Capitulo 4 - "Cuarto de juegos"

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Yūichirō me persiguió con la mirada hasta que ajuste mi cinturón y tomé el volante. Era el peor fingiendo no tener miedo, sin duda, ese chico estaba viviendo muchas primeras veces, y conmigo. Encendí el motor, coloque mis cascos y espere la confirmación de vuelo desde la torre de control, me limite a decirle cualquier palabra que pueda asustarlo de mas. Y cuando voltee a verlo una vez en las alturas, note como sus hombros se relajaban y comenzaba a admirar como los edificios de Nagoya mas altos del distrito pasaban por debajo de sus pies. Las luces de la gran ciudad hacían juego con su color de ojos...No podía quitarle la vista de encima...

---¿Te gusta?
---Madre mía, esto es increíble, puedo ver toda la ciudad desde aquí. Nunca antes había estado en un helicóptero. Me sorprende que tu sepas pilotear uno. 
---Es uno de mis pasatiempos. Aquí arriba puedes desconectarte del mundo real por unos minutos.

Esa respuesta le hizo pensar al pelinegro, por que alguien tan exitoso y reclamado como Mikaela, querría desconectarse de la vida que tiene. ¿Que problemas podría tener alguien como el? 

---De verdad gracias por esto...Mika, eres una caja de sorpresas, ¿sabes? 
----No me lo agradezcas, el placer es mio. Pasar el tiempo así con alguien, es nuevo para mi. 

Le respondió el mayor amablemente al joven entregándole una pequeña sonrisa, Y este al ver como sus resplandecientes ojos azules se hundían en el, decidió mirar hacia el lado contrario.

Luego del relajante paseo, aterrizan de nuevo en la terraza y Mikaela invita a Yūichirō a entrar a su apartamento.

---¿Que puedo ofrecerte de tomar? 
---Agua, por favor. 

Mientras el rubio se dirigía a buscar agua fresca a la cocina, Yūichirō recorrió su hogar con la mirada, pudo apreciar los grandes ventanales que daban a la vista la gran ciudad, el piso de madera encerado se sentía bien a sus pies y en ellos se reflejaban las luces decorativas del techo. Frente al ventanal, se encontraba un autentico piano de cola. 

---¿Tocas el piano? ---Le pregunté mientras rodeaba el instrumento, acariciando suavemente las teclas.

Mikaela al escucharme, me respondió que si con un gesto mientras destapaba una botella de champan para el. ---He aprendido a tocar cuando era niño. Y desde entonces, no he dejado de hacerlo.---Respondió mientras tomaba asiento cerca de la mesa.

Coloco su copa junto a mi vaso con agua y me invitó a sentarme junto a él. Al acercarme me percate de que en la mesa había un papel y un bolígrafo.

---Debes firmar esto. Mi abogado insistió. Nadie debe saber lo nuestro.
---Me hizo ruborizar de pies a cabeza---¿Lo nuestro?
---Si, Yuu. todas las actividades que tengas conmigo, serian confidenciales. ¿Comprendes?
---¡Ah! claro, entiendo, cierto, la prensa y todo eso...

Respondí tartamudeando, mientras tomaba el bolígrafo y firmaba sin molestarme en leer el texto detalladamente. 
---Dices lo nuestro porque...---No puedo evitarlo.---¿M-Me vas a hacer... el amor? ---Mierda, mierda, mierda.----

Esas palabras provocaron que el mayor se remueva incomodo en su asiento.

---Escucha, Yūichirō. Yo no hago el amor. Son dos cosas.---Respondió mientras se acercaba lentamente a su pequeño asistente y le acariciaba la barbilla.---Yo cojo. Duro.

La respuesta dejo completamente helado al pelinegro, ya había puesto el pie en el campo de batalla, debía continuar.---¿Y cual es la segunda?

Al escuchar su pregunta, el rubio se levanto de su asiento y le extendió la mano. ---Ven.

Caminaron por un lujoso pasillo. Hasta detenerse frente a una puerta blanca de madera.

---Está detrás de esta puerta.
---¿Qué?---Le pregunté.
---Mi cuarto de juegos. -respondió serio.
---¿Tu Xbox y eso? ---No pude evitar soltar una risita.

Cincuenta sombras de MikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora