El pecado capital: ira

Start from the beginning
                                    

-¿Cuándo necesitan mi presencia?

-Lo mas rápido que sea posible.

-Esta bien. Gracias por el mensaje, Marcos- no me respondió. Lanzo una mirada y se volteo.

 El lugar de los ancianos no queda lejos de mi casa. Siempre hay que mantener al pecado cerca. Mientras voy saliendo de casa, veo a Deline caminando hacia mi. Dirijo rápidamente mi mirada al suelo para no verla. No pierdo el camino y sigo caminando.

-¡Espera! ¿A dónde vas?- me grita Deline.

-Me dirijo hacia el Juicio.

-¿Con los ancianos? ¿Te molesta si te acompaño?

-Si así desea hacerlo. Su compañía estará bien- digo formalmente. 

-No tienes porqué ser tan formal. Papá no está cerca así que levanta la cabeza. Al menos no eres el pecado del orgullo. Tendrías mas problemas de los actuales.

-Sí- digo casi suspirando.

-¿Cómo te va con las transformaciones?- pregunta curiosa.

-Me va bien, ¿por qué?

-Solo por saber. Ya sabes, no siempre hablamos y quería saber como ibas. Eso es todo-dice sonriendo.

-Ya veo-digo desinteresada.

 Aun así esto me da muy mala espina. Ella sabe algo que no me quiere decir. Nunca me ha tratado de manera tan amable. Espero que no sea tan malo. Miro hacia lo lejos y veo a Alex, mi hermana mayor. Es mayor que Deline y yo por dos años.

-Atenea, ¿a dónde vas?-pregunta Alex

-Al Juicio-digo desanimada.

-Mm ok. ¿La estas acompañando Deline?-pregunta Alex 

-Sí, porqué no habría de hacerlo-dice Deline nerviosa.

-Que bien. Te veo luego Ate. Que tengas suerte-dice Alex despidiendose.

-Gracias-dije sin evitar una sonrisa.

  Continúe caminando y completé mi viaje. Había llegado al Juicio, el lugar de los ancianos. 

-Nos vemos luego, Ira-dice Deline mientras se va con un tono sospechoso.

-Nos vemos, hermana-digo mientras bajo un poco la cabeza.

  Entro al lugar y un hombre vestido de negro me dirige hacia los ancianos. Caminamos por varios pasillos hasta que llegamos a el punto de control. Me abre la puerta y me hace seña para que entre. Cuando entro, hay una mesa rectangular con todos los miembros del Juicio. No falta ni uno. He visto algunos de ellos en varias llamadas que se me hacen. Pero esta es inusual. Siempre me llaman una vez al mes y este mes ya me llamaron. Supongo que alguien se quejo de mi presencia otra vez. Voy a tener que cortarles la lengua para que se me haga mas fácil la vida.

-Pecado de la ira, ¿sabes porqué estas aquí?

-No lo sé- digo con tono exaltado mientras lo miro directamente a los ojos. Ya llegue y estoy harta. Me quiero ir. No tengo tiempo para ellos.

-¡Insolente! No le hables así al líder del clan Storni. Recibiras un castigo peor que la muerte si-

-¡Suficiente!-el líder lo interrumpe- Preguntare otra vez. ¿Sabes porqué estas aquí?-dice en tono duro.

-No. No lo sé. No me informaron hasta hace unos minutos que viniera-digo harta de la situación. En el pasado me torturaron mucho porque otros magos se quejaban de mí . Siempre estuve rodeada de anthropinos y como quiera me odiaban. Mi ira era incontrolable muchas veces y por eso he recibido castigos grandes.

-Estas aquí porque ahora ejecutaras tu labor. Todo el trabajo que has hecho dominando tu bestia interior ahora dará frutos. En otras palabras, serás enviada a cazar el Padre de los Siete Pecados Capitales. 

-No es una broma de mal gusto, ¿verdad?

-No mentiría sobre algo como esto.

-¿Por cuánto?

-¿Disculpa?

-Hablo de cantidad. ¿Cuánto dinero recibiré si logro cazar al Padre de los Siete Pecados Capitales?

-¡Niña insolente! No puedes negociar ese tipo de cosas con el líder solo porque a ti te conviene-me grita un anciano.

-No se meta anciano. Le puede dar un ataque al corazón- digo mientras lanzo una mirada fría hacia el anciano.

-300,000.00 dólares americanos-dice el líder 

-Es muy bajo presupuesto. Quisiera una suma de 200,000,000.00 de dólares.

-Lo consultaremos-dice el líder.

-No quiero que lo consultes-doy pasos hacia la mesa en la que están sentados y la golpeo con la mano abierta-Quiero que cumplas.

-Así será.

-Entonces, ¿tenemos un trato?-pregunte. Todos los ancianos se miraron unos a otros y miraron al líder en aprobación.

-Lo tenemos-dijo al fin.

-Entonces, ¿cómo comienzo mi trabajo? 

Los Siete Pecados CapitalesWhere stories live. Discover now