¡Corre!

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No veía, todo estaba nublado. Si no resistía un poco mas, mi transformación se podía desvanecer. Quedaría expuesta y me aniquilarían. Me quede unos instantes viendo la figura que estaba delante de mi. De pronto, todo dejó de moverse. Era como si se hubiera detenido el tiempo. Mi visión seguía igual, pero no había ni un sonido. Ya ni siquiera el olor metálico de la sangre me molestaba. Traté de salir del agarre de los magos, imposible. Ya no me quedaban fuerzas.

Alcé la vista y vi una silueta mas. Éste si se movía, lo cual me sorprendió. 

-Hija, debes recordar quien eres-dijo el hombre mientras acariciaba ni hocico-. Tu vida depende de ello. 

-¿Quién eres?-pregunté.

-Todo será a su debido tiempo. Ahora corre.

¿Qué?


¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!

Me levanté de golpe y me aferré a la cama. Estaba agitada. Tome el móvil y apagué la alarma. Miré la hora y suspiré. Tome mis manos y las lleve a mi cara, respire hondo y salí de la cama. Fui al baño y, a pesar de que no había salido el sol, tome una ducha de agua fría. Sequé mi cabello y revisé el símbolo de mi hombro. Estaba justo igual que aquel sueño, oscuro. 

Salí del baño y Jake estaba en la cama.

-¿Qué haces?

-Tratando de dormir un poco mas en un lugar mas cómodo-dice mientras se cubre con la sabana por completo. 

-Sal de la cama y date un baño-dije quitando las sabanas-. Lo necesitarás-balbucee.

-Dame diez minutos mas. Tu duermes en la cama como reina y yo en el sofá como bufón. Deberías aprender a compartir, princesa-dice quitando las sabanas de mis manos y volviendo a arroparse.

-Tu fuiste el que dijo que dormiría en el sofá.

-Sí, pero pensé que al menos dirías algo como "Podemos compartir la cama."

-No estoy tan mal de la cabeza como para dejar que un pervertido duerma en la misma cama que yo-dije logrando arrebatar las sabanas-. Ahora ve al baño-ordené.

-Entonces, debes estar solo un poco mal de la cabeza como para dejar que duerma en la misma habitación. 

-Deja de-quedé interrumpida por la puerta. Tocaron la puerta por segunda vez y me paralicé. 

-¿Vas a abrirla o no?-preguntó Jake.

Abrí la puerta y me sorprendió que la persona que la haya tocado fuese pereza.

-Puedo escucharlos pelear. Podrían bajar la voz un poco. 

-Sí. Disculpa el desorden.

-No te preocupes. Solo no hagan ruidos raros. Bueno, voy a volver a dormir.

-No haremos ruidos raros. No podemos-dijo Jake-. Está en sus días-añadió.

Voltee a ver a Jake furiosa. Ya que no había avión e inocentes de por medio, era hombre muerto. Pero esa no sería mi jugada hoy.

-No. No podemos, pereza. Él olvidó sus pastillas de Viagra en el taxi y ya que según él estoy en mis días pues no se puede hacer nada. Que triste historia, ¿no?

-Espero que puedas comprar mas pastillas-dijo retirándose.

Tan pronto cerré la puerta y observé a Jake no pude mas que aguantar la risa. Era evidente que quería reírme en su cara. Sin embargo, solo sostuve una sonrisa burlona. 

Los Siete Pecados CapitalesDove le storie prendono vita. Scoprilo ora