30.- Nueva foto de perfil.

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—No, esto no es urgencias, número equivocado—alcanzó a colgar Dean.

Zac giró hacia él y le arrebató el móvil. Sus padres intercambiaron miradas.

—¿Qué significa esto, jovencitos?—reclamó su madre.

—¿Recuerdan lo que les quería decir en la cena?—respondió el hermano mayor, Dean llevó sus manos a su cara, ya no había nada que hacer—.Tengo celular.

—¿Qué?—se sorprendió el chico de cabello rizado.

—¿Tú?—preguntaron incrédulos sus padres—. Pero Zac, tú tienes tecnofobia y siempre nos has apoyado...

—Es temporal—interrumpió el castaño—. No lo soporto, es lo más repugnante que he tenido en toda mi vida, mis manos se calientan, y me duelen los ojos de mirar la pantalla. Es demoniaco, contiene información no confiable... ¡Internet!

Dean estaba boca abierto ¿Qué era toda esa mentira?
Como sea, le beneficiaba seguir la corriente.

—No comprendo—habló su padre—¿Entonces por qué lo usas? ¿Y si es tuyo, por qué Dean lo traía?

—Seré breve—explicó Zac—. En la Universidad me obligaron a usarlo, dicen que no puedo avanzar en mi carrera si no llego a aceptar que las tecnologías son parte de la medicina y que esto seguirá evolucionando, ya en las cirugías se incorporan los aparatos electrónicos, como en la laparoscopia, meten una pequeña cámara dentro de tu abdomen, mientras la manejan a través de una computadora, sirve para reducir el riesgo por un mal corte o...

—Dijiste que iba a ser breve—susurró su hermano.

Zac sacudió la cabeza. —El punto es que, como proyecto final, exclusivamente para mí, tenía que comprar un teléfono para comprobar que estoy intentando cambiar mi forma de ser, sin embargo, les rogué que no me hicieran un acto tan desagradable, pero no logré cambiarlos de opinión. Desean reprobarme, no obstante, llegamos a un acuerdo donde me comprometía a llevar un móvil con la condición de que ellos no vuelvan a pedirme semejante cosa. Ahí es cuando entra Dean, yo no gastaría tanto dinero en un celular, es absurdo que aparte de inservibles, sean costosos. Él, como buen hermano, se ofreció a ayudarme, tenía un amigo que estaba por vender su smartphone, y yo acepté comprarlo a un precio bajo por esa misma razón. Pero como el número era de esa persona, le siguen marcando, yo no tolero contestar y Dean me hace el favor de recibir la llamada.

—Tiene sentido—aseguró su madre.

—Exactamente, en realidad cuando estoy frustrado, aviento el celular así—hizo la demostración, al chico de cabello negro se le paró el corazón el ver volar su móvil—. También cuando estoy enojado lo tiro de esta manera—lo recogió y volvió a aventarlo hacia un jarrón—Y cuando estoy lleno de ira, hago esto...

—Suficiente, creo que ya entendimos—lo retuvo Dean, para salvarlo de la destrucción final.

—Es entretenido hacerlo—alzó los hombros Zac—. Pueden intentarlo igualmente, ¿Alguien gusta?

Sus padres negaron y Dean suspiró aliviado.

—Estoy feliz de que hayas confesado la verdad, y que demostraras que sigues odiándolos, por eso no me opondré a que lo sigas usando.

—Gracias—sonrió él.

—Pero cariño, pensé que el celular era de Ryan y sólo lo había olvidado aquí...—espetó de nuevo la mujer.

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