veinticuatro.

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aclarando: escribo un smut terrible cuando es hetero, thanks.





Rick se siguió a Hilltop para dejarnos a Rubén, Jesús y a mi; en el momento de bajar todos se acercaron a mi.


—Hey chicos —la voz temblorosa de Miguel bajandose del camión nos hizo girar a los tres —¿Puedo quedarme aquí?

El rostro de Miguel se le formó una sonrisa nerviosa, mientras que Jesús le dio un asentimiento de cabeza. Rubén por su parte sólo le saltó encima con una sonrisa que jamás había visto.


Todos reímos ante eso. Me gire con ayuda de Jesús mientras que caminamos hacia nuestro tanque.

— ¡Venus!


La voz de Daryl me hizo girarme mientras que Jesús se le formó una cara de poco amigos. En menos de un segundo los brazos de Daryl me estaban envolviendo en un abrazo reconfortante.


—Gracias por a verme seguido ese día—aclaró — sin ti jamás lo hubiera logrado.

Le devolví el abrazo con una sonrisa, a pesar de que se veía sucio o algo parecido tenía un olor gustoso. Tabaco y Menta.


— Todo estará bien Daryl —afirme.


El solo se separó de mi me dio una sonrisa pequeña. Giro y se fue sin más.


Al entrar al tanque observé nuestra habitación, la cama estaba ordenada igual que las cosas sobre los muebles. Cómo si Jesús no hubiera pasado la noche ahí.

—¿Vienes? —pregunto acostandose en la cama, sonreí y me acerqué a el —No creo que hoy nos molesten.

—¿Por qué? —pregunté mientras me acostaba acomodándome a un lado de el.


—¿Acaso viste a Rubén?, creo que ahora pasará más tiempo con Miguel y no nos estara molestando por un rato —contestó dándose vuelta para quedar enfrente mío.

—Bueno; ese ya será un problema menos —contesté mientras acariciaba su cabello.

—¿Te hicieron algo ahí adentro? —preguntó y negué con la cabeza. —Me alegra eso, Dios no tienes idea de lo preocupado que estaba cuando Rubén llegó corriendo a explicarme todo.


No contesté, sólo me limite a besar sus labios. A medida que pasaba el tiempo, cada vez era más profundo el beso, Jesús se separó de mi.

— Debemos parar — añadió entre jadeos.

— ¿Quieres parar? — pregunté mientras lo empuje para que quedara completamente en la cama, mientras me subía en su cadera. 


—Demonios, no. No quiero parar.

Ante de que yo pudiera decir algo más, Jesús ya había vuelto a besar mis labios con más necesidad que antes. Una mano mía empezó a jugar debajo de su camisa, tocando sin ningún pudor. El contacto de su camisa me estaba desesperando y rompiendo el beso se la jale de golpe sacandola y dejando su pecho, abdomen a mi merced. Jesús por su parte saco mi blusa dejándome en sostén. 

Se levantó sin aún quitarse de encima mío, volviendo a mis labios.


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