Dean le roba la señal de Internet a su vecina, y ella ni siquiera lo sospecha. El Wi-Fi está encendido todos los días, a toda hora. Para él eso está bastante bien. Pero con el tiempo, Nicole decide que por las noches desconectará el Internet.
El mun...
Wifi dio su segunda camada, aunque para Dean y Nicole era la primera. Consistía de cuatro gatitos; manchados o siameses.
Lamentablemente los chicos no presenciaron el nacimiento, llegaron tarde porque Dean se quedó a limpiar los heces de un perrito de la calle y ofrecerle tantitas croquetas.
—¡Es tu culpa!—reclamó Nicole.
El chico rizado rodó los ojos y sacó su celular para tomar fotos, sus ojos se abrieron como dos platos, ycomenzó a buscar la señal de internet moviendo de un lado a otro su móvil.
—Vamos, has estado en mi casa antes, ya sé que nunca habías tenido tanta señal, pero no es para tanto.
—No es eso—seguía deslizando su smartphone entre las paredes y objetos—. He encontrado la fuente de vida del internet, jamás la había visto—provenía de alado de la nueva cama de Wifi.
—¿Hablas del modem?—enarcó una ceja.
—¡Exacto!—sonrió de oreja a oreja—. Es tan perfecta esa cajita blanca con lucecitas verdes parpadeando y una chula antenita.
Dean era tan feliz. Le parecía tan impresionante cómo algo tan pequeño contenía la mayor red de la Web.
—Sí, cuando quieras le haces una sesión de fotos—dijo la chica con gracia, después su risa se desvaneció al verle tomar más fotos al modem y no a sus gatos—¡Oye!
—Es broma, ya no siento nada por el internet, sólo estaba despidiéndome de él.
—¿Su relación terminó?
—Sí, me resigno a perderlo.
—Déjame adivinar, ¿tus padres ya se enteraron?
Dean negó, esa sería una pesadilla. Pero el hecho de que su hermano mayor lo supiera, era todavía peor, porque sacaba provecho de la situación.
—En realidad le está fallando el touch a mi celular, y mejor ya no lo usaré tanto—mintió—. Me desespera que se trabe.
—Bueno, puedes usar mi celular cuando quieras—ofreció Nicole. Dios, en estos tiempos prestar tu celular es una propuesta comprometedora.
—Gracias—sonrió mostrando los dientes Dean—. Pero otro día, se me ocurrió una gran idea ¡Hagamos un snap con los gatitos!
Nicole asintió entusiasmada y aprovecharon el momento para hacer tonterías, grabaron a los pobres animales débiles con los párpados cegados, y les cantaron las mañanitas por haber nacido.
También cargaron a Wifi y le hicieron un masaje.
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