Me levanto de la silla y me despido de la madre. Cuando llego al tercer nivel camino al cuarto de Marisol. Cuando entro ella está caminando de un lado a otro. Su pelo parece un nido de pájaros.

—¿Y...? —sus cejas se levantan—. ¿Cómo te fue?

—Lo siento, no resolví nada.

Se tira de cara en el colchón. Su voz suena amortiguada cuando habla entre las sábanas —¡No me digas eso! Solo estamos pidiendo un día libre. Nunca pedimos descanso. Recuerdo leer algo sobre los derechos de los trabajadores en...

—Respira, ¿quieres? Ya tenemos pase libre para el viernes.

Ella separa la cara del colchón y me siento a un lado de su brazo derecho. —¿Me lo juras?

—¡Sí! —me río mientras ella corre hacia su armario—. ¡Ay no! ¿Qué estás haciendo?

—¡Tengo que elegir mis posibilidades! —mete y saca blusas, algunas terminan en el piso—. No tengo nada para el viernes.

—Agradezco que sea con ropa normal. Si fuera vestido ahorita estuvieras llorando por la presión —ella me ignora—. Se supone que es más fácil escoger ropa casual que un vestido de gala, pero tú haces ver complicado ambos. Tacha eso, tú haces ver complicado todo lo que tenga que ver con ropa.

—Tú Adria Sotomayor habla mientras puedas. Que pronto conseguiré el conjunto perfecto para que uses.

—¿Cómo todos los años?

Ella niega. —No, este será diferente. No es cualquier año. Es el año.

Ahora soy yo la que entierra la cara en el colchón mientas Marisol habla hasta por los codos de los colores de la temporada y no sé qué cosas más.

Ahora soy yo la que entierra la cara en el colchón mientas Marisol habla hasta por los codos de los colores de la temporada y no sé qué cosas más

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—¡Tres días! —Marisol grita mientas bajamos las escaleras hacia el comedor. Hoy milagrosamente vamos a tiempo para desayunar con calma y llegar a tiempo para la salida del bus hacia el colegio.

—¿Soy yo o te estás emocionando demasiado por todo esto de la fiesta? —me hago a un lado cuando algunos niños bajan corriendo las escaleras—. ¡No corran que se pueden caer! —ellos gritan una disculpa, pero a los segundos escucho de nuevo sus pasos corriendo por los escalones. Veo a Marisol—. ¿Qué te estaba diciendo?

—Algo sobre emocionarse —ella para de caminar para arreglar la corbata negra del uniforme.

—¡Ah sí! Que estás demasiado emocionada con lo de la fiesta del viernes.

Ella deja su corbata y sigue bajando—. ¡Tal vez es porque estoy emocionada! —su falda se levanta algunos centímetros cuando salta varios escalones. Algunos chicos que van cerca de nosotras apartan la mirada sonrojándose. Marisol ni se inmuta.

—Es solo una fies...

—No es solo una fiesta —Marisol sube unos cuantos escalones para estar más cerca de mí—. ¿Podrías por lo menos fingir que te interesa aunque sea un poquito? —ella hace un puchero—. ¿Por mí?

Una última vez (Reescribiendo)❌Where stories live. Discover now