Capítulo 5 - "Te haré mío"

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---Espera...ah. –--Gemía el menor mientras era embestido sin compasión. Pero este no le hizo caso. Continuó entrando y saliendo mientras que Yūichirō rasguñaba una parte de las sabanas con su mano y con la otra tapaba sus ojos para ocultar su timidez. Hasta que poco a poco, El dolor iba haciéndose menos presente en aquel lugar. El mayor ahora quería verlo a la cara, le quitó la mano de encima y la coloco a un lado presionándolo en la muñeca para que el otro no se mueva. Y así, sensualmente, comenzó a moverse de atrás hacia delante lentamente sin quitarle los ojos de encima. Acto que hacía llenar de deseos y lujuria al pelinegro.

---Su miembro está tan caliente...puedo oler su perfume desde aquí...y sentir su pesado cuerpo contra el mío... ¿Cómo es que terminamos así? se siente...se siente tan...rico...ah.

---Mierda, Yūichirō. Mírate. Me vuelves loco.

Mikaela, luego de decir eso, noto que el miembro de Yūichirō comenzaba a ponerse mas erecto y con una mano empezó a masturbarlo y a aumentar las embestidas. Sus manos frías tocando aquella zona tan caliente, le hacían perder la cordura al pelinegro. Los gemidos de Yūichirō comenzaban a escucharse más afeminados y excitantes para los oídos de su jefe. El rostro del menor que antes fue bañando en lágrimas, ahora tenía una pequeña sonrisa de placer al sentir el miembro de Mikaela crecer aún más dentro de el. Las agitaciones de los dos aumentaban, y así siguieron, hasta llegar al climax.

Unas ahogadas melodías de piano hicieron que el pelinegro despertara. Giró lentamente su cabeza hacia los grandes ventanales de la habitación y observo la danza que hacían aquellas cortinas blancas al ser empujadas por el viento. No sabía dónde estaba su ropa, por lo que se cubrió con las sabanas de la cama y decidió ir al lugar de donde provenían aquellas melodías que transmitían paz y tranquilidad a los oídos de cualquiera que lo escuche.

Caminaba con dificultad. Su interior le ardía mas con cada paso. Dolor que lo obligaba a  detenerse y tomarse unos segundos para reincorporarse de nuevo y seguir caminando por el pasillo hasta que se detuvo al ver a Mikaela en el living. Sus cabellos húmedos y despeinados caían sensualmente sobre su rostro. Era una silueta oscura y misteriosa, emitiendo música, acompañada por la luz de la luna y las luces en los edificios de Nagoya.

Yūichirō se le acerca. Una vez allí intenta abrazarlo por detrás pero el empresario quita sus manos de el, se pone de pie y lo alza bruscamente. Dejando caer las sabanas que lo cubrían. Teniendo ambas piernas del pelinegro rodeando su cintura. Comienza a besarlo dulcemente mientras lo llevaba de nuevo, a aquella habitación. Planeaba hacerlo de nuevo. Y así fue.

El día apenas comenzaba. Yūichirō se dispuso a levantarse antes que su jefe y preparar un rico desayuno de waffles con crema americana. El mismo reconocía que no era un experto en la cocina, pero lo básico, lo sabia. Llevaba mucho tiempo desde la ultima vez que descanso tan bien por la noche, y debido a eso, hoy se sentía animado.

De fondo, sonaba The Rolling Stones - Beast Of Burden. El pelinegro disfrutaba de esa canción siguiéndole el ritmo con sus caderas mientras batía y mantenía los ojos cerrados, fingiendo ser uno de los cantantes. Hasta que un descuidado movimiento lo hizo estremecer del dolor. Sabia que tendría que adaptarse a esto.

---¿Aún te duele? ---Preguntó el Shindō. Quien se encontraba sentado en la barra del desayuno observándolo, quien sabe hace cuantos minutos. El menor al escuchar su voz de sorpresa, voltea bruscamente y provoca que un poco de crema salpique sobre su cara.

---Buenos días... ----Respondió asustado. Mientras le seguía la mirada a esos ojos que comenzaban a acercarse.

---...Buenos días. –--Afirmo Mikaela, una vez teniéndolo en frente, se acerca a su rostro y lame lentamente la crema que este se había salpicado. Acto que hizo ruborizar por completo al pelinegro. ---Que rico. Ya tengo hambre.

Cincuenta sombras de MikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora