Capítulo 19: Proyecto DACS

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Cuando Izumo y Tatara regresaron al bar, encontraron a Yata vendando la mano de la joven con gran parte del botiquín esparcido sobre la barra. El pelirrojo había enviado un mensaje a los miembros del clan avisando de que habían encontrado algo y suponían que tenía algo que ver con lo que había pasado minutos antes en el skatepark.

Ninguno de los dos había visto exactamente que era, ya que desde su ubicación no habían visto nada más que a [Y/N] sangrando y a Yata preocupado. El skater había intentado detener la hemorragia con un pañuelo sin mucho éxito y, al final, la pareja había salido corriendo en dirección a HOMRA en busca de ayuda.

—¿Qué ha pasado?— preguntó Izumo con disimulo.

Yata apartó levemente la vista de su labor, aliviado al ver a Kusanagi. Aunque había desinfectado la herida lo mejor que había podido, no tenia ni idea de cómo hacerlo. Normalmente el siempre era el paciente y eran Izumo y Tatara quienes le curaban. Temía no haber sacado todos trozos de porcelana y que la herida se inflamase.

—¿Dónde estabais?— Era raro que Izumo se ausentase del bar en horario de apertura. 

—Tenía que comprar unas cosas, pero hemos vuelto en cuanto hemos visto tu mensaje— se encogió de hombros acercándose a ellos. Tan preocupado como estaba, Yata no le dio mayor importancia, a pesar de que ninguno de los dos llevaba ninguna bolsa. Detrás de Izumo, Tatara sonrió inocentemente escondiendo la cámara a su espalda.

—¿Necesitas ayuda?— Izumo tomó asiento y observó las gasas ensangrentadas. 

Yata asintió, empezando a deshacer el vendaje. La situación no era tan mala como hubiese podido parecer por el comportamiento del chico. Aunque [Y/N] tenía un par de heridas, eran cortes limpios por lo que no deberían dar problema. Yata tendía a exagerar cuando se trataba de ella.

—¿Puedes doblar la mano?— preguntó el rubio, sosteniendo la mano de [Y/N].

La joven asintió y siguió sus indicaciones. Un pequeño gesto de dolor surcó su rostro. Yata palideció.

—Dime dónde te duele— Izumo comenzó a apretar con suavidad la mano de [Y/N] y, cuando localizó el punto en el que tenía algo clavado, se giró hacia Tatara. —¿Puedes traerme unas pinzas?

El castaño asintió y fue al baño. No tardó en volver con las pinzas en la mano y un bote de alcohol para desinfectarlas. Lo dejó con suavidad al lado de Izumo.

—Yata, dale la mano— ordenó Kusanagi. —Va a escocer un poco, si te duele puedes apretar la mano de Yata— añadió para [Y/N], sonriendo antes de coger las pinzas. 

Ella contuvo un grito ahogado cuando el rubio extrajo la esquirla.

—Ya está, ahora hay que dejar que cicatrice— aseguró, limpiando la mano con cuidado.

—Gracias— Izumo le revolvió el pelo con afecto.

—Tampoco ha sido para tanto, ¿verdad?— Tatara intentó animar a Yata, que poco a poco recuperaba el color en su cara. Seguía un poco pálido pero al menos ya no parecía estar viendo un fantasma.

Durante el resto de la tarde, los integrantes del clan rojo fueron llegando a HOMRA. Cuando al fin estuvieron todos, Izumo cerró el bar y se dirigieron al sótano. Yata les habló sobre la tarjeta que habían encontrado y los chicos estuvieron de acuerdo en examinar el contenido juntos. Con un silencio casi reverente, pusieron la tarjeta en el pequeño proyector que solían usar para ver películas.

Al principio, sólo apareció un listado de ficheros de texto con nombres codificados numéricamente que no aportaba ningún tipo de información. O al menos, no para ellos. Sin embargo, conforme los fueron abriendo, empezaron a sentirse más y más inquietos.

Shut your mouth! [Yata Misaki x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora