Capítulo 9

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"9. Maldito vestido"




-Mick... Micky. Despierta -unas manos comienzan a sacudirme- ¡MIKAYLA!

      Abro los ojos de golpe para luego rodar a la derecha y caer al suelo, involuntariamente.

-¿Qué pasó?-miro a todos lados y veo que estoy en la azotea.

-Te quedaste dormida.-me dice Finn.

      Frunzo el ceño y busco a Axel con la mirada. Me levanto del piso y limpio mis rodillas, que amortiguaron mi caída. Finnick me pasa el libro que tenía y veo que cayó abierto. 

      Aún confundida, tomo el libro con ambas manos y lo guardo en mi mochila. Nos vamos de la terraza del colegio y me guía hasta la cafetería de nuevo. Nos formamos en la fila. Cuando llega mi turno, saco una rebanada de tarta de chocolate, y una malteada de frutilla. Voy con mi amigo a sentarme junto con el en la mesa de siempre. Agarro mi celular y veo que no ha pasado más de hora y media. Tomo un sorbo del líquido rosado mientras que miro a mi amigo. 

-¡Oye!-grito de repente y el pega un salto del susto- Cuando me fui de aquí más temprano, ¿Axel se retiró también?

-No. Estuvo conmigo en la hora de Lengua. ¿Por qué?

-Ah. No. Nada.

      Me quedo mirando el pedazo de pastel que tengo intacto en mi plato. Finjo escuchar lo que me dice mi amigo. Las puertas de la cafetería se abren y por ellas pasa Axel, no puedo evitar volver a sentir un nudo en la garganta y las ganas de salir corriendo no me faltan.

-Mick, ¿hay algo que no me estés contando? Has estado callada desde que te desperté.

-Nada. Es solo que aún estoy algo dormida -mentí mientras le sonreía-. ¿Me pasas la tarea?

      Corto un pedacito de torta con mi tenedor y lo llevo a mi boca mientras escucho la explicación de Finnick sobre el nuevo tema.


**************************************

Entro por la puerta de servicio a la casa, cerrando con llave esta. Cruzo por la sala, subo por las escaleras del lado derecho y me dirijo a mi habitación. Dejo mis cosas sobre la silla del escritorio y me recuesto en mi cama. Poco a poco voy cerrando los ojos hasta quedarme dormida.


-Mikayla.

      Giro mirando a todos lados buscando de donde viene esa voz. Me resulta familiar, pero no logro reconocerla.

Me encuentro en una especie de bosque otoñal, sobre unas vías de tren. No sé ni para dónde ir o, precisamente, dónde estoy. Comienzo a caminar siguiendo la voz que me llama. Camino unos cuantos metros y la voz en eco se detiene. 

-Mikayla. -escucho detrás de mi. 

      Me doy la vuelta, asustada porque no recuerdo sentir que alguien me siguiera, y lo veo. Abro mis ojos como platos justo en el momento en el que él da un paso para quedar más cerca de mi. 

-¡MIKAYLA! ¡DESPIERTA!-dice sacudiéndome por los hombros.

      Abro los ojos de golpe. Desorbitada, los froto para poder tener una mejor visión del lugar en el que me encuentro. Mi madre se aparta de la cama, caminando hasta la ventana para abrir las cortinas. Esta mujer me quiere dejar ciega.

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