15.- Capitulo quince

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El sentimiento que se formó dentro de el joven oficial fue indescriptible.

Corrió hasta su auto, para él era de vital importancia llegar cuanto antes con Alina, ella lo necesitaba y se rehusaba a estar sin ella un día más. Frederick le gritó instantes antes de que llegará al auto, sin poderlo evitar Viktor se dio la vuelta y le sonrió como un completo idiota cuando su amigo se acercó, lo abrazó sin pensarlo en cuanto estuvieron cerca.

—¿A qué se debe este abrazo? —Le preguntó Frederick sonriendo.

Miró a todos lados antes de contarle la noticia: —Porque seré padre Frederick, recibí una carta de Otto hace unos minutos — Frederick dejo de sonreír, pasaron unos segundos de silencio antes de que la sonrisa reapareciera.

—Muchas felicidades, amigo.

Un sollozo escapo de su garganta al sentir los brazos de su amigo, todos los problemas de las últimas semanas llegaron a su mente. Frederick se dio cuenta de su estado y lo condujo rápidamente hasta el auto.

—Espérame dos minutos. —Le dijo antes de volver al campo.

Se quedó solo en el auto, dejando escapar más lágrimas. Hubo un momento en el cual mientras esperaba a Frederick aun en el auto que la realidad lo golpeo con intensidad, seria padre y no solo eso, sino que compartiría esa gran alegría con la única mujer con la que alguna vez se imaginó teniendo hijos.

No notó la llegada de Frederick hasta que el coche encendió, miró a su amigo y este le sonrió con ternura.

—He dicho que te sentías mal y que te tenía que llevar con un médico; podrás ver a Alina sin miedo

—Eres el mejor amigo que podría tener. —Le dijo Mirándolo a los ojos.

Frederick era de esa clase de personas, que anteponen las necesidades de los demás antes de los suyos. Viktor no conocía a nadie que mereciera más el ser feliz que a ese hombre que rompía la ley para que su amiga pudiera estar con su mujer.

— Quiero que todos sean felices.

Sonrieron al mismo tiempo.

—¿Por qué estás tan feliz?

Negó con la cabeza aun sonriendo. Señaló con un dedo hacia enfrente.

—Hemos llegado.

La mente de Viktor quedó en blanco. Bajó del auto antes de que Frederick se detuviera completamente, caminó despacio hasta el umbral de la puerta y tocó. Frederick llegó a su lado al tiempo que Otto abría, los insto a pasar mientras el buscaba a Alina.

Se sentaron, Viktor se movía sin parar a causa de los nervios que sentía, Frederick le palmeo el hombro.

—Calma, en unos segundos la verás. —Escucharon pasos y el nervioso oficial me giré esperando tener la primera visión de Alina —Volví con Sylvia.

Las palabras de su amigo lo hicieron volver la cabeza hacia él, la sonrisa no se apartaba de su rostro y pudo notar identificar ese brillo que había visto en él.

Alina entró en el campo de visión, puso toda su atención en ella dejando por un momento la noticia que Frederick le había dado. Cuando sus brazos la rodearon todo el mundo dejó de existir.

 Cuando sus brazos la rodearon todo el mundo dejó de existir

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En el corazón de un AlemánWhere stories live. Discover now