Capítulo 11: Dolor

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          [Y/N] empezó a correr en cuanto el tren se detuvo, sin preocuparse de la gente que había a su alrededor. Si se metían en su camino se limitaba a empujarlos para abrirse paso. No tenía tiempo para detenerse o andar esquivándoles.

          Habían pasado casi dos horas desde que recibió el primer mensaje con una foto de su hermano y desde entonces sentía que el mundo se iba a caer en pedazos. No entendía lo que estaba pasando pero necesitaba llegar cuando antes. Quizás debería haber avisado a los chicos pero quien quiera que fuese el que le había mandado los mensajes, tenía a Ryu y estaba claro que quería algo de ella o si no no la habría contactado. [Y/N] había visto las películas suficientes como para saber que en estos casos siempre se amenazaba con matar a alguien si se avisaba a la policía y, aunque HOMRA no tenía nada que ver con la policía, no iba a arriesgarse. Por las fotos parecía que Ryu estaba malherido y quien sabe qué podrían haberle hecho en el tiempo que había tardado en llegar hasta Shizume. No sabía si habían vuelto a mandarle algún mensaje ya que, con las prisas, se le había caido el teléfono en algún lugar de la playa y no había querido perder tiempo buscándolo.

          Casi sin aliento, la joven llegó a la entrada del parque y se detuvo unos instantes. Le dolía horrores el pecho y le costaba respirar. Un pinchazo en su costado la avisó de que, en cuanto sus músculos se relajasen, iba a dolerle todo el cuerpo así que comenzó a correr de nuevo, dispuesta a encontrar a su hermano antes de que el cansancio pudiese con ella.

          Una vez dentro del parque no fue tan complicado como había pensado. A pesar de que era un parque muy amplio sus pies la llevaron hasta una pequeña fuente junto a la que se encontraba uno de los hombres que la habían estado siguiendo meses atrás, el día en el que chocó con Mikoto por primera vez.

          —¿Dónde está?— preguntó, segura de que él estaba implicado.

          —¿No vas a saludar primero?— preguntó el hombre con sorna. —Nos has hecho esperar mucho tiempo.

          —No estoy de humor para tonterías. ¡¿Donde narices está mi hermano?!— gritó, perdiendo la paciencia.

          [Y/N] sentía las lágrimas que empezaban a formarse en sus ojos. Todo esto ya era demasiado. Había aguantado y mantenido la compostura todo este tiempo pero esto la sobrepasaba. Ese tipo parecía estar burlándose de ella y no tenía tiempo para eso. Necesitaba ver a su hermano y saber que estaba bien.

          —Tsk, alguien debería enseñarte modales. Tienes suerte de que ahora tengamos prisa... ¡Hiroki! Ya podéis salir— dijo mirando a la espalda de la joven.

          [Y/N] se dio la vuelta y pudo ver como el otro hombre que la había perseguido se encontraba a unos metros de ella, cargando con el cuerpo inerte y ensangrentado de Ryu. Asustada se llevó las manos a la boca para no gritar y el hombre de antes volvió a hablar.

          —No te preocupes, solo se ha desmayado. De ti depende. Danos lo que queremos y tú y tu hermanito podréis iros a casa sanos y salvos— canturreó, como si fuese algo divertido.

          La chica le miró confundida. ¿Qué era lo que querían de ella?

          —Los archivos— explicó el tal Hiroki cómo si eso tuviese que significar algo para ella.

          —¿Qué archivos?

          —No te hagas la tonta— dijo el otro hombre en su oído, haciendo que la chica brincase. ¿Cuándo se había acercado tanto a ella?

          —Registramos toda vuestra casa y allí no estaban. Supusimos que Ryunosuke se los había llevado pero parece ser que no— añadió Hiroki, que parecía ser el más razonable de los dos.

          —No sé a qué os referís. No sé nada de ningún archivo.

          —Es una lástima, muñeca— respondió el que estaba a su espalda, rozándole el cuello con su aliento. [Y/N] trató de alejarse pero el hombre la abrazó inmovilizándola. —¿Quizás tengamos que hacerte recordar?

          Como si eso fuese una señal, el que respondía al nombre de Hiroki sacó un cuchillo y lo clavó en el abdomen de Ryu. [Y/N] gritó angustiada y lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas. La rabia no tardó en recorrer sus venas haciendo que comenzase a patalear, gritar y morder para liberarse. ¡Ryu ni siquiera estaba consciente! ¿Qué clase de monstruos eran esos hombres?

          Tras varios minutos forcejeando, [Y/N] consiguió soltarse y corrió hacia su hermano, sin siquiera fijarse en el pelirrojo que se dirigía hacia ellos montado en su skate y con su bate de béisbol preparado. Sin embargo, los dos hombres si lo notaron y, al reconocer al miembro del clan rojo que se acercaba a ellos, se apresuraron en marcharse dejando caer el cuerpo de Ryu junto a la chica sin ningún tipo de cuidado.

          Yata vio como los dos hombres huían pero decidió comprobar si [Y/N] estaba bien antes de seguirles. Se había adelantado a los demás al escucharla gritar y temía que la hubiesen hecho daño.

          Casi había llegado a su altura cuando un grito desgarrador y lleno de dolor salió de la garganta de la joven, que empezó a llorar incontrolablemente. Al agacharse a su lado, Yata comprendió el motivo y sintió como su corazón se rompía al ver el sufrimiento de la joven que sostenía el cuerpo sin vida de su hermano, sin poder hacer nada.

          Ignorante de como se suponía que debía reaccionar o qué podía hacer para consolarla, Yata se sentó a su lado y la abrazó, haciendo que la chica apoyase la cabeza sobre su hombro. Le dolía demasiado verla así y, por más que quería ir detrás de esos tipos y romperles todos los huesos, no era capaz de dejarla allí sola.

          No supo cuanto tiempo pasó hasta que llegaron los demás miembros de HOMRA. Probablemente fuesen minutos aunque le pareciesen horas pero en ningún momento soltó a la joven.

          Los chicos se detuvieron al ver la escena ante ellos. Yata abrazando a [Y/N], quien lloraba desconsoladamente sobre su hombro mientras que en su regazo reposaba la cabeza de su hermano. Al ver la sangre Mikoto se apresuró en taparle los ojos a Anna y pedirle a Tatara que se la llevase de ahí e Izumo se acercó a los jóvenes para evaluar la situación.

          El rubio no necesitó mas que un vistazo para ver que el joven, que parecía haber sido golpeado con saña, llevaba horas muerto. Probablemente le habían mandado los mensajes a [Y/N] después de matarlo aunque no se le ocurría el por qué.

          —¿Qué ha pasado?— preguntó sin rodeos, ya que '¿estáis bien?' era una pregunta demasiado inoportuna en aquel momento.

          Al ver que la joven era incapaz de hablar, Yata le explicó rápidamente a Izumo lo que había visto al llegar. Tras escucharlo, decidieron buscar y seguir a esos hombres para saber qué querían y estaban a punto de salir en su búsqueda cuando llegaron los de SCEPTER 4, probablemente alertados por algún viandante al escuchar los gritos.

          Sabiendo que los azules insistirían en interrogar a [Y/N] sobre lo sucedido, Mikoto ordenó a Yata que la llevase a HOMRA y se quedase cuidando de ella. Estaba seguro de que lo que menos necesitaba la chica en esos instantes era un interrogatorio así que él se encargaría de que la dejasen tranquila.

          [Y/N] apenas era consciente de lo que pasaba a su alrededor. Lo único que podía ver era el rostro ensangrentado de Ryu aunque sabía que Yata seguía abrazándola porque sentía su calidez envolviéndola. Sin embargo, parecía lejano. Se sentía desconectada de su propio cuerpo. Ya ni siquiera sentía las lágrimas caer de su rostro o el cansancio. Lo único que sentía era un gran vacio en el interior y, tenuemente, los brazos del skater a su alrededor.

          Ni siquiera protestó cuando Yata la obligó a levantarse y la cogió en brazos. No tenía fuerzas para ello. Sentía como si el mundo entero acabase de destruirse para ella.

Shut your mouth! [Yata Misaki x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora