Capítulo 7

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Maratón 2/3

-¡James! Te encontré –Amelia tiró de su brazo- ¿Dónde te habías metido? Te dije que te vería en la fuente.

-Me distraje un poco –le tendió el brazo y ella se colgó de él- Lo siento, no pasará de nuevo.

-Siempre lo dices pero no es cierto –ella parecía divertida- Venga, creo que ya tenemos todo para la fiesta de Luke, ¿No te pone triste que se vaya?

¿Luke? ¿Por qué pensar en él cuando no podía quitarse de la mente esos preciosos ojos azules que había visto en la tienda de sombreros? Le recordaron al color del océano, solo había ido una vez a una preciosa playa de aguas azules muchos años atrás y esos ojos le habían devuelto esos recuerdos, cuando aún tenía una familia y era feliz.

-¿Jamie? ¿Estás bien? Pareces distraído.

-Lo siento, estoy cansado, es todo –le dio una pequeña sonrisa- ¿Tenemos ya todo lo que pidió la señora Elena?

-Te he dicho que eso creo –se detuvieron delante del carruaje donde Taylor terminaba de cargar las cosas- Señor Taylor, ¿le parece que se nos olvida algo?

-Me parece que llevamos todo –miró a los dos con una alegre sonrisa que solo se permitía mostrar cuando no estaban en casa Lincoln- El pedido del pavo está hecho, lo llevarán mañana fresco por la mañana.

-Odio desplumar animales muertos –se quejó Amelia mientras se montaba en el carruaje, James la siguió- Le dejaré la tarea a Leila.

-No seas mala con ella, ya bastante trabajo tiene esta semana encargándose de las habitaciones del sótano, y sabes que son las que más trabajo dan.

-Lo sé, pero enserio me repugna hacerlo –sacudió la cabeza y su corta cabellera negra brilló con la luz que se colaba por las ventanas- ¿Quizá podrías echarme una mano?

-Lo intentaré, pero debo cosechar los higos temprano, si la lluvia no ha parado te ayudaré, la fiesta no será hasta dentro de dos días.

-Seguro no tardarán nada en traer el remplazo –Amelia puso su cabeza en el hombro de James y acarició con los dedos su rodilla- ¿Qué querrás comer tú cuando sea tu despedida?

-Pavo no –dijo divertido- Aun tengo tres años para pensármelo.

-Se pasarán deprisa, y serás libre.

-Es lo que más añoro –dijo dejando caer la cabeza hacia atrás- Alejarme de todos los de allí.

Amelia jugueteó con la tela gastada de su vestido, siempre que salía a hacer compras con James se ponía aquel pues era el más decente que tenía, pero él nunca reparaba en sus esfuerzos, la mimaba y la besaba pero aun escuchándolo sabía que ella no estaba en los planes futuros de James, quería irse con él, que comprara su libertad con el dinero que ahorraba, jamás lo había visto gastar un solo centavo del dinero que había recibido, ella no ganaba mucho pero ahorraba para comprarse zapatillas nuevas, cintas para el cabello y talcos perfumados, pero con todo lo que hacía en la casa le duraban más bien poco. Cada noche se permitía soñar que James se la llevaría con ella, que construirían una casa cerca de un prado y que le daba muchos hijos, y estaba dispuesta a hacerlo realidad.

Conocía a la señora Elena y había aprendido mucho de ella y de cómo tratar a los hombres durante todos los años que llevaba sirviéndola, James seguía recostado con los ojos cerrados como si intentara dormir, no podía dejar que se le escapara de las manos, fijándose que Taylor no prestara atención se montó ahorcajadas de él, Jamie inmediatamente la tomó por las caderas sorprendido por su atrevimiento y ella se inclinó a besarlo, al principio James se quedó quieto pero después de unos segundos comenzó a corresponderle.

Esclavo | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora