Capítulo 43 · Negándome a creerlo, pero a la vez, asumiéndolo.

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El tiempo pasó rápido, tan rápido que apenas pude despedirme de Jason. Los dos gorilas que había como seguridad, habían llegado hasta nosotros para pedirnos que abandonásemos el jardín. Todo había acabado.

Al menos, todo por esta noche.

Volvimos al salón, para poder salir de allí por la puerta principal. Jason agarró mi mano y con firmeza se dirigió hacia la puerta principal, sin importar cuanta o que personas podían vernos. Yo, por el contrario caminaba cabizbaja intentando ocultar la sonrisa permanente de mis labios, al recordar lo que minutos atrás acababa de pasar.

- ¿Dónde has estado? – dijo Mark sorprendiéndome por la espalda. Solté la mano de Jason en un acto reflejo y la llevé a mi pecho.

- He... he estado ocupada... - dije volviendo a ocultar mi rostro para que Mark no pudiese percibir mi sonrisa.

- ¿Ocupada? ¿Con quién? – dijo Mark mirando a mi alrededor.

- Con... - miré a Jason. Pero éste ya no estaba a mi lado. Se había ido. – Nadie, no importa. ¿Cómo os lo habéis pasado? – cambié de tema, entristeciéndome al darme cuenta que toda esperanza sobre Jason había desaparecido de nuevo. Negándome a creerlo, pero a la vez, asumiéndolo.

- Bien. – contestó una sonriente Ana.

- ¿Quieres que te acerquemos? – preguntó Mark, mientras pasaba su brazo por los hombros de Ana.

- Oh no tranquilos parejita, se cuidar de mi misma. – dije forzando una sonrisa tras acabar la frase.

Me dirigí a la entrada, y entre la multitud de gente, perdí de vista también a Mark y Ana. Cuando conseguí salir del instituto, desabroché mis tacones y mientras los sostenía en la mano, caminé hacia casa, notando el frio asfalto en mis pies y el viento calar en mi fina chaqueta. Crucé mis brazos, mientras sostenía la chaqueta, intentando taparme más.

El coche de Kyle en la entrada y la luz del salón encendida, me hacían sospechar que tal vez tenía compañía. Pegué un notorio portazo con la puerta del patio, para avisarle de mi llegada. No quería interrumpir ninguna situación comprometida, y menos, con mi hermano.

Abrí lentamente la puerta, dándole tiempo. Cogí aire para afrontar la situación, y cuando abrí, me sorprendí al encontrar a mi hermano, solo en el sofá, dormido.

- ¿Kyle? – susurré cerca de él. – Kyle, vamos te has quedado dormido.

- Ahora iré mamá, estoy esperando la llamada de Ash... - dijo un somnoliento Kyle.

- ¿Mama? Kyle, soy yo, Ash. – dije zarandeándole.

Por fin abrió los ojos, incorporándose inmediatamente.

- ¿Ash? ¿Qué haces aquí? ¿Con quién has venido? ¿Has venido sola? ¿Te ha pasado algo? ¿Quién te ha hecho daño?

- Para, para, para... por dios Kyle, estoy bien ¿vale? – dije sonriendo. – La fiesta ha terminado.

- Lo siento... pretendía ir a buscarte... - dijo éste pasando la mano derecha por su nuca.

- Tranquilo, venga vamos a dormir.

Apagué las luces, mientras Kyle como podía, subía las escaleras para llegar a su cuarto.

Entré a mi habitación, cerrando la puerta antes de encender las luces, para no iluminar la habitación de mis padres, la cual estaba enfrente. Dejé mis zapatos en el suelo, de nuevo con sigilo.

El perfecto experimento de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora