8.-Capitulo ocho

7.6K 599 76
                                    

Alina observó cómo la mirada de Viktor se iba oscureciendo conforme las palabras cobraban sentido en su cabeza.

—¿Quién? —Le preguntó Viktor apretando los dientes.

Cerró los ojos y trató de respirar, no quería perder el control en ese momento.

En su mente se creó un recuerdo: esa pequeña niña que años atrás había matado. El la mató para que no sufriera lo que no pudo evitar que le hiciera a su amada. A ella no la pudo salvar.

— No lo sé.

Mintió por miedo a que Viktor buscara a la responsable y por querer vengar su honor terminara muerto por su culpa.

—¿Hace cuánto fue que sucedió? — preguntó Viktor.

La imagen de alguien haciéndole daño a Alina no se apartaba de su mente, tenía ganas de gritar, de matar a alguien, tenía ganas de vomitar.

— No sé. No sé ni en qué día vivo, no recuerdo hace cuanto fue. — Era más fácil para Alina solo recordar el dolor, la vergüenza...

—¿Estás segura de que estas embarazada? — Viktor se acercó a Alina, tenía ganas de abrazarla, no soltarla hasta que estuviera fuera del infierno que se había convertido Alemania.

Trataba de controlar sus sentimientos, tenía ganas de dejar escapar las lágrimas que se iban almacenando en una parte de su corazón. La imagen de Alina con una enorme barriga embarazada llenó su mente, se vería hermosa, pero el dolor creció cuando se dio cuenta que ese niño no sería fruto del amor, seria de un monstruo, seria de algún miserable que se había aprovechado de su poder.

— Aún no estoy segura, pero mi regla no ha llegado hace mucho.

— Alina, dime algo, ¿Has comido bien? —Ella estuvo a escasos segundos de soltar una carcajada.

¿Comer bien? ¿En ese lugar? Se detuvo a tiempo, pudo ver la expresión de Viktor; Hablaba en serio, pero ¿Qué clase de pregunta es esa?

— Tú sabes que no, hoy fue el primer día que comí bien desde que fui capturada, ¿pero eso tú ya lo sabes? ¿no? — Viktor asintió.

— Sí, lo sé, pero, - Tomó a Alina del rostro — no has pensado que es por eso que no te haya llegado la regla, si, es probable un embarazo, pero también puede ser a causa de la desnutrición, ¿no crees?

La esperanza floreció en Alina, ahora que recordaba jamás había visto a alguna de sus compañeras con síntomas de regla, solo las recién llegadas sufrían de eso.

— No te ilusiones Alina, no quiero que la decepción sea tan dolorosa, si es verdad que estas embarazada, yo voy a estar aquí, para ti y para ese niño— la beso suavemente en los labios y sonrió— no era la idea que tenía para ser padres, pero la acepto.

— Pero, no será tuyo y eso siempre lo sabrás— Dijo en un susurro Alina.

— Será nuestro hijo, así que, — se separó de ella — no iras a ningún lado hasta que sepamos la verdad, esperaremos unos días, te alimentaras bien y veremos si tu regla regresa, si no es así, traeré un doctor. Alina, estés embarazada o no saldrás de aquí de todos modos, no quiero que, de haber un niño dentro de ti, sufra el martirio de vivir en una Alemania liderada por las personas incorrectas, ¿entendido?

Alina asintió, evitó discutir en un momento como ese, sabía que encontraría la manera de quedarse, o de llevarse a Viktor con ella.

Narrado por Alina.

Un mes después.

La regla aún no me regresaba, y me comenzaba a poner cada día más nerviosa, el estar sola todo el día, todos los días no ayudaba en nada a mis nervios.

En el corazón de un AlemánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora