Gruñó entre dientes, despegando la nota de la pared. Sus ojos se dirigieron hacia Charlie, quién aún recogía sus pertenencias. Frunció las cejas ante las palabras escritas en aquella familiar caligrafía.

Eres el idiota más grande que conozco, ¿me oyes? Si no vas a hablarme, escribir estas estúpidas cosas podría beneficiarte. Un 100% no te define, y obviamente tampoco un 96%.

Empaca tu mierda, nos mudamos al ala Este.

-Charlie.

Harry abrió los ojos como platos en compresión, sus ojos se desviaron en busca de la bruja responsable de este nuevo patógeno.

Al ver que sus pertenencias ya no estaban, sus pies lo devolvieron rápidamente hacia su cubículo.

Se tiró del cabello, completando la idea de adjuntar otra de sus post-it notas en su diario de nuevo. Sabiendo que podría regresar en cualquier segundo, pensó rápido antes de colocar la nota contra el fino papel de su cuarta entrada.

—¡Muévete, Styles! ¡No tenemos todo el día! —Rick gritó desde afuera, su voz desvaneciéndose al desaparecer por el corredor. Harry se quedó estático mientras su mente neurótica luchaba en aceptar el hecho de que eso realmente estaba ocurriendo.

La oficina que tanto había querido tenía que compartirla con... ella. No, no podía ser posible. ¿Todos tenían una prueba diferente? No, eso tampoco podía ser posible. Rick es un culo perezoso que no tiene el tiempo suficiente de hacer ese tipo de cosa avanzada.

Harry colocó su diario cuidadosamente en su maletín, y luego sacó una caja. El escrupuloso tiempo que tomó colocando sus bolígrafos y lápices en la caja sería gracioso para otros, pero era substancial para Harry. Finalmente pudo acomodar sus documentos en la caja, para después colocar su lámpara de escritorio sobre la montaña de artículos de oficina.

Su problemática mente estuvo en su contra al encaminarse hacia el lado este del edificio. Sabía que Charlie estaría ahí, y necesitaba uno precisos tres minutos para pensar en algo que decirle. ¿Debería dejarle una nota también?

¿Realmente acabo de pensar en acceder a su tonto juego? Harry apartó esos pensamientos, sabiendo que estaba agravándose él mismo.

Cargó su caja pesada con pesadumbre, nadie realmente sabía lo tonificado y hermoso que Harry era sin su ropa de trabajo. Tenía la tendencia de dejar que su neurótico cerebro se alocara en el gimnasio y cargara trescientas libras de pesas a la velocidad de su rabia.

Nadie podría notar la cantidad eterna de problemas con los que lidiaba, pero eran inexplicables. Su cerebro trabajaba demasiado rápido y de vez en cuando, necesitaba un descanso de pensar. Incluso al dormir Harry luchaba con sus propios demonios psicópatas.

Se sacudió fuera de su mundo, y reparó en la oficina frente a él. Esa oficina era realmente importante, ya no más cubículos para trabajar. En un lado se encontraba un escritorio con cajas, y el otro estaba equipado con uno casi idéntico.

Se detuvo en seco notando que Charlie había tomado el espacio derecho de la oficina. Estaba colgando su pizarra seca de nuevo mientras las conchas de las etiquetas caían sin cuidado. Harry arrugó el rostro cuando las observó caer al suelo alfombrado.

—Ne-necesito el lado derecho —Harry le dijo con su prominente acento inglés marcando cada palabra.

Los ojos de Charlie aterrizaron en los suyos y notó que hoy estaban más oscuros. Casi eran grises, y eso definitivamente terminaría en su diario. (aunque no quisiera)

—Bueno, yo llegué primero. Tú estabas demasiado ocupado escribiendo en ese diario tuyo —sonrió, devolviendo su atención a la pizarra y despegando la última pegatina. Sus pequeñas manos levantaron el objeto con el fin de postrarlo a la pared de nuevo.

Heed ➳ h.s (español)Where stories live. Discover now