¿Ahora qué?

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Luego de recordarme la existencia de Casio y que Jake es solo un pervertido desgraciado que le gusta jugar con las personas, dejé de acercarme a Jake. Claramente me siento culpable de haber disfrutado ese beso y me siento como arroz, digo zorra. De cualquier modo, ya no estoy usando la camisa de Jake, su olor es una distracción. Me cambie rápidamente antes de irnos. 

En estos momentos andamos caminando sin rumbo en el bosque con Woody como guía. No sé qué vamos a hacer de aquí en adelante, pero siento que no tenemos una meta clara."Matar al Padre", es lo que me diría Allan pero estamos en medio de la nada. ¿Se supone que el Padre venga hacia nosotros con un cartel que diga: "Mátame"? Que fácil es decir matarlo, cuando ni siquiera sabemos dónde está.  Y para mejorar un poco la situación parece que nunca vamos a salir del maldito bosque. Siento que Avaricia quiere matarme con la mirada, Janet no puede ni con su vida, después de comer tanto ni yo podría, Pereza... no le veo la diferencia, él siempre está igual, Envidia esta demasiado tranquila y Jake pues ni modo esta en el limbo quizás pensando en cosas no tan sanas. Que puedo decir, esta justo delante de mí y no quiero tener contacto con ese tipo.

Me suda la vida, camino sin rumbo en un bosque, ando con gente que apenas conozco y tengo hambre. ¿Puede ser peor? Justo que lo pienso y veo nubes grises. Perfecto. La vida quiere seguir complaciendo a esta pobre idiota. Solo se podían escuchar truenos, todavía no llovía. Pero no había que esperar mucho para que Pereza pareciera un pollito mojado. 

Seguimos caminando hacia la nada cuando se escucho un arma. Me agache tan pronto como pude. Cuando levante la vista, Janet yacía en el suelo. ¡Carajo! Fui gateando hasta su paradero, para cuando me percaté, los pecados habían desaparecido. Se estaban cubriendo de las balas y yo era la única idiota con Janet en el suelo. Tenia el pulmón perforado, se ahogaba con su sangre. Si no hacia nada, pronto se ahogaría, moriría y de nada nos serviría un cadáver. Revisé si había atravesado y para mi suerte fue así. Lamí mi mano y pase la saliva por la herida, sano mas rápido de lo normal. Cuando sanó, sacó toda la sangre tosiendo y escupiendo de lado, aún en el suelo. 

Pronto llegarían mas así que no perdí el tiempo y me transformé estando en el suelo. No podían herirme, a menos que su poder fuese lo suficientemente fuerte para herirme o paralizarme. Pronto comenzaron los disparos. Solté un breve rugido a los enemigos y les lance fuego. Las sombras de Avaricia estaban paralizándolos uno a uno. Es de día e imagino que durante el día no tiene tanto dominio, las nubes solo la ayudaban a poder controlar mejor sus sombras pero ella no podía transformarse en una. Nunca vi a Jake transformarse, sé que tomo un arma de ellos y comenzó a disparar de vuelta. Envidia se llevó a Janet corriendo luego de que mi rugido y mis alas sirvieran como escudo. A Pereza no lo vi, no estaba en el suelo y tampoco vi cuando se transformó. Allan se transformó y se llevó a Avaricia volando. Yo queme todo a mi paso, por ahora o llegaba nada ni nadie que pudiese detenerme.

La lluvia comenzó a caer y con ello el bosque que estaba en llamas, gracias a mí, se iba apaciguando. No obstante la guerra continuaba. De momento vi una enorme roca volar hacia nuestra dirección. Janet y Envidia no estaban tan lejos como para esquivar el peñón y Jake estaba casi a mi lado disparando.  Tomé a Jake y lo cubrí con mis alas, la roca apenas me rozo. Pero Janet y Envidia la tenían justo en sus talones. Deje de cubrir a Jake y busque con la mirada a Janet y Envidia. La roca fue detenida por un perro gigante de tres cabezas, un Cancerbero. Envidia apareció justo detrás del Cancerbero, Janet era el perro.  

Janet sacó la roca a un lado y fue directamente a devorarse a nuestros enemigos. Me pasó por al lado a toda prisa y comenzó a devorar a los hombres. Lo único que hacia era herirse, su piel no era tan dura como la mía y habían magos con buenas habilidades. Socorrí a apoyarla en su locura. Aplaste hombres, arranque cabezas, queme todo lo que parecía tener motivos para morir bajo mi ira. Alce vuelo y comencé a atacar desde los cielos. El clima seguía empeorando y la lluvia no cesaba. 

Me aleje del enemigo y aterrice para tomar un respiro de tanta sangre. La lluvia cada vez era mas fuerte, no paraba de llover. El viento tenia tanta furia en sí, que podría decir que el cielo estaba enojado con tanta sangre. Alimentar al bosque con sangre y muerte esta prohibido o al menos eso decían las historias de los ancianos. 

Volví a mi río rojo de gritos y plomo, pero para cuando llegué tan solo era un río rojo de gritos muertos. Cadáveres hasta en los arboles, eran una decoración macabra para aquel bosque. La lluvia y la sangre, una mezcla de olores que no querrías contigo. Pero yo olía a muerte. Cada paso que daba era lodo, sangre y cadáveres. El sonido de la lluvia y los cadáveres crujiendo a mis pies, música para la demencia.

Justo cuando pensé que terminaría, fui atacada con una lanzacohetes. Me derribo por completo el impacto. Fue totalmente inesperado. No recibí daño alguno, solo caí. Ese disparo  fue lo que hizo que la copa de vino se volviera a convertir en sangre. 

Los disparos comenzaron otra vez y a pesar de que la corriente de gritos había cesado, el río volvió a gritar. Envidia y Jake disparaban, Janet herida seguía matando lo que se le atravesara en el camino, Allan y la enana atacaban desde los aires y Pereza nunca lo vi en acción.

Cada vez llegaban mas de ellos y parecía que nunca iban a parar al igual que esa lluvia infernal que nos acompañaba. Janet fue la primera en caer del cansancio y heridas, Avaricia por un rayo de luz, Allan fue herido tratando de sostener a la chica. Los únicos en pie éramos Jake, Envidia y Pereza aunque no sabia desde donde operaba o donde estaba. Seguí peleando en aquel infierno hasta que escuche el sonido de una ola. El mar no estaba cerca, no había manera de que hubieran olas cerca. Alce vuelo sin Jake y Envidia, estaban demasiado lejos como para recogerlos. El bosque completo se llenó de agua salada. Seguí volando y el agua con vida propia me atrapó.

Trate de salir pero fue imposible. Mi transformación se iba debilitando. Poco a poco volvía a ser un simple humano. Mi visión se volvía borrosa y mis pulmones me pedían oxigeno. Era el final, lo sentía. Me faltaron segundos para llenar mis pulmones de agua y caí al suelo. 

Los Siete Pecados CapitalesOnde as histórias ganham vida. Descobre agora