Capítulo 02.|Conociendo a Aaron.

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Aaron.

No creo haberme visualizado alguna vez de la manera en la que me encuentro en estos momentos. Es una locura como en tan poco tiempo la vida puede dar giros inesperados. Ser el líder de una de las pandillas más peligrosas de todo California no es tan malo después de todo. Aunque no me siento orgulloso en lo más mínimo, pero los errores se pagan de alguna u otra forma en esta miserable vida.

Sé perfectamente cómo empezó todo pero muchas veces me pregunto que diablos estaba pasando por mi cabeza en ese momento en el que decidí fundar una pandilla. La respuesta es solo una, la muerte de mi madre. Hace año y medio mi madre falleció de cáncer, y fue la primera vez en mi vida que escuché el crujir de mi corazón, fue la primera vez que lloré, fue la primera vez que perdí a lo que yo más quería. Yo no acostumbro a sentirme herido ni lastimado por nada en absoluto, hasta que este acontecimiento me marcó drásticamente. Aún no consigo vivir con su recuerdo, me atormenta y me hace más miserable cada día qué pasa.

Amelia Walter era la mujer sinónimo de belleza y espiritualidad, tenía un carisma que pocos lo tienen y un espíritu alegre y entusiasta. Era la mejor madre del mundo, y el maldito cáncer nos la quitó. Para mi padre, mi hermana y para mí, ha sido el año más difícil que hemos vivido. Mamá era el motor de nuestras vidas, era la alegría del hogar, ese hogar que ahora se ha destruído. Caí en depresión absoluta después de su muerte. Había abandonado todo a mi suerte. Mis estudios universitarios, mis sueños de ser un futbolista, comencé a faltar a mis prácticas y después de ahí, recaí en este mundo con ayuda de terceros.

Estoy seguro que mi madre debe estar decepcionada donde sea que se encuentre. Ella tenía muchas ilusiones y expectativas de mi futuro que de solo pensarlo se me nubla la mente. Ella quería que fuera un hombre exitoso, el mejor arquitecto y el mejor en todo lo que me propusiera y le fallé. Ella al parecer no contó que su ausencia haría de mí una persona totalmente distinta a la que ya era.

Estoy en el taller, mientras reparo un auto en pésimas condiciones. Matt, mi mejor amigo y casi hermano, se queja constantemente de que el auto no tiene solución.

—¡Diablos Aaron! Sabes que este cacharro no sirve y aún así no te detienes.

Río por lo cabrón e imbécil que puede llegar a ser.

—No te quejes, tampoco es que te estoy obligando, este es tu trabajo idiota. —Le reclamo mientras continuo en cortar unos cables.

—¿Sabes? Tienes un humor de perros amigo, deberías irte a calentar a alguna chica por ahí. ¡O no! Mejor aún, consíguete una novia.

Ruedo mis ojos fastidiado, no sé porqué lo elegí como mejor amigo, es una peste en el trasero.

—Cierra la boca y enciende el auto, esta vez va a funcionar.

Matt deja lo que estaba haciendo y se sienta en el asiento del conductor y le da a encender al auto, cosa que en cuestión de segundos está como nuevo.

—¡Caramba! Pero si eres todo un genio amigo. —Exclama haciéndome reír. —No solo eres bueno para dirigir una pandilla, tienes muchos más dotes.

Limpio mis manos con una toalla y observo mi camisa, esta llena de grasa.

—Matt. ¿Has estado fumando? Estás haciéndome un cumplido, tú nunca me haces cumplidos. —Río divertido.

Matt ríe y se sienta en una de las sillas.

—Tengo mis momentos de debilidad hacia ti cabrón, sabes que no puedo resistirme a ese cuerpo de ensueño que tienes.

Suelto una carcajada y le lanzo la toalla llena de grasa. Matthew Duncan es mi mejor amigo e insoportable molestia en el trasero. No sé como Alice soporta tenerlo de novio. Sí, es el novio de mi hermana. Conocí a Matt cuando empecé con mis entrenamientos en el futbol, resulta que su papá es el entrenador y Matt era uno de los que jugaba.

Mi Perdición #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora