Capítulo 27

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Llegamos a mi edificio, eran las 7, bajé las maletas y las dejé en la puerta.

-Me prestas tu teléfono un momento?

-Si, ten.

-Gracias.

Me añadí a sus contactos y le devolví el teléfono.

-Que has hecho?

-Me he añadido, si necesitas algo no dudes en mandarme un mensaje. Ah! Y gracias por traerme a casa.

-De nada mujer. -me dedicó una sonrisa.

Él se fue con su coche y yo entré en mi edificio.

Al subir a mi casa tiré mis maletas y me senté en el sofá.

Empecé a llorar, pensando en todo lo que estaba pensando, pensando en que iba a hacer, estaba muy indecisa.

Me fui a mi habitación y de la mesita cogí una cuchilla, seguidamente me dirigí al cuarto se baño, cerré la puerta con pestillo y allí pude gritar sin que nadie me escuchase, grité y grité, no quería seguí viviendo, mi vida ya no valía para nada, no hacía nada bien, ni tenía a nadie. La cuchilla pasó por mi muñeca, abriendo mi piel poco a poco. Me levanté aún llorando y me puse frente al espejo.

-Sabes el asco que das!? Nadie te quiere! Has matado a tu mejor amiga! Éstas sola! Y lo único que haces es cortarte y llorar como una niñata de mierda que no hace nada para solucionar las cosas! Coño, Katya date cuenta de lo que estás haciendo! No puedes seguir así! Crees que vas a solucionar algo? No! Porque no vales para nada! Y vuelves a estar como estabas en el instituto. Lo recuerdas? Todo el mundo te insultaba, siempre llorabas en clase y la única que iba a ver que te pasaba era Maria! Cuando todos los días y a todas horas recibías el mismo insulto! Pero no decías nada, porque eres retrasada, ni si quiera a tu mejor amiga, que era como una hermana para ti, normal que estuvieras tan mal, no te desahogadas con nadie, preferidas ahogarte tu sola, sacar una sonrisa mientras morías por dentro. Y que harás ahora? Lo mismo! -Me dije mi misma frente al espejo.

Me retiré un poco y lloré más fuerte aún, sabia que lo que estaba haciendo estaba mal pero no podía hacer nada para evitarlo.

-Ojalá te mueras! -grité frente al espejo.

Volví a pasar la cuchilla por mi muñeca.

-Esto está mal... -susurré con las manos en la cabeza.

Lancé la cuchilla sin saber hacia donde, mire mis muñecas llenas de sangre. Me gustaba notas como la gota caía por toda mi muñeca hasta llegar al borde y caer.

Me agarré la cabeza con mis dos manos y empecé a gritar y a llorar. Al final me quedé tumbada en el sueño de mi baño. Viendo como poco a poco se formaba un charco de sangre hecho por mis cortes.

-Soy retrasada -susurré y sonreí.

Quedé dormida en el suelo, llorar me hacía tener sueño.

Me desperté sobresaltada, recordando lo ocurrido, me lavé la cara y salí del baño. Ya no se veía la luz del sol. Cogí la fregona y limpié la sangre derramada.

-Tranquila, no ha pasado nada... -me dije a mi misma después de un suspiro.

Miré mi muñeca llena de cortes y decidí volver al baño para ponerme unas vendas, siempre tenía vendas en uno de los cajones del baño ya que me había cortado muchas más veces.

Después de vendarme el brazo me senté en el sofá y encendí la tele.

Era hora de cenar, pero como no tenia hambre ni me acordé de ello.

Por un momento me olvidé de todo, mi mente quedó completamente en blanco y me quedé mirando a la televisión fijamente.

Respiré hondo y me acosté en el sofá mirando al techo sin hacer nada.

Escuchaba la televisión, eran dibujos, creo que eran "historias corrientes" no me giré para mirar, solo me limité a escuchar lo que decían. Nada interesante, la verdad.

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Abrí los ojos, el sol entraba por la ventana y mi móvil vibraba.

*Conversación telefónica*

-Katya?

-Si?

-Soy yo, Fran.

-Hola Fran! Que tal?

-Bien! Justo de eso quería hablar, tu que tal? Éstas bien? Necesitas algo?

-Si Fran, estoy bien.

-Segura?

-Claro. -cayó una lágrima por mi pómulo.

-Pues me alegro! Te gustaría ir a tomar algo?

-No, estoy muy ocupada con el tema de las maletas.

-Te noto apagada...

-En serio? Pues no sé, será porque estoy cansada, no le des importancia.

-Ah... Vale, pues descansa.

-Adiós Fran.

-Chau.

*fin de la conversación*

Me lavé la lágrima con el brazo y volví a acostarme para seguir durmiendo, no tenía ganas de hacer nada...

Charlie Charlie, ¿estás ahí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora