P r ó l o g o.

63K 3.6K 2.8K
                                    

No podía creerlo, la rabia me llenó y las ganas de asesinarlo fueron demasiado grandes. Si hubiera tenido un cuchillo se lo habría enterrado en la pierna, es que estaba volviéndosele costumbre aparecerse así y mi paciencia se agotaba rápido. ¿No le bastaba molestarme todos los días ? No, claro que no. Quería seguir atormentándome , hasta en mi propia habitación.

Ese espécimen ciertamente extraño me provocaba una ira incontenible, había prometido no volver a entrar sin mi permiso a mi guarida pero ahí estaba. Contuve la respiración y avancé decidida a golpearlo, yo no lo había invitado a entrar a mi cuarto, ni siquiera tuve la opción de decidir si lo quería en mi vida, así que estaba invadiendo MI espacio e iba a tener que largarse.

Inhalé y me preparé para gritarle como lo hacía casi a diario, los vecinos nos odiaban bastante en verdad.

―¡SAL DE AQUÍ!.―Clamé estridente al verlo recostado sobre mi cama con mi brasier de encaje blanco más lindo y femenino sobre su rostro. Sí, han leído bien, sobre su rostro. De hecho, estaba sobre sus ojos. Parecía una mosca, hasta se lo había amarrado a la cabeza para que no se le cayera tan fácilmente.

No se movió, pude ver la sonrisa amplia que esbozó. Siempre disfrutó hacerme enfadar y nunca entendí por qué.

―No, no, no iré a ningún lado. ―Chasqueó la lengua, cruzándose de brazos y relajando su postura. ― Ah, por cierto, he encontrado estos lentes pero no veo muy bien con ellos. ― Murmuró, con esa voz ronca y rasposa que parecía la de un anciano pervertido que te pregunta si quieres un dulce para después arrastrarte a algún lugar oscuro y violarte.

El muy idiota estaba hablando tonterías, como siempre.

Lo escuché reírse como un bobo de su propio chiste y rodé los ojos, ¿No podía reírse como una persona normal? Él tenía una risa que se me hacía totalmente molesta y me imaginaba como se habían achinado sus ojos bajo las copas de mi sostén al hacerlo.

Todo sobre él me enojaba. Estaba segura de que mi rostro había cambiado su color a un rojo furioso, pese a que quería que se largara no iba a hacerlo hasta que le pusiera atención, siempre actuaba como un niño estúpido y mimado. Tragué duro porque estaba haciendo más saliva de lo normal por el enojo y repasé mi cuarto con la mirada, el mueble de mi ropa tenía los cajones mal cerrados, ah , de verdad quería asesinarlo.

―Por supuesto que no ves con ellos, no son lentes, es mi maldito brasier. ― Espeté y caminé hasta la cama para arrebatárselo de la cabeza, fui algo brusca por lo que se quejó y removí mechones de su cabello pero no se movió, solo me miró atento. ―¿Cuántas veces te he dicho que te mantengas alejado de mi habitación? ¡Está prohibido entrar aquí!

No respondió.

Sabía lo que venía, un sermón sobre mi mala actitud, su sonrisa sarcástica y se iría dejándome con una vena marcada en la frente. Esa pelea era típica, solía entrar en mi cuarto sin mi permiso y había empeorado notablemente desde que cumplí los diecisiete. Sin embargo, mantuvo su postura y solo me observó, con una extraña expresión.

Decidí ignorar su silencio y di un par de zancadas hasta llegar a mi closet, abrí el cajón de mi ropa interior y lo eché dentro, para después voltearme con la rabia arremolinando en mi vientre sin mencionar que me ardía la cara porque de verdad, estaba enfadada.

No entendía su actitud, parecía querer molestarme siempre, a toda hora, en todos los lugares pero, a escondidas. Solo yo me daba cuenta de su trato "especial" hacia mi y eso solo aumentaba mi odio hacia su persona.

¿Era tan difícil entender que me gusta tener mi espacio, libre de idiotas, libre de él? Mi habitación siempre ha sido mi refugio, dentro tengo todo lo que necesito, hasta comida escondida en caso de necesitarla. Comida, igual a dulces por cierto.

Dorkable.| Kim TaeHyung;BTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora