Arrepentimiento

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Sus párpados pesaban, y su cuerpo también, apenas era consciente de lo que le rodeaba, y así, de la nada, un recuerdo iluminó su memoria, la dura caricia del látigo contra su espalda, terminó de abrir los ojos y, sin poder evitarlo, las lágrimas empezaron a caer por los costados de su cara, tenía una maraña de sentimientos, pero el que destacaba sobre todos, era >Miedo<, sin duda un sentimiento poco conocido y experimentado por él, que en estos momentos embargaba con fuerza todo su ser.

-Donghae, ¿cómo está tu espalda?- el dueño de la voz, recorría la habitación a los pies de su cama observándole con ojos cristalinos, estudiando sus movimientos, entre sus manos delgadas, se hallaba una taza con un líquido rosáceo adornado con flores, que cambió a amarillento lentamente frente a sus ojos.

-Donghae, ¿cómo está tu espalda?- el dueño de la voz, recorría la habitación a los pies de su cama observándole con ojos cristalinos, estudiando sus movimientos, entre sus manos delgadas, se hallaba una taza con un líquido rosáceo adornado con flo...

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Intentó levantarse, pero el dolor era intenso, a medida que se movía, sentía como se reabrían sus heridas, con una mueca de dolor, decidió quedarse en su lugar- No pensé que fuera capaz- los sollozos no se hicieron esperar mientras más lágrimas acompañaban a las pasadas.

-Él es capaz de muchas cosas Donghae, y sé que tu también- las miradas se encontraron- pero así como no ignoro eso, tampoco ignoro tu comportamiento feroz y poco inteligente, puedes repetirle a un niño dulcemente que no haga algo, pero no va a servir de nada, hasta que le alces la voz y sepa que no debe hacerlo, pero tu Hae, no eres un niño que entienda con solo gritos-suspiró- tienes tu historia, que te hace el magnífico joven que eres hoy día, con tus miedos y esperanzas, pero el príncipe también cuenta con sus recuerdos- se sentó a su lado en la cama y le ofreció el líquido- no estoy de parte de ninguno, ya que ambos, han cometido errores, así mismo, no estoy de acuerdo con lo que él ha hecho y, él mismo tampoco lo está, muchas cosas han coincidido con tu llegada Hae, malas cosas, y muy difíciles para nuestro futuro rey- bébelo

La taza dulcemente ofrecida por Heechul, fue tomada por una de sus manos temblorosas, el vapor salía cálido, acercó su nariz, el olor era dulce, posó la taza entre sus finos labios resecos y tomó hasta la última gota, sintiendo el calor recorriendo su garganta.

~

Los días en el Templo eran cada día más monótonos, el amo no los visitaba, y nadie más lo hacía, el ánimo de sus jóvenes compañeros decaía constantemente, el príncipe no sólo dejaba su esencia en sus sábanas, también en sus corazones, dirigió su vista cansada por el llanto hacia el cielo del atardecer, y respiró profundamente, recordando el ansiado aroma de su príncipe personal, qué triste era el destino que, los había terminado separando, >Oh! Afrodita, me pongo a tus pies!, déjame volver a verle, tú más que nadie conoce nuestra historia y sufrimiento< pidió para sus adentros, fijando su vista lo más lejos posible y regresándola al anillo entre sus dedos, Kang in, mi amor, cuento los días y las horas para verte de nuevo.

~

Ambos puños cerrados, sosteniendo su frente gacha, mordiendo sus labios, recordaba el día en que Siwon estaba en la misma posición esperando noticias del nacimiento de su hijo, y de su amado, lamentablemente, el bebé no había sobrevivido, pero Heechul supo acoger a su hermano y superarlo ambos, claro que, esta no era la misma situación, él esperaba noticias de la recuperación de Donghae, una recuperación que era su culpa, sus ropas aún estaban manchadas de sangre, mordió sus labios más fuerte hasta hacerse sangrar

El sonido de la puerta le hizo subir la cabeza, el sol del atardecer iluminaba el perfil de Heechul que salía y caminaba hacia él con sus ropas blancas- despertó- esas simples palabras lo calmaron, se puso de pie dispuesto a recibir las represalias de sus actos, él era el futuro rey de Grecia, no debía arrepentirse de sus actos ante nadie, pero el sólo hecho de haberle golpeado con tanta fuerza..., había descargado todo en esa espalda que, cargaría para siempre con cicatrices.

-Déja que él hable primero- no dijo nada más, Hee se marchó sin esperar una respuesta tampoco.

Las sábanas y las cortinas de tela semi- transparentes color crema, volaban hacia él gracias a la leve brisa que entraba por la ventana, la sombra de Donghae se mostraba recostado en la cama, caminó hasta quedar a su lado, tenía miedo de bajar la vista y encontrar la sangre, pero al hacerlo, divisó su cara relajada y sus ojos viéndolo atentamente, como un niño, no tenía derecho a tocarlo, ni podía por las heridas, pero sus ojos no pudieron evitar recorrer su cuello, y su boca sentir sed, sed de tocarlo y lamerlo, >apartó la vista<

Un suspiro acompañó a las palabras- No me duele, sé lo que me hizo, pero el recuerdo es borroso- Hee, se había encargado de ponerle algo en el té, para afectarle la memoria y curar sus heridas, tanto externas, como internas- ¿se arrepiente?- cuestionó, sus ojos inspeccionaron la ropa ensangrentada del príncipe

El esposo de su hermano, le había hecho un gran favor al sanar al menor, se sentía humilde ante el cuerpo tembloroso frente a él -Si - ¿qué más podía contestar?

- también yo, no me he comportado como debería, ni eh intentado conocerle a usted tampoco, le eh juzgado y odiado, pero también, le eh deseado y querido, el amo Heechul ah hablado conmigo y tiene razón, le pido una disculpa a cambio de la suya, y le ofrezco la oportunidad de una tregua.

-¿tregua?- era una broma ¿no?, >Zeus!, ten piedad de mi<, chasqueó la lengua y esperó

-No quiero recibir más castigos y puedo leer en su cara que usted tampoco quiere dármelos, pero yo no nací, ni crecí aquí, no puedo aceptar que usted me vea y me trate como un animal ya que, yo no lo soy, podemos vivir en guerra eterna, o usted amo, podría escucharme.

-¿Cuál es la tregua que me ofreces?- con escucharlo no perdía nada, cada que cerraba los ojos, veía sus manos aferradas con desesperación a la pared, o sus ojos suplicando que parara, y si el joven proponía algo justo, él estaba dispuesto a hacerlo.

-Yo soy de usted- esperó unos segundos, y continuó explicando su idea- pero, no soy un pedazo de carne que pueda comer cuando se le antoje, si me tratara como a un amante, yo podría darle lo mismo a cambio- finalizó Donghae atrapando su labio inferior entre los dientes, esperando la respuesta.

-¿Quieres ser mi pareja en ley?- el trato era absurdo- no puedo aceptar eso Donghae, me pides demasiado

-no, no quiero ser su pareja ante la ley, quiero ser de usted, mi amo, y que usted sea mío durante el tiempo que lo desee su majestad, usted no podría compartir más que palabras con los demás jóvenes del templo mientras me tenga en compañía, para mí, eso es ser un amante, no un esclavo- no pedía demasiado, sólo ser tratado como una persona- y en cuanto usted encuentre una pareja en ley, deberá dejarme libre, porque siguiendo el acuerdo, si usted está con alguien más, no puede estar conmigo.

Perecía una tregua bastante inocente, pero, debería evaluar los aspectos cuidadosamente- Te daré mi respuesta mañana Donghae- sus pies giraron y salió por la puerta.

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¿Creen que el príncipe acepte la tregua?

¿Creen que es un trato justo?

¡Nos leemos el sábado chicas!

Mi esclavo, Mi perdición [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora