4. Los alborotadores.

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Salgo del despacho con un mal sabor en la boca. Mi horario indica que tengo Algebra con el señor Craig en el aula 201, pero no tengo ni puta idea de donde se encuentra la clase. Me rasco la nuca en búsqueda de algo que pueda indicarme el camino hacia la puñetera clase, sin mucho éxito. Doy media vuelta sobre mis talones, para dirigirme a la otra estudiante nueva, pero me muerdo la lengua al recordar que ella debe saber tan poco como yo. Me quedo muda frente a ella. Parece igual de pérdida por lo que señalo con la cabeza el infinito pasillo para caminar juntas en la búsqueda de nuestra respectivas clases.

- Piper - dice ella, cohibida -. Ese es mi nombre.

- Ah, cierto - musito, y me pregunto por qué diablos habla conmigo. Las chicas como ella solo hablan conmigo para pedirme que me mueva o que le haga una broma muy pesada a sus novios infieles -. Soy Riley.

Evito hacer una mueca. ¿Ahora qué? En Boston nunca tuve amigas con las cuales ir de compras o charlar de chicos, aunque tampoco era una inadaptada social, mantenía conversaciones con mis compañeros de banco pero nada más allá de comentarios acerca de la clase o de chismes de pasillo.

- Seguro que nos irá genial.

- Eso espero - le digo sin dejar de caminar -. Sino tienes a nadie con quien sentarte en el almuerzo o algo, nos pueda ir genial juntas.

- ¡Me encantaría, Riley! - exclama, casi conmovida. Me encojo de hombros.

- No es nada, Piper - le digo de lo más normal.

En realidad no es la gran cosa, quizás no me vuelva hablar cuando las chicas populares la descubran.

No logramos encontrar nuestra clase a tiempo. En un segundo somos engullidas por una marea de estudiantes, en la cual Piper nunca suelta mi brazo, y mientras ella trata de evitar el muro de piel humana que nos rodea yo me encargo de codear, empujar y hacer puntapiés para hacerme paso entre las personas. Piper es de doceavo grado, por lo que encontrar la mata rubia de Adam entre el revoltijo de brazos y piernas nos ayuda bastante. Él se encarga de darle indicaciones a Piper, que se muestra recia a abandonarme, hacia su clase y a mi me deja en la puerta de mi clase con la señorita Morrison. Me siento en el fondo durante las primeras clases y me salto el almuerzo, aunque no logro librarme de Piper, la encuentro en el baño de chicas justo antes de largarme hacia las gradas junto a la cancha de americano. No le cuento que mi hermano es súper popular en Jackson, y le invento que no conocía a Adam hasta esta mañana cuando le pedí indicaciones en el pasillo; ella por su parte, no se guarda nada. Me cuenta todo acerca de su vida: viene de Arizona, tiene dos hermanos menores - uno de siete y otro de once -, se queda con su tío Jonás y su tía Chelsea, y que varias personas la habían invitado a sentarse con ellas en el almuerzo pero que prefería quedarse conmigo.

- ¿Fue como lo esperaste? - inquiero de camino al edificio, aún faltan cuatro clases para que la tortura llegase a su fin.

Piper hace una mueca - Pues . . . Todos son muy amables conmigo y un chico pidió mi número . . . Creo que ha ido bien para ser el primer día - sonríe - ¿Y tú, qué tal?

- Ha ido bien - mascullo asintiendo, nadie me ha molestado y he tratado de evitar a Will en todo momento.

Para el quinto periodo no tengo a Adam a mi alcance para guiarme hasta el salón de clases de la señorita Spiegelman, quien Piper describe como una cabrona cuando le comento sobre mi siguiente clase, llego tarde y maldigo a todo lo que me ha llevado hasta ese momento cuando no reconozco ni un solo rostro de mis compañeros de clase. ¿Estoy en el lugar correcto? Rory esta aquí. No recuerdo haber compartido una clase con ella antes pero me alegra encontrarla aquí. Me siento en el fondo a su lado, esquivando bolas de papel y mochilas en el camino, y me dejo caer en el asiento como si mi cuerpo fuera un peso muerto que he estado cargando durante varias horas. Esta claro que no esperaba absolutamente nada de mi primer día de clases, pero haberme saltado el almuerzo ha dejado mi ánimo por los suelos. Apoyo mi mentón sobre una mano y echo un vistazo en la dirección de Rory. Discute con uno de nuestros compañeros, Ian, como si hacerlo pudiera sacarlo de la clase, le dice algo sobre ser muy viejo para estar en la preparatoria y le da una palmada en la nuca.

- No sé que carajos hace Ian en esta clase - me dice Rory, ceñuda.

Ladeo la cabeza para mirar a Ian. Tiene a una animadora sentada en la piernas.

- Yo tampoco sé qué diablos haces aquí - gruñe él, igual de irritado por su presencia.

Rory lo fulmina con la mirada - Lo dije primero, Freeman.

No les pongo especial atención. Escudriño la clase en busca de otro rostro conocido sin mucha suerte, también busco señales de la profesora pero nada, estamos solos. Rory resulta una agradable compañía una vez deja de prestar atención a Ian. Bromeamos el poco tiempo que tenemos antes de que comience la clase y se encarga de ponerme al día con las novedades en Jackson. También me da varios consejos: no saltarse el almuerzo - cosa con la que concuerdo ya que mi estomago protesta en estos instantes -, las bromas pesadas están reservadas para los maestros más cabrones - Spiegelman, Brown, Jones y Griffin -, llevar una sudadera para gimnasia incluso con la temperatura a tope - las porristas escogieron el modelo de uniforme y es bastante revelador -, y evitar a toda costa a los "alborotadores". No alcanzo a hacer preguntas acerca de estos alborotadores por qué la señorita Spiegelman hace acto de presencia.

La espera se me hace eterna. Esta clase no tiene ni pies ni cabeza en mi opinión así que me distraigo con cualquier cosa. Las altas ventanas rectangulares recortan la luz del sol del medio día en pequeños charcos de luz que me dan de lleno en el rostro mientras el murmullo de las conversaciones se alza una milésima cada minuto que transcurre. La luz obstaculiza mi visión así que ignoro por completo si la profesora escribe algo en la pizarra.

La profesora sigue sin dar ninguna indicación.

Observo a Rory de reojo. Está concentrada en hacer una mega bomba de goma de mascar con sus largas piernas estiradas sobre la mesa y las manos detrás de su nuca, no parece importarle la presencia de la profesora en el aula. Prácticamente es mi única fuente de entrenamiento en el lugar, pero la profesora ha comenzado a repartir un montón de hojas por los asientos y he perdido mi oportunidad de hacer más preguntas.

- Durante el transcurso de la clase - explica Spiegelman - van a responder el cuestionario en pares. Es todo por ahora.

Ian levanta la mano - Disculpe, creo que estoy en la clase equivocada.

- ¿Apellido? - Spiegelman ajusta sus lentes.

- Freeman.

- Estás en la clase correcta, Freeman. Busca a un compañero y contesta las preguntas del formulario.

- Soy de doceavo - insiste él.

La profesora suspira.

- Gracias por la información, joven. Sino le molesta seguir interrumpiendo la actividad puede seguir las instrucciones previamente dadas, gracias.

Varias personas en la clase comparten una mirada. Incluso Rory comienza a prestar atención a lo qué pasa a su alrededor. La morocha me mira en busca de una respuesta que no tengo así que levanto los hombros, igual de confusa que ella.

- ¿Está es una especie de clase avanzada? - pregunta Rory en voz alta -. Por que si es así debe de haber un error. Nunca he estado en una clase avanzada en mi vida.

Asiento de acuerdo. Es imposible que con mis notas haya alcanzado los créditos de una clase avanzada.

- Es biología avanzada, niños - masculla Spiegelman, irritada -. ¿Es que no prestan atención a sus horarios? ¿Tengo que enseñarles a leer también?

Una completa cabrona, pienso para mis adentros. Piper tenía razón respecto a ella.

- ¿Biología avanzada? - farfulla Ian por lo bajo, horrorizado por la idea -. Mi nota más alta en biología para principiantes fue una C-.

- Es de esperarse de este diminuto cerebro que cargas - se burla Rory.

- Yo tampoco creo reunir los créditos necesarios para esta clase, Rory - comento entre dientes, nerviosa.

Rory entrecierra los ojos, consternada.

- ¿Creen que pusieron a todos los tontos en una clase avanzada a propósito? ¿Es una especie de prueba? Soy mala con las pruebas.

Los demás coincidimos con ella. No somos ningunos genios, ¿a quien queremos engañar? Derrotada por que sé no hay manera de que responda preguntas de biología avanzada de forma satisfactoria acepto el racimo de hojas. Entre los tres llegamos a la conclusión de que deberíamos buscar una pareja que en realidad pertenezca en la clase y luego intercambiar respuestas. Es así como me quedo sin compañero. O es así hasta que la puerta del aula se abre de un portazo. Los rayos de sol que antes obstaculizaban mi visión no son nada comparado con la imagen que tengo delante. Liam Miller y otros dos chicos se ríen a carcajadas en el marco de la puerta, murmurando cosas inaudibles para su público, que no le quita los ojos de encima. Me cruzo de brazos en mi asiento y suspiro. Toda la paz que podía haber esperado de este lugar se esfuma de alguna manera con la presencia de Liam. Si cuento con que es la mitad de astuto de lo que pienso de las personas en general, intentará hacerme pagar por su auto. En su defensa, haría hasta lo imposible por joderle la existencia si estuviera en su posición.

- Señor Miller - Spiegelman cruza los brazos sobre su pecho y fulmina a los muchachos a cada costado del interpelado, cada uno con una sonrisa imposible de borrar - y compañía, no recuerdo haber pedido su presencia en mi clase este año.

That Girl Is A Problem © | #1 |  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora