23. I'M LENN

1.8K 124 14
                                    

       

Una vez nos hubimos adentrado lo suficiente en el bosque, paramos para coger algo de aire y trazar nuestro plan.

- Joyce, muéstranos qué tienes. Ilumínanos.- me pidió Lydia. Asentí ante sus palabras y saqué la hoja con la M de mi mochila. Estábamos analizándola cuando un ladrido nos alertó de que Ghost venía.

- Hey, chico. Tú nos podrás ayudar, ¿verdad?- le preguntó Tara acariciándole la cabeza. Ghost simplemente se sentó y jadeó. Justo después se levantó y se dirigió a mí para oler la hoja, la cual acerqué a su nariz para dejarle más facilidad al olfatearla. Cuando se separó de la hoja, empezó a caminar hacia una dirección, olfateando el suelo. Lydia me miró y me guiñó un ojo mientras empezaba a caminar detrás del perro. Todas nos miramos, conteniendo una carcajada.

- ¿A qué esperáis? ¡Vamos! ¡No tenemos todo el día!- dijo Lydia, incitándonos a seguirla. Yo rodé los ojos y la seguí, junto con las demás. Al cabo de apenas unos cinco minutos, Ghost dejó de caminar unos metros por delante de nosotras. Yo miré a Andrea, alertándola de que me cubriese, ya que algo malo podría estar pasando. Avancé hasta Ghost con cautela y mirando hacia los costados, asegurándome de que ningún caminante se acercaba. Al comprobar que no había nada en los alrededores, me acerqué más rápidamente hacia Ghost, pero sus gruñidos me lo impidieron.

- Hey, tranquilo chico. Soy yo.- dije cediéndole algo de espacio por si acaso. Ghost siguió gruñendo, pero no hacia mí. De pronto, un cañón frío y húmedo se posó en mi sien. Yo cerré los ojos y levanté las manos. Me giré hacia las chicas, que también estaban siendo amenazadas por tres jóvenes. Pero faltaba Lydia.

Analicé a las cuatro personas que nos estaban amenazando. Observé que no deberían de tener más de treinta años y que el único que manejaba bien las armas era el que me tenía cogida, ya que todos los demás llevaban puesto el seguro.

- Muy bien. Ahora nos vais a llevar hacia vuestro campamento si no queréis morir aquí y ahora. Andando.- dijo mi agresor. Este me empujó hacia delante y siguió apuntándome. Yo, resignada, empecé a caminar, pero un disparo hizo que parase en seco y me girase. Lydia apareció de detrás de un árbol, matando al chico que me estaba apuntando. Los demás de su grupo se miraron con temor, dándose cuenta de que habían cometido una estupidez al meterse con nosotras. Segundos después, dos de ellos ya estaban en el suelo, con una bala entre ceja y ceja. Solo quedaba uno.

- ¿Tus últimas palabras?- le dijo Tara apuntándole.

- Yo... Tenemos un niño... Por favor... Sé que sois buenas personas... Cuidadle como si fuese vuestro... Solo es un niño...- sollozó el joven. Todas nos miramos y asentimos.

- Guíanos hacia él.- le dije, cortante. Él asintió y empezó a caminar bajo nuestras atentas miradas. Avanzamos por el bosque, vigilando que no nos estuviese tendiendo una trampa. Finalmente encontramos una especie de caseta de madera con los cristales tapados y la puerta cerrada.

- Está ahí. Por favor, matadme antes de que me vea o yo le vea a él...- Tara asintió y se alejó con él. Mientras tanto, Andrea, Lydia y yo recorrimos la distancia que nos separaba de la puerta y, con arma en mano, abrí la puerta. Justo después, un disparo sonó en la distancia. Me adentré en la caseta con cuidado y vi a un niño pequeño llorando en la esquina. Comprobé que no había nadie más y me dirigí hacia él. El pequeño me miró con temor.

- ¡No me mates, por favor!- gritó con la voz rota.

- No lo voy a hacer, tranquilo.- dije mientras me agachaba para quedar a su altura. Sus ojos se dirigieron hacia los míos y su profundo azul me cautivó. Lágrimas brotaban de ese bonito mar que tenía en ellos y eso me dolía, aun sin conocerlo.- ¿Qué haces aquí solo?

The End {Daryl Dixon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora