Capitulo 13

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A la mañana siguiente, Laura y yo salimos a las siete y quince y conducimos a Enzo’s Bristol para tomar un desayuno.

Con mis manos envueltas alrededor de mi taza china, intenté aliviar el frío que recorría el interior de mi cuerpo.

Sí, me bañé y me puse una camisola y un cardigán que me prestó Laura, también me puse un poco de maquillaje, pero casi ni recuerdo cuando lo hice.

- No mires ahora -dijo Laura- pero el señor Suéter Verde sigue mirando para acá, estimando tus largas piernas a través de tus jeans… Ah! Me acaba de saludar. No estoy bromeando. Me acaba de dar un pequeño saludo militar, de esos que hacen con dos dedos. Que adorable.

Yo no la estaba escuchando. El accidente de anoche se estuvo repitiendo en mi cabeza durante toda la noche, llevándose consigo toda posibilidad de dormir. Mis pensamientos estaban enredados, mis ojos estaban pesados y no podía concentrarme.

- El señor Suéter Verde se ve normal, pero su copiloto parece un chico muy malo -dijo Laura- Emite cierta señal de no-jodas-conmigo. Dime que no parece al hijo de Drácula. Dime que estoy imaginando cosas.

Alzando mis ojos lo suficiente como para verlo sin parecer que lo estaba viendo, me fijé en las facciones finas y atractivas de su rostro. El pelo rubio colgaba hasta sus hombros. Sus ojos eran de color del cromo. No estaba afeitado. Estaba impecablemente vestido con una chaqueta a la medida y unos jeans oscuros de diseñador.

-Estas imaginando cosas -dije.

- ¿No te fijaste en ese par de ojos profundos? ¿En esa forma de uve que la raíz de su cabello deja en su frente, al estilo Drácula? ¿En su cuerpo alto y delgado? Él puede que sea hasta más alto que yo.

 Laura mide casi seis pies de alto y le encantan los tacones. Tacones altos. También tiene la costumbre de no salir con chicos más bajos que ella.

- Bueno ¿cuál es el problema? -Preguntó Laura- Te has vuelto incomunicable. ¿Esto no tiene que ver con la grieta en mi parabrisas, verdad? ¿Qué importa que hayas golpeado un animal? Le pudo haber pasado a cualquiera. Aunque está comprobado que las probabilidades hubieran sido menos si tu madre se hubiese mudado fuera de la jungla.

Le iba a contar a Laura lo que había pasado de verdad. Pronto. Solo necesitaba un poco de tiempo para juntar los detalles. El problema era que no veía cómo podría hacerlo. Los únicos detalles que recuerdo estaban incompletos. Era como si un borrador hubiera dejado mi memoria en blanco.

Pensando, recordé que una tormenta caía en cascada sobre las ventanas del Neón, causando que todo afuera se viera borroso. ¿Habré golpeado de verdad a un ciervo?

- Mmm, mira eso -dijo Laura.- El señor Suéter Verde se está levantando de su silla. Vaya, eso sí es un cuerpo que visita el gimnasio regularmente. Definitivamente está caminando hacia nosotras. Sus ojos están buscándote.

Medio latido después, fuimos saludadas.

- Hola.

 Laura y yo lo miramos al mismo tiempo. El señor Suéter Verde estaba parado tras nuestra mesa, sus pulgares estaban enganchados en los bolsillos de sus jeans. Tenía ojos verdes y el pelo rubio estratégicamente despeinado caía sobre su frente.

- Hola a ti -dijo Laura.- Soy Laura y esta es Jane Hale.

Miré seriamente a Laura . No me gustó que ella diera mi apellido, se sintió como si hubiera violado el contrato entre chicas y mejores amigas cuando se encuentran con chicos desconocidos.

Hice un leve movimiento de mano como saludo y llevé la taza a mis labios, quemando mi lengua inmediatamente.

Él arrastró una silla de la mesa de al lado y se sentó al revés, sus brazos descansando en donde se suponía que deberia estar su espalda. Extendiendo una mano en mi dirección, dijo:

El beso del angelWhere stories live. Discover now