Capítulo 6 - "Hace quince años atrás, Él y yo."

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El camino se había hecho largo. Yūichirō estaba cansado debido qué, No había dormido bien durante la noche. Decidió descansar mientras iban rumbo a aquel bosque. Mika también opto por no encender la radio y reproducir su música para no interrumpirle el sueño. Ya que no había conversación alguna, Para él si resultó ser un viaje muy largo. Se encontraban cruzando un puente de madera que daba comienzo a aquel bello lugar en ese auto tan lujoso que llamaba la atención de quien lo vea. Una vez estacionado el auto, El ojos zafiro acaricia delicadamente el rostro de este. Señal de que es hora de despertar. Estaba haciéndose costumbre para el rubio tocar aquellas mejillas tan caliente, con sus manos tan frías. -¿Estás listo? -Le pregunta, Una vez que logra despertarlo. -S-Sí. Le responde, tartamudeando y refregándose los ojos. Salieron del auto, y comenzaron a caminar hacia el corazón del bosque. Había algo que últimamente estuvo intrigándole al ojiverde. Cosa que en ese mismo momento iba a preguntarle a Mikaela. -Con sus manos en los bolsillos, Cabizbajo, subió su mirada hasta llegar a aquellos ojos zafiro. - Y... ¿Cómo empezaste a hacer esto? -El rubio sin sorprenderse ante tal pregunta, Responde ante su mirada pero voltea sus ojos a ver las hojas de aquellos árboles que el viento desgarraba. -Un amigo de mi padre. -Respondió, con un tono de asco al pronunciar "Amigo". -A los quince. -¿Él te sedujo? - La curiosidad aumentaba cada vez más. -Fui su sumiso durante un tiempo...-Su mirada había vuelto a mirar aquellos ojos verdes. - ¿De verdad? -Al escuchar esta pregunta, Mikaela le hace un gesto al pelinegro qué, no tenía razón para mentirle.

-¿Tu padre lo sabe?

-Claro que no. Nadie en mi familia sabe de esta...Faceta mía. Esa relación que hubo entre él y yo.

-¿Aun te sigues hablando con él?

-En ocasiones. Somos amigos. -Mientras ambos conversaban, Se detuvieron al ver un campo lleno de flores que robó la atención de Yūichirō, Pero él mismo robó la atención de Mikaela. Quien lo tomó por la cintura y le dijo: -"Sé lo intimidante que es esto, Que te sientes inseguro pero, conmigo estarás bien."

-Quince años atrás-

-Papá, Él ya vino por mí, Nos vemos. -Decía un pequeño joven sonriente, de ojos más celestes y cabellos rubios. Ante su mayor, dándole un saludo en la mejilla. El amigo de su padre lo había invitado a pasar un día de campo. Como el padre de Mika era alguien muy ocupado, no podía ir. -*Rin* Suena el timbre. El menor había corrido a su habitación en busca de su abrigo mientras su padre atendía a la persona que estaba del otro lado de la puerta. -Mika, Vamos baja, Ya están por salir, Abrígate bien. -Le grita el padre inclinándose hacia arriba. - ¡Ya estoy! Viene bajando por las escaleras. Con un pantalón negro, una camisa blanca con un listón, Sosteniendo su abrigo. -Oh Mika, ¿Qué tal? Le dice el mayor de cabellos albinos y ojos carmesí con una bella sonrisa. -¡Muy bien! Tío Ferid. -Le decía Tío ya que, Ferid fue fiel amigo de su padre desde antes del nacimiento de este y lo consideraba parte de la familia. -Mika ten cuidado, No subas a los árboles y hazle caso a Ferid, ¿Bien? -El padre de Mika se preocupaba mucho por él, quería protegerlo a toda costa. Ya que, Antes de que el naciera, tenía otro hijo quien falleció él junto a su mujer en un accidente automovilístico. -Sí padre, Le haré caso a Ferid. -Responde sonriéndole al mayor. - ¿Estás listo, Mika? -Pregunta con un tono alegre. Le encantaba llevarlo a pasear, Como ayuda a su padre, No podía trabajar en la casa ya que algo podría pasarle a Mika mientras le quita su atención. Una vez en el auto de Ferid, Se despiden de su padre con la bocina de este. Ahora se encontraban en la autopista directo a un bosque que se encontraba al final de la ciudad. Siempre viajaban a un lugar nuevo. -Al parecer lloverá...Espero que no. Mira Ferid, he traído algunos sándwiches. -Decía mientras tomaba una cajita donde estos estaban guardados. -Oh Vaya... ¡Yo también he traído sándwiches! -Le responde sorprendido el albino. Se hace un pequeño silencio en aquel auto, Pero lo rompen a carcajadas. -Mika, Hoy iremos a un bosque que me gusta mucho. Es un poco larga la caminata, pero llegaremos a una casa que tengo allí. -Le dice, medio agitado por estar riendo al menor. -¡Está bien! Allí podremos almorzar. -Le responde alegremente. El mayor amaba esa sonrisa. Pero moría por ver la nueva expresión que él le provocaría en aquel lugar. Estacionaron el auto, Ahora se encontraban caminando hacia aquel lugar. Un camino lleno de hojas que el menor adoraba pisar. A pesar de su edad, era una persona muy inocente. Ya que vivía en el campo y tenía tutores particulares. Fue criado con mucho amor y jamás se hablaron de temas adultos en la mesa ni en ninguna otra parte. Aunque, eso no quiere decir que, él no tuvo curiosidad algunas veces. Ferid era mucho más alto que él, Así que siempre tenía que verlo hacia arriba. Comenzó a soplar el viento. -Que frío, brrr. -Se queja el pequeño. Había olvidado su bufanda en la cama. -Toma mi bufanda, le dice el mayor. Agachándose hasta quedar a su estatura mientras se la quita y la acomoda en el cuello de Mika. Se le forma un pequeño rubor en las mejillas. Ya que nunca estuvo tan cerca de alguien. Pero da un pequeño salto cuando una gota cae en su nariz. Estaba comenzando a lloviznar. -Oh vaya, será mejor que nos apuremos.

- ¡S-Si! -Obedece, tomando su cajita con los sándwiches que había dejado en el suelo. Retomando la caminata. Más gotas comenzaron a caer del cielo. Ya era una señal de que una fuerte lluvia se les venía acercado. Ya eran demasiadas. -Nos queda mucho aún...Vaya. Mika, Ven. -Le dice el ojos carmesí mientras se arrodilla en el suelo. -Súbete a mi espalda. -El menor comienza a dudar de si hacerlo o no. Aunque desde más pequeño siempre saltaba sobre él y lo abrazaba. Ahora sentía vergüenza de hacerlo. -Vamos Mika... Nos mojaremos mucho si no nos apresuramos. -Volvió a hablar, tomándolo delicadamente de la mano y acercándolo a él. -Súbete, yo llevaré tus cosas. -Está bien...-Respondió. Subiéndose a su espalda, sin aferrarse mucho a él. Hasta que el mayor se puso de pie y este lo abrazo por completo para no caerse. -Sujétate bien, Tendré que correr, aunque el piso este resbaladizo. -S-Sí. -Obedece. Ahora se encontraba corriendo bajo la lluvia con el niño cargando en su espalda. No creyó que la lluvia comenzaría a caer tan de repente pero así fue. Pasó un corto tiempo corriendo hasta llegar a aquella cabaña. Se detuvo frente a la puerta y se volvió a arrodillar para que Mika pudiese bajar de su espalda.

Comenzó a ingresar las llaves en la cerradura de la puerta. Una vez abierta, deja pasar primero al pequeño. La cierra y se dirige al living, donde se encontraba la estufa a leña. Era un lugar muy acogedor, perfecto para el invierno. Voltea a ver a Mika. Quien se encontraba parado sin saber qué hacer. -Mírate Mika...estás empapado -Le dice mientras le quita el abrigo. -No es tu culpa, Aunque...el agua mojó los sándwiches. -Dijo con una pequeña sonrisa.

-Cocinaré algo. ¿Te parece sopa de verduras? - Dijo, Mirándolo, Esperando la reacción de entusiasmo de este. Amaba cuando Ferid iba a su casa y cocinaba sopa de verduras. Su plato favorito.

- ¡S-Si! -¿T-Te ayudo? -Puedo solo...Ven, Voy a llenar la bañera para que te des un baño caliente. -Decía mientras caminaba hacia el baño. -Iré a la habitación por ropa de dormir, es mía...te quedará grande pero, tu ropa empapada te hará enfermar. - ¡Gracias! -Le responde. El mayor lo cuidaba muy bien. No era de extrañarse que el padre le dejase a su hijo bajo su cuidado. Pasó una hora, Mientras Mika tomaba un baño Ferid cocinaba. Su abrigo era resistente al agua y por lo tanto no se mojó. Sólo tenía una toalla para secar sus cabellos. El menor aparece detrás de él con un piyama celeste. Las mangas le quedaban muy largas al igual que el pantalón. -El mayor suelta una risita al voltear y verlo. Le resultaba muy tierna esa imagen de él. Pasaron los minutos y ya habían terminado de comer. Tantas vueltas les había despertado el apetito. -Mika, Tengo una sola cama... ¿No te molesta? - ¡C-Claro que no! -El menor se había dado cuenta que Ferid no tenía un sillón para dormir. Sólo esas sillas en las que te puedes hamacar y sería muy descortés de su parte echarlo de su propio dormitorio. Una vez ambos en la cama, mirando hacia arriba. El mayor comienza a hablar. -Mika, ¿Ya has dado tu primer beso? -El menor al escuchar eso abre sus ojos como dos platos. -S-Sí...Fue con una niña. Cuando éramos pequeños, Iba a saludarla en la mejilla pero ella se volteó y termine besándola sin querer. -No ese beso...Me refiero a "El beso" resaltó mientras se acomodaba encima de él. -¿Quieres que te muestre? - P-Pero mi padre se enojará contigo y... -Mika estaba comenzando a sonrojarse de nuevo. -No pasará nada... -Es que...me da vergüenza. -habló quitando su mirada de él. Aun bajo su cuerpo. -Entonces haremos así. -Dijo, Mientras agarraba la venda negra que tenía colgada en el respaldar de la cama.

-Te vendaré los ojos. Así solo sentirás el beso. -El mayor estaba poniendo su juego en marcha.- -Está bien... -Una vez teniendo su aprobación, Este le venda sus ojos. Sus cabellos rebeldes escapaban de la venda, y sus mejillas estaban aún más sonrojadas. -Ahí voy. -Le susurra al oído. Sosteniendo las muñecas del menor. -Está bie- Unos labios lo interrumpieron. Algo dulce y caliente comenzó a jugar con su boca. De a poco, los labios del menor fueron separándose para darle lugar a la juguetona lengua del cabellos blancos. Saliva contorneaba la mejilla del menor. Una parte de su cuerpo comenzaba a calentarse. Algo que nunca antes había sentido. Inconscientemente cruza sus piernas. Y el mayor se da cuenta de lo que Mika estaba sintiendo.

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Cincuenta sombras de MikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora