Capítulo XXI.

4K 257 28
                                    

Acepte la solicitud, y volvimos a hablar. Pero ya no sentía ese cosquilleó que solo sentía cuando hablaba con él. Ya no sentía la urgencia de responder rápido sus mensajes. Ya no sentía nada.

Los días transcurrieron, y volvimos a cambiar números. Pero ya no eran las conversaciones de antes.

Y al ya no sentir ese "cosquilleo" podíamos hablar cara a cara. Ya no me paralizaba cuando estábamos juntos, ya no me sudaban las palmas de la mano cuando pensaba en él.

Nuestra amistad, por chat se debilito. Pero nuestra mistad, en realidad se fortaleció. Podíamos hablar en persona, podíamos hacer bromas y conversar como amigos sin que nadie nos interrumpiera.

Era los últimos dos meses de ciclo escolar. Y la pasaba mucho tiempo con Evelio, podía abrazarlo, recostar mi cabeza en su hombro, contarle cosas y no había problema.

—Uyyy Vicky, ya viste quien vino de visita— Dice Natalia mientras levanta la mirada detrás de mi.

—¿Quién?— pregunto sin importancia.

—Voltea y veras— dijo con cara de picardía.

Subí la mirada, de mi libro, gire mi cabeza hacia la derecha, y me encontré con algo que no podía creer. Detrás de mí se encontraban los graduados de dos años anteriores, y entre ellos: Eduardo.

Eduardo, fue mi primer novio. No mi primer amor, pero si fue mi primer novio, y hasta ese momento, el único.

Volteo rápidamente hacia Natalia, y mis manos empezaron a temblar.

—Ya estas roja— dijo entre risas. Branda empezó reír también.

—¿Así que él es el famoso "Eduardo"?— dijo con cara de picardía. Cuando Salí con Eduardo, aun no conocía a Brenda, así que ella no sabía quién era.

—Vamos a hablarles— dijo Natalia mientras se levantaba de la mesa.

—¿Qué! ¡No! ¡No!—dije mientras escondía mi cara entre mi cabello.

—Brenda ¿Vienes?— dijo mientras empezaba a jalar de mí. Brenda se levantó y empezó a jalar de mí también.

—Yo no iré, ¡aquí me dejan!— dije molesta mientras trataba de quitar sus manos de mí.

Las dos dejaron de intentar forzarme y fueron caminado hacia donde se encontraba el grupo de ex -alumnos.

Baje la vista nuevamente a mi libro de historia, y continúe leyendo. Luego de unos minutos, siento una mano tocar mi espalda.

Volteo molesta, y me encuentro con Eduardo.

No había cambiado mucho, y aun poseía esa hermosa sonrisa, con la cual, tanto lo recordaba.

—Hola Vicky— dijo un poco nervioso.

—Hola— dije con las mejillas rojas y con los nerviosos de punta.

—¿Por qué no me fuiste a saludar? Si yo te vine a ver a ti— dijo mientras se sentaba enfrente de mí.

Mierda.

—Ahhh, porque...— dije mientras jugaba con mi cabello—...estaba ocupada— me apresure a decir.

Seguí hablando con Eduardo, y lógicamente los dos estamos nerviosos, sin mencionar un coqueteo ligero que había de parte de los dos.

Luego de media hora de estar hablando, uno de los ex graduados, Carlos, se acercó a la mesa, me saludo y le dijo a Eduardo:

—Ya podemos entrar a secretaría— mientras le daba una ligera palmada en la espalda. Eduardo sonríe, y me voltea a ver.

—Vengo en un rato— dijo mientras se paraba. Yo solo sonreí y asentí. Eduardo se acercó, y me dio un beso en la mejilla. Mis mejillas se pusieron más rojas todavía.

Busque desesperadamente en la banca de la mesa mi libro, y lo abrí en cualquier página. Intentaba ocultar mi rostro.

—Aún hay amor— dijo Natalia mientras se acercaba con Brenda.

—No— dije nerviosa mientras buscaba con la mirada si aún en la cafetería seguía Eduardo. Para mi suerte, ya no.

—¿Qué te dijo?— pregunto Brenda mientras se sentaba, donde hace unos momentos estaba Eduardo.

—Cosas— dije mientras jugaba con mis manos.

—¡Te gusta aun!—dijo Natalia.

Iba a responder que no, cuando me interrumpe una voz, Evelio:

—¿De quién hablan? –dijo mientras se sentaba a mi par.

—Del ex de Vicky— dijo Brenda sin importancia.

—¿Qué ex?— se apresuró a decir Evelio.

—Uno de los graduados— Dijo Natalia.

—¿Cuál de todos?— pregunto con un tono, que a mi parecer, era de celos. No era su asunto, y pensaba en decírselo cuando Brenda dice:

—¿Por qué tan interesado?— mientras alzaba ambas cejas.

—Pregunta— dijo Evelio con tono relajado.

—Eduardo, uno de los que están cerca de la puerta de cafetería— dijo Natalia mientras volteaba la cabeza.

Cerca de la puerta, se encontraba Eduardo, Carlos y Pablo.

—Iré a preguntar— dijo mientras se levantaba de la mesa.

—¡No, no vayas!— dije mientras le sujetaba la mano.

—¿Por qué no?— dijo mientras se acercaba a mí.

Mierda.

—Porque pensara que aún me gusta— dije mientras alejaba mi rostro del suyo.

—Entonces, dime ¿quién es?— dijo mientras cruzaba sus brazos.

—No te diré— dije mientras baja la mirada.

—Iré entonces— dijo con mientras apoyaba sus brazos en la mesa.

—No vayas por favor— dije miedosa a que si fuera.

—Solo respóndeme algo— dijo mientras acercaba su rostro al mío. Nunca, nunca habíamos estado tan cerca. Podía sentir su respiración. Empezaban a sudarme las manos.

—¿Te gusto?— soltó con un aire de esperanza.

¿Qué sí me gustaba? ¿Qué sí me gustaba su forma de ser? ¿Que sí me gustaba las tiernas líneas que se le hacían, en los extremos de la boca a al sonreír? ¿Qué sí me gustaban esos ojos negros los cuales podía observar todo el día y no me cansaría? ¿Qué sí me gustaba Evelio?

La respuesta lógicamente era un enorme "si". Pero mis instintos me obligaron a responder raídamente:

—No.

Amor no correspondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora