Capítulo 12.|Mensajes que sacan sonrisas.

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Leah.

Cuando recibí el mensaje de Aaron después de segundos de verlo bajar por el ascensor, me hizo sonreír como loca. ¿Quién le había dado mi número?De repente una luz me ilumina y Alice me llega a la cabeza. ¿Quién más sí no es ella? Tardé varios segundos en darme cuenta que estaba parada en medio del pasillo de la clínica como una estúpida sonriéndole al celular, es que realmente me había hecho el día. No le respondí porque tenía que volver a mis labores. Además, no está mal hacerse la interesante. Así que cuando llegue a casa le contestaré, total, ya tengo su número guardado en mi agenda.

Volví a mi trabajo, todavía teniendo en la cabeza la imagen de Aaron golpeado. Fue desesperante para mí cuando Emma me había dicho que Aaron Walter había llegado todo golpeado a emergencias, había corrido como una fugitiva, la verdad es que no entendía ni me reconocía. Y el otro chico, ni siquiera recuerdo su nombre, pero estaba mucho peor que Aaron, y Alice lo trataba de una forma tan extraña. Pero prefiero no indagar tanto en esos asuntos que no me pertenecen.

Me encontraba ordenando unas camillas que se encontraban desocupadas. Le cambié las sabanas y ordené un poco, cuando siento la respiración y el toquetear de unos pies detrás de mí. Al voltearme, veo semejante figura con los brazos cruzados, una mirada asesina y un pie que torturaba al suelo ocasionando ese sonido.

Suspiré. Esto será divertido.

—Lilly—susurro con una sonrisa.

Esta sigue mirándome de esa manera tan horrenda y yo solo me quedo en mi lugar esperando su próximo ataque.

—¿Deseas ayuda en algo? Porque el que estés parada ahí mirándome de esa manera me atrasa en mis labores.

—Te crees muy listilla, ¿cierto?—me dice con voz profunda.

—No sé de qué hablas.

Ella rió y se a acercó a mí de forma peligrosa, yo me quedé en el mismo lugar mirándola ya no muy amigable.

—Te hablo de lo que hiciste hace minutos. Yo estaba atendiendo a Aaron y tu me quitaste el puesto, para ser una profesional no tienes muy buenos modales.

Reí para mis adentros, esta chica de verdad es una piedra en el camino.

—Ni siquiera lo estabas atendiendo, estabas perdiendo el tiempo babeando por él, que no te diste cuenta de la gravedad de sus heridas, la sangre goteaba en el suelo y tu nada más estabas ahí hablando pura basura.

Su boca se abrió como sorprendida por como le acababa de hablar.

—¡Estaba preocupada por él!

—Yo también lo estaba, pero no perdí tanto el tiempo como tú. ¿Qué no viste que tenía varias heridas abiertas? ¡Se estaba desangrando!

—¡Y yo lo estaba atendiendo!—gritó fuerte a lo que algunos de los pacientes y enfermeras que se encontraban en el lugar voltearon a vernos.

Respiré, despacio y lento, ahora entiendo cuando Alice me dijo que Lilly Butler era una espinilla en el trasero.

—Es estúpido que me vengas a discutir por eso, si querías atender a algún paciente, hay miles aquí, podías irte a cumplir tu rol con alguno de ellos.

Me lanzó una mirada de odio.

—Sé que te gusta Aaron, y no voy a permitir que te le metas por los ojos.

Reí.

—¿Quién te crees tú para prohibirme semejante cosa?

—Aaron es mi bebé, y he luchado tanto para tenerlo conmigo, no voy a permitir que venga una arrastrada y se meta en el medio.

Mi Perdición #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora