—Entonces sugiero que le dé una segunda leída —se inclina un poco hacia mí—. Nada en este mundo permanece en la oscuridad, Adria. Nada.

—No sé de qué está hablando —mis manos comienzan a temblar—. No he hecho nada que rompa las reglas del colegio.

Ella levanta un dedo. —Todavía. Todavía no ha hecho nada que infrinja esas reglas —ella me mira de arriba hacia abajo repasando cada cabello fuera de mi coleta y los hilos sueltos de mi falda. Puedo asegurar que se detiene de hacer una mueca burlona—. Aunque supongo que por el camino que va, no tardará en hacerlo. ¿La tentación es muy grande, no?

Tomo una respiración aguda. —Profesora Castellanos...

—Ahórreselo —ella toma sus cosas del escritorio—. No necesito escuchar sus excusas —camina hacia la puerta—. Solo mantenga en mente que estaré vigilándola. O vigilándolos para el caso.

—¿Disculpe?

—Manténgase alejada de él —su piel pálida ahora tiene un sonrojo en las mejillas, y su cabello negro apretado en ese moño la hace lucir severa—. No quiero que tenga problemas. ¿Me entiende? —su voz ahora suena como un ronroneo—. Usted es la que tiene más que perder aquí.

Elliot. ¿Esto es por Elliot?

—¿Nos entendemos, Sotomayor?

Mi beca, Marisol, madre Estefany... mi futuro.

—Sí... —giro el rostro para no verla.

—Chica lista —sus tacones golpean el piso cuando se aleja.

Mis manos siguen temblando y el hambre que sentía se esfumó. Ahora solo siento piedras en el estómago. ¿Eso fue una amenaza? Si le cuento a alguien esto sonará como una profesora preocupada por el bienestar de su estudiante. Pero si ellos supieran la verdad; si supieran que Elliot ahora es mi amigo y que trata de ayudarme... las cosas tomarían un rumbo diferente. Si la profesora Castellanos piensa que algo más está pasando entre Elliot y yo, ¿quién me dice que nadie más sospecha lo mismo? ¿Quién me asegura que no puede llegar a los oídos de la dirección? No importará lo que Elliot o yo digamos. Todo se vendrá en nuestra contra.

Si me perjudicara solo a mí no importaría. Pero está él en el medio de todo esto.

No soy ciega. Es obvio que las intenciones de la profesora no están basadas solo en lo profesional y la ética. Se nota a leguas que a ella le gusta Elliot. Y no me importa.

¿O si lo hace?

No. No me importa.

No me importa a partir de ahora. Porque Elliot es libre de hacer lo que quiera y con quién quiera. No seré una carga para él y no lo arrastraré al barro.

Es tiempo de almuerzo, pero no quiero hablar con Marisol ahora. No quiero encontrarme a Elliot por los pasillos. Es miércoles, su período es el último del día y no podré retrasar el encuentro. Pero ahora unos minutos a solas es lo que necesito.

Camino hacia los baños del nivel y me escondo el resto del almuerzo.

Camino hacia los baños del nivel y me escondo el resto del almuerzo

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Una última vez (Reescribiendo)❌Where stories live. Discover now