9. Órganos y seres antidarwinistas

374 2 0
                                    


El corazón desconocido para la evolución

Otra de las estructuras homólogas que suelen proponerse como pruebas de la evolución es el corazón de los vertebrados. Se trata de un órgano fundamental que aparentemente parece ilustrar bastante bien el pretendido desarrollo evolutivo del aparato circulatorio entre peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos a partir de un único antepasado. De nuevo sir Gavin de Beer lo propone así: «En el corazón de los anfibios hay un solo ventrículo, mezclándose en él las corrientes sanguíneas venosa y arterial. El ventrículo de los reptiles tiene un tabique incipiente e incompleto, que en los mamíferos es completo y separa las corrientes sanguíneas venosa y arterial, yendo la última al cerebro. He aquí un caso de cambio de estructura que muestra gradación dentro de la unidad de plan» (de Beer, 1970). Parece lógico que el corazón de los vertebrados muestre gradación de lo sencillo a lo más complejo. Un pez es un animal mucho más simple que un hombre y, por lo tanto, es razonable esperar que la mayoría de sus órganos estén también más simplificados. Sin embargo, debe señalarse que «simple» no es sinónimo de «imperfecto». El corazón de los peces es evidentemente más simple que el de los mamíferos, pero funciona perfectamente en el medio acuático. Su fisiología es perfecta bajo el agua. Un corazón más complejo, como el de los reptiles o mamíferos, no sería viable metido en un animal que respira mediante branquias. Cada especie tiene los órganos que necesita para vivir en el medio ambiente que ocupa.

Veamos con más detalle cómo es el corazón que poseen las diversas clases de vertebrados. La mayoría de los peces, tanto los que poseen esqueleto óseo (Teleósteos) como los que lo poseen cartilaginoso (Elasmobranquios), poseen un corazón que está constituido por dos cavidades situadas en serie, una aurícula y un ventrículo. Cada una de estas cámaras lleva adosada otra. De modo que, en realidad, las cavidades son cuatro. Un seno venoso conectado con la aurícula, por donde penetra la sangre al corazón, y un bulbo cardíaco contiguo al ventrículo, por donde la misma es expulsada. Este sistema constituye una bomba simple pero eficaz, capaz de transportar el fluido vital desde las branquias a los diferentes tejidos del animal y viceversa. La elasticidad del bulbo contribuye a amortiguar la presión que desarrolla el latido cardíaco y de esta forma se produce un flujo de sangre continuo y uniforme a través de las branquias. Existen unas válvulas que evitan la circulación en sentido inverso. De manera que, para las necesidades de intercambio gaseoso que presentan los peces, este corazón es un órgano perfecto.

Conviene señalar aquí un hecho que con frecuencia suele pasar inadvertido. Dentro de la superclase de los peces existe un grupo, la subclase de los dipnoos, ¡cuyo corazón se parece al de los mamíferos, aves y cocodrilos! El fisiólogo inglés Knut Schmidt Nielsen lo explica con estas palabras: «La aurícula del corazón está dividida en dos cámaras por medio de un septo, y el ventrículo está parcialmente dividido. De este modo, el corazón del dipnoo se parece en cierto modo al corazón completamente dividido de los mamíferos, aves y cocodrilos. El corazón de los dipnoos, de hecho, muestra un grado de división estructural mayor que el de cualquier anfibio» (Schmidt-Nielsen, 1976). Este hecho contradice una vez más la pretendida gradación del corazón de los vertebrados. ¿Cómo explicar que un grupo de peces tenga el corazón casi tan complejo como los mamíferos? Esto rompe la escalera del progreso evolutivo. No es posible seguir apelando el ejemplo del corazón como órgano homólogo que ilustra la evolución.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La caída de la evolución: Lo que Darwin no sabíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora