Capítulo 13: Sueños

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          [Y/N] se levantó sintiendo los ojos pesados, como si hubiese estado llorando. Unos fuertes brazos la envolvían y, al ver que se trataba de Yata, no pudo evitar sonrojarse. El pelirrojo la miró con atención y ella le sonrió levemente aunque enseguida su sonrisa desapareció al recordar el día anterior. Ryu. Sangre. Dolor. Muerte. Sus ojos comenzaron a humedecerse de nuevo y Yata se mordió el labio nervioso, no sabía qué hacer para que la joven se sintiese mejor.

          —Gracias por quedarte, Yata-chan— susurró con voz quebrada [Y/N]. —M-me siento un poco mejor cuando tú estás aquí— admitió apesadumbrada.

          Yata se sonrojó, mientras una sensación de calidez llenaba su interior. ¿Por qué le habían alegrado tanto esas palabras? Unos tímidos golpes en la puerta le ahorraron tener que responder. Al ver que [Y/N] se limitaba a mirar la puerta sin hacer amago alguno de moverse, el chico se levantó y la abrió, encontrándose con la pequeña Anna al otro lado.

          —Hay una reunión. Deberíais bajar, el Rey Azul nos ha mandado el informe y quizás podamos descubrir algo— le dijo al pelirrojo.

          [Y/N] reaccionó rápidamente y se levantó de la cama, colocándose junto a Yata. Aunque solo tenía ganas de pasarse el día escondida en la cama, las palabras de la albina le habían recordado que no tenía ni idea de qué había pasado con Ryu y necesitaba averiguarlo. Aunque Anna no le había mencionado directamente, estaba segura de que el informe tenía que ver con él. Impaciente, [Y/N] cogió a la pequeña con una mano y a Yata con la otra, y los llevó escaleras abajo con ella.

          Tatara miró con tristeza a la joven cuando la vio aparecer, con grandes ojeras rodeando sus hinchados ojos. Debía haber pasado la peor noche de su vida. Sin embargo, ver como sostenía con fuerza la mano de Yata le dio esperanzas de que no todo fuese tan malo como parecía ya que tras ver el estado en que se encontraba el día anterior, el castaño había temido que la hubiesen perdido para siempre. Ese simple apretón de manos podría ser precisamente lo que la ayudase a recomponerse.

          —Q... ¿que habéis averiguado?— los chicos que aún no habían notado su presencia se volvieron al escuchar la voz rasposa de la joven.

          [Y/N] se sintió incómoda al notar tantas miradas de compasión dirigidas hacía ella e, inconscientemente, se pegó más a Yata. Para sorpresa de todos, el pelirrojo en vez de apartarse tragó saliva y colocó inseguro un brazo sobre los hombros de la chica, en un intento de transmitirle seguridad. No estaba seguro de si era efectivo o no pero lo había visto en muchas películas y a [Y/N] no pareció molestarle.

          Eric enarcó una ceja al ver el gesto de Yata aunque decidió no decir nada al ver como el semblante de su amiga se relajaba un poco ante el tacto del pelirrojo. No entendía muy bien como habían pasado de estar discutiendo todo el día a sentirse tan cercanos pero mientras [Y/N] estuviese bien tampoco era algo que le preocupase. Si Yata volvía a hacerle daño solo tenía que volver a darle un puñetazo.

          Mikoto golpeó el sofá a su lado para que Anna y [Y/N] se sentasen junto a él. Algo reticente, la oji-[E/C] se separó de Yata y tomó asiento junto al Rey Rojo que le revolvió el pelo con afecto. Tatara les había dicho lo importante que era que la joven no se sintiese sola en un momento tan delicado.

          —Munakata nos ha... nos ha mandado el informe completo de la autopsia— explicó Mikoto, dudando brevemente sobre como abordar el tema. Normalmente no le daba importancia a la forma de decir las cosas pero con [Y/N] y con Anna era más cuidadoso ya que sentía que debía protegerlas.

          —[Y/N]... Ryu ya estaba... Ya había...— trató de explicar Tatara.

          —Ya estaba muerto cuando te mandaron los mensajes— terminó Izumo por él.

Shut your mouth! [Yata Misaki x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora