí.

Como sea, tiempo atrás anhelaba una relación pero el pánico que me asaltaba cuando las cosas se ponían serias con un hombre me dificultó cumplir ese deseo. Cuando intentaba profundizar una cita, terminaba en una gasolinera junto a Justin a la madrugada, comiendo helados o caramelos, y hablando de partidos de fútbol o el sentido de las cosas.

Finalmente desistí de buscar al príncipe azul y me concentré en mi trabajo en la editorial. Tal vez por aquel empeño los ejecutivos de Océano me estaban abriendo puertas rápidas en la junta que ni siquiera esperaba.

Me había hundido en esos pensamientos, pero Louis tampoco dijo nada más. Terminamos los almuerzos en un silencio ensimismado y finalmente nos saludamos cordialmente antes de que me fuera al centro del piso.

-¿Regañada otra vez?

Inquirió la voz de Liz.

Me apoyé en el mostrador que se interponía entre nosotras.

-No es eso. Tengo mucho que contarte...

Anuncié.

-Mejor que sea en otro momento. El director está esperándote ahora en la sala del tercer piso.

Me avisó con nerviosismo.

-¿Qué ocurrió?

Me extrañé.

-No lo sé. Pero no esperes un ascenso hoy, no parecía muy contento.

Toqué la puerta de la sala dos minutos después. Mi mano temblorosa hizo que los golpes sonaran débiles y aún así me oyeron del otro lado.

-Adelante.

Entré con cautela y observé al director, sentado en una silla frente a la computadora y rodeado de papeles. Su expresión concentrada no cambió cuando levantó la vista y me vio, aún así comencé a preguntarme qué pude haber hecho tan mal en tan solo cuatro horas de jornada laboral ese día.

Hice un gesto con su mano, invitándome a tomar asiento cerca de él y así lo hice.

-Señorita Mileston, siendo directo: había un policía preguntando por usted y honestamente primero me alteré bastante. Tomamos rigurosas medidas para no contratar personas con antecedentes penales. Entonces este oficial me aclaró que su motivo para contactarte no tenía nada que ver con su profesión. Simplemente la llamé para pasarle su mensaje.

Relató aquello en su característico tono inexpresivo.

Revolvió los papeles esparcidos por el escritorio y, al encontrar el que buscaba, me lo ofreció. Lo tomé dubitativa. En ese momento mi confusión era mas espesa que minutos atrás. El director se quedó quieto, examinándome, y entendí que quería decir algo más pero esperaba que yo hiciera un comentario.

-Ah. Gracias, señor. Voy a leerlo después.

Dije, esperando que la voz no me fallara.

-Bien. Pero, por supuesto, ese no es el único motivo por el que la he llamado...

Cuando la improvisaba reunión concluyó, corrí escaleras arriba y frené frente al escritorio de Liz, con la respiración agitada pero una enorme sonrisa en mi cara.

-¿Dijiste que no esperara un ascenso hoy?

Chillé.

La secretaria me miró con incredulidad.

-No es cierto...

Jadeó.

Asentí con alegría, dando a entender que mis días archivando papeles habían terminado. Iba a ser instruida como futura editora.


Love is Back (extras)

Tatiana Romina

Love is Possible -《Bieber is Back 2》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora