~ Capítulo 25 · El televisor ~

6K 434 22
                                    

Desperté por una luz blanca cegadora. Intenté tapar mis ojos con mis manos pero algo me impedía moverlas. Miré a todos lados lentamente intentando que mis ojos fuesen acostumbrándose a esa luz. Todo cuanto me rodeaba parecía una especie de laboratorio. Miré mis manos para saber qué era aquello que me impedía moverlas. Mis manos y mis pies estaban atados con cuerdas de fuerza, mi ropa había sido sustituida por una bata de hospital, y de mi cabeza notaba la incomodidad de tener enganchados algunos cables, supongo que con ventosa.

Intentaba mantener la calma. Esto no podía ser cierto. Delante de mí, había una televisión bastante grande, la cual se encendió de imprevisto.

- Querida Ashley, si estás aquí es para saber la verdad. No sé si recuerdas mi voz, pero te daré una pista, me conociste hace poco. – dijo la voz desde el televisor.

No hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta de que se trataba de Bruno.

- Si estas así vestida, es porque después de que sepas la verdad, pienso experimentar con tus células de nuevo. Lo siento pequeña pero naciste para la ciencia y cuanto antes asumas que tu cuerpo solo vale para realizar experimentos, mejor. Te dolerá menos. – volvió a decir Bruno.

Maldito Bruno...

- Supongo que así es la vida. Siendo mujer naciste para ser esclava del hombre, y eso es lo que vas a ser para mí. – dijo Bruno a través del televisor.

- ¿¡QUE!? - grité - ¡MALDITO COBARDE! ¡¡A VER SI ERES TAN VALIENTE DE REPETIRME ESO A LA CARA Y SIN TENERME RETENIDA!!

Di unas cuantas bocanadas de aire para intentar tranquilizarme.

- Miserable... - Escupí con desprecio.

El odio y la ira iban apoderándose de mi cuerpo cada vez que recordaba que semejante barbaridad había sido capaz de decir.

- ¿Estas lista? Ponte cómoda porque aquí va tu historia. – Anunció él.

Tras esa frase, empezó un video sobre mi infancia. Diferentes fotografías con mis familiares desde los dos años hasta los diez aproximadamente. Me emocioné al pensar que jamás volvería a verlos, por una estupidez mía.

- Y así fuiste creciendo y creciendo. - dijo Bruno con un tono aburrido.

Las fotos de los años siguientes hasta la actualidad, comenzaron a pasar más rápido, apenas duraba un segundo cada foto reproducida.

- Pero... ¿sabes porque no hay fotos tuyas recién nacida? – preguntó él.

- ¿Porque? - pregunté armándome de valentía sin saber si quería saber la respuesta.

El perfecto experimento de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora