42. Terroristas Escolares de Elite.

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- ¿Y qué? ¿Nos la robamos y ya?

Max se rasca la cabeza, confundido. Acaba de despertar, las sábanas aún se encuentran enredadas entre sus piernas y su cabello es todo un lío.

- No encuentro otra forma de llegar al centro comercial - declaro con una mueca. Noto que no me presta atención así que lo golpeo en la pierna, ceñuda -. Hazme caso. Debiste decirme que no tenías ni un par de calzoncillos, Neanderthal.

Mi hermanastro se revuelve en la cama sin ganas. Observo como se deja caer de nuevo en la almohada y cubre su rostro con ella. Volvemos al principio.

- Esta todavía aguanta tres días más - gruñe con la voz amortiguada por la almohada.

- Eres un guarro, Maximiliano.

- No seas pesada.

Envuelvo su tobillo con ambas manos para sacarlo de la cama sin éxito. ¡Pesa como doscientos kilos! No logro ni moverlo un milímetro. Gruño ruidosamente, revisando la hora en la pantalla de mi móvil. Son las cinco en punto de la mañana y se hace tarde. Me esfuerzo en buscar otra manera de sacar a Max de la cama pero es inútil. Se queda quieto como una roca. Ir al centro comercial fue idea mía, anoche hablamos de eso cuando vino a mi habitación a quejarse de que Will había acaparado la atención de su nuevo amigo Jasper toda la tarde, ahora la idea no le resulta tan atractiva. Lo de pedir "prestada" una camioneta de transporte de la villa . . . también fue idea mía. Es la parte que no le gusta tanto. Los minutos pasan sin que mueva un músculo de la cama por lo que tengo que acudir a medidas desesperadas: lo sacudo hasta sacarlo de quicio. Max no es una persona paciente. Los ruidos lo exasperan, las personas que caminan lento frente a él lo enfurecen y se vuelve loco cuando no lo dejo en paz. Voy por mi cuadragésimo octavo empujón en el momento en que se levanta de la cama de un salto. No dice nada. Camina hacia el cuarto de baño dando grandes zancadas y cierra la puerta de un portazo, furioso.

- No sabes cuanto te odio.

Sonrío satisfecha.

- ¡Yay! ¡Nos vamos de compras! - festejo.

En menos de media hora estamos de camino al centro comercial más cercano de la villa. Max conduce una especie de camioneta para doce personas mientras escuchamos a Taylor Swift a todo volumen.

- Oh, I remember you driving to my house in the middle of the night - chillo a todo pulmón.

- I'm the one who makes you laugh when you know you're 'bout to cry - sigue Max.

Luego nos unimos y aullamos al unísono -  I know your favorite songs and you tell me 'bout your dreams.

En la parte de atrás, Liam se hunde cada vez más en su asiento con una expresión de sufrimiento en el rostro. Al igual que Cash, Félix y Rory. Emma termina uniéndose al cabo de unos segundos.

- ¡No me gusta nada esto! - vocifera Cash sobre la música.

- ¡Ya te dije que es prestado, Copia! - le grito de regreso, por quinta vez.

Cash me regresa la mirada por el retrovisor nada convencido.

- ¿A quién se lo pediste?

Subo el volumen de la música.

- ¡No puedo oírte! - chillo y sigo tarareando la canción.

Nadie se da cuenta de la mueca incómoda que me esfuerzo en esconder. Prestado es una palabra bastante ambigua en mi vocabulario. Anoche, de regreso a mi habitación, me di cuenta que las camionetas estacionadas frente a la villa carecen de supervisión. ¡Las llaves estaban en el contacto incluso! ¿Cómo se les ocurre traer a un enorme grupo de estudiantes y dejar camionetas sin supervisión por ahí? ¡Alguien podría causar un accidente! Es por eso que la tome prestada. Mientras esté en mi poder nada malo podrá pasar. Ningún tonto estudiante novato podrá robarla y todo el mundo estará seguro. Tiene bastante sentido si lo piensan bien. Will lo entendería. Lo hicimos una vez después de un partido hace poco tiempo. El recuerdo me hace sonreír nostálgica a pesar de nuestra reciente situación. Aunque Will no es tan fácil de sobrellevar como Max no puedo evitar añorar un perdón que sé no tiene ni pies ni cabeza. No hay nada que perdonar. No hice nada malo, pero ahí está, perforándome la parte trasera del craneo cada vez que lo recuerdo. Estábamos tan bien antes de Liam.

That Girl Is A Problem © | #1 |  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora