Capítulo XXIV.

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—Señorita Julieta ¿está lista?— grito mamá desde el otro lado de la casa.

Me encontraba frente al espejo de mi habitación, llevaba un vestido muy contemporáneo para mi gusto, y es que simplemente no me gustaba. Volví a hacer un gesto de desagrado, tome mi bolsa con mi cambio de ropa, y me encerré en el baño.

Quitarse semejante vestido como era con el que iba a actuar, no era nada fácil. Luego de luchar por casi diez minutos, logre quitarme ese vestido, y colocarme mi jeans y mi blusa. Ate las cintas de mis tenis, y guarde el pesado vestido de actuación sobre una bolsa.

Esta pesaba y no lo niego. Baje con cuidado las esclareas de la casa, y me encontré con mi mama que estaba esperando en la puerta de entrada.

—¿Si quedo bien el corte?— pregunto con entusiasmo mientras quitaba de mis manos la bolsa.

—Perfecto— y es que, aunque ya tenía el vestido, este era muy largo para mi persona.

Salimos por la puerta principal, y llegamos al auto. Guarde la pesada y grande bolsa en el baúl, y me subí, corriendo pues ya íbamos algo atrasadas.

—¿Segura que no quieres que me quede?— pregunto mamá mientras me ayudaba a bajar la pesada bolsa del auto. Asentí, y luego de un beso en la mejilla, empecé a caminar con la bolsa entre manos. Me imagino verme algo ridícula, pues no podía cargarla.

Jake llega corriendo, y me arrebató de mis manos la pesada bolsa.

—¿Qué llevas? ¿Un muerto?— bromeo, mientras se acomodaba esta en las manos.

—Sería mejor— dije entre dientes.

—¿A dónde vas?— pregunto mientras empezábamos a caminar por el pasillo de entrada del colegio.

—Al gimnasio, hoy será la representación de la obra—.

—Y por lo que oí, será "Romeo y Julieta" ¿Verdad? —.

—Lamentablemente, cierto—.

—¿Y tú eres Julieta? —.

—Pues, al ser la única chica del grupo, me obligaron a hacerlo—.

—¿Dejas que sea tu Romeo?— dijo antes de robar un pequeño beso de mis labios.El beso, fue tierno y pequeño. Sentía el color aparecer en mi mejillas. Jake mordió su labio inferior.

Y me recordé: [...]Solo sí me lo robas[...]

Ansiaba llegar a la entrada del gimnasio.

—¿Te dejo aquí?— dijo Jake mientras señalaba con la cabeza la puerta de entrada a los baños de damas. Y es que, no me cambiaria en pleno gimnasio.

—Si, gracias— dije mientras intentaba sostener la bolsa.

—Vicky, yo la llevo— dijo con una sonrisa algo coqueta en sus labios.

Sonreí tímidamente, y entre en la sección de baños. Me asegure que no hubiera nadie, y le abrí la puerta a Jake, para que este pudiera pasar y dejar la bolsa cerca.

—¿Segura que no hay chicas por la costa?— pregunto con una amplia sonrisa. Y es que Jake, poseía una sonrisa tan perfecta.

—No— dije entre risas.

Este, entro por la puerta, arrastrando la bolsa, y se apoyó sobre los lavamanos.

—No me cambiare, mientras tú estás aquí— dije como pretexto.

Este hizo un puchero, y salió por la puerta.

Entre a un baño, jalando la bolsa e intente cerrar la puerta, lamentablemente, la bolsa era tan grande, que no cerraba.

Amor no correspondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora