Capitulo 4: "Lo que prometí"

374 23 5
                                    



Las semanas continuaban avanzando y los entrenamientos eran cada vez más pesados, pero eso no desanimaba a los chicos, por el contrario se encontraban más motivado que nunca teniendo en cuenta que el Interhigh ya estaba a la vuelta de la esquina. Kazuo era quien más daba de sí en cada entrenamiento, no era que los demás no se lo tomaran en serio pero el peliverde duplicaba cada instrucción que dictaba Ritsu y continuaba entrenando incluso ya en su casa. El Interhigh y superar a sus padres eran sus metas principales por las cuales se desvivía por realizar a la perfección, pero en realidad su único objetivo era más simple: superar a Seiji.

Como todas las mañanas antes de ir a la escuela Kazuo alistaba todo, ayudaba a preparar las mochilas de sus hermanos y repasaba lo visto en las clases anteriores para tener la mente fresca en el día. Mientras revisaba sus notas y comía tranquilamente su desayuno era constantemente observado por su madre, Takao no era exactamente una persona amante del orden por lo cual aquel típico silencio que se producía cada mañana en lo que sus dos pequeños bajaban a desayunar le aburría.

Habiendo terminado de preparar el desayuno Takao se acerco a su hijo mayor posándose en la cabeza de este para molestarlo. – Ne Kazu-chan, ¿Qué tanto estudias? – Pregunto curioso mirando el libro que su hijo no dejaba de leer a pesar de estar comiendo.

Kazuo respiro hondo intentando mantener la calma, su madre adoraba exasperarlo pero había decidido no darle el gusto. – Nada en particular, solo algo de mi interés personal... ¿Te molesta? Eres pesado – Comento cortante y algo irritado. – Tengo mucho que hacer hoy, retare de nuevo a Akashi en ajedrez.

Al mayor lo dicho por su hijo le provoco una mezcla entre asombro y gracia por lo que tuvo que contener una carcajada. – ¿Eh? ¿Qué no te aburre perder siempreeeeee? – Preguntó en burla sintiendo una gran satisfacción al notar el enojo de su hijo. – Ya deberías saber que es inútil, lo retas todos los días a toda clase de juegos mentales y siempre pierdes. ¿Por qué te esfuerzas tanto? Sé que eres cabeza dura pero todo tiene un límite.

Para sorpresa del pelinegro Kazuo no contesto de inmediato ni se enojo por aquel comentario, simplemente se quedo en silencio con la mirada perdida en su tazón de arroz a medio comer. Takao se preocupo un poco, tal vez se había pasado esta vez pero antes de poder disculparse Kazuo levanto la mirada como saliendo de su transe.

El peliverde miró con determinación a su madre. – Dime papá... si ves una grandiosa ave con un gran talento, sería maravilloso el poder contemplarla siempre, ¿No es así? pero que pasaría si ese talento es justamente lo que la mantiene enjaulada y no le permite descansar... te sentirías triste de verla y sin poder hacer nada ¿Cierto? – Pregunto con suma seriedad haciendo que el mayor tuviera que meditar su respuesta.

– ¿Eh? – Dijo Takao confundido por el contexto usado. – No entiendo mucho cuando hablas así pero supongo que intentaría liberarla como sea, tener un gran talento por lo general deja solas a las personas. – Dijo finalmente con una sonrisa nostálgica recordando sus primeros días en Shutoku y lo solitario que parecía su ahora esposo.

Una débil sonrisa se formo en su rostro del peliverde pero rápidamente se volteo para ocultarla. – Si comprendes eso entonces ya no me molestes por favor. – Agrego intentando que su tono saliera lo más tajante posible.

Aquello disgusto al mayor que comenzó a protestar haciendo un mohín como si fuera un niño pequeño. – ¡No vale! Siempre te comportas frió conmigo y cuando llega Shin-chan siempre corres a abrasarlo. ¿Por qué no te comportas así de dulce conmigo? ¿Por qué? ¿Eh? – Recrimino dolido.

Para SuperarteWhere stories live. Discover now