Capítulo 20. Condenada por 100 años

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—tranquila, no podemos hacer nada, debemos respetar las reglas del consejo e ir para que tomen una decisión.

Me giré hacia él entornando mis ojos, ¿cómo quería que me tranquilizara? Sin yo esperarmelo él mordió su muñeca y el olor de su sangre invadió mi nariz y mi garganta ardió.

—ven, bebe de mí, perdiste mucha sangre y no estás sanando rápido —dijo señalando mis manos. Dudé por un instante, pero por instinto me aferre a su muñeca y comencé a beber su sangre sintiendo un alivio en mi garganta, su sabor era exquisito, tan dulce que no quería dejar de beber de él.

—ya es suficiente Elena —dijo pero no me detuve.

—¡basta! —gritó y se alejó de mí, a lo que yo gruñí enojada— más tarde traerán un humano para que te alimentes.

—¡no! —dije cruzándome de brazos— me gusta tu sangre.

—a mi también la tuya— musitó sonriente— pero no me puedo arriesgar y... —hizo una pausa— no me lo perdonaría. No te preocupes tienes mucho que aprender, ya tendremos tiempo para eso.

—entonces si me están esperando a mí, vamos, no perdamos más tiempo.

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Después de que Sebastián hiciera varias llamadas informando que yo ya había despertado, nos dirigimos hacia el lugar donde sería la reunión con todos los gobernadores de los diferentes clanes que conformaban el consejo.

El viaje duró una hora, nos mantuvimos en silencio durante todo el camino, pero no uno incómodo. Llegamos a una mansión con aspecto antiguo que más parecía un castillo. Ubicado a fueras de la ciudad, rodeada por el espeso bosque.

Sebastián aparcó cerca de otros autos muy lujosos, supongo que ya habían llegado los demás. Abrió mi puerta como siempre y me tomó de la mano para encaminarnos hacia la entrada del lugar.

Fuimos recibidos por unos guardias que enseguida nos guiaron por un largo pasillo, luego subimos las escaleras hasta quedar frente a unas enormes puertas, el guardia las abrió y frente a nosotros estaban los demás vampiros sentados frente a una gran mesa ovalada en medio del salón.

No presté atención a los detalles, sólo miraba con indiferencia a los presentes al igual que ellos a mí. Con la miraba busqué y encontré a Alex, pero no a su esposa.

—por favor, tomen asiento —dijo uno de los vampiros presentes, todos lucían jóvenes.

Vislumbré a el creador de Sebastián, que ahora es mi gobernador, y nos sentamos a su lado.

Alex se levantó de su asiento y dio la bienvenida a todos los presentes e informó el motivo de la reunión. Sebastián me dijo que ahora Alex tomó el lugar de su padre y que su clan es el más numeroso y fuerte por ese motivo lidera a los demás clanes que hacen un total de seis.

Minutos después ordenó a unos guardias que trajeran a Xiomara para dar inicio.

Al traerla todos la miramos y venía atada los pies y las manos con una gruesa cadena de plata que quemaba su piel.

—señorita Luchetti —musitó uno de los gobernadores— por favor póngase de pies y diga todo lo ocurrido con la señorita Hoffman sin omitir detalles y diciendo sólo la verdad —ordenó.

Miré de reojo a Sebastián y él sólo asintió, me puse de pies y comencé a relatar todo. Desde el principio hasta lo último que recordaba antes de perder la conciencia. Al terminar miré a Alex quien me miraba con desaprobación y molestia.

—bien, si eso es todo, siéntese. Creo que deberías cambiar tu forma de alimentarte Patton —dijo ésto último mirando a Alex.

—no tienes por qué pedirlo ya lo he hecho —respondió Alex sin ninguna expresión en particular.

—señorita Hoffman, está usted de acuerdo con todo lo que dijo la señorita Luchetti o hay algo que no sea verdad o deba agregar—. Ella me miró con evidente furia y soltó un gruñido.

—no me arrepiento de lo que le hice y si tengo la oportunidad lo volvería hacer —espetó sin más, a lo que todos nos quedamos asombrados por sus palabras.

—¡orden! —gritó otro de los gobernadores— ¿cómo es posible que tengas semejantes pensamientos?, tus propias palabras te condenan.

—Patton, es hora de que tomes la decisión final, creo que todos aquí presentes están de acuerdo en que se le dé una condena de prisión como mínimo de 100 años —propuso el gobernador de nuestro clan y los demás asintieron.

—por cuanto has incumplido una de nuestras reglas de mantener la armonía entre nosotros y las demás especies —hizo una pausa mirando a Xiomara con decepción y dolor que desapareció rápidamente— te condenamos a 100 años de prisión en los calabozos de máxima seguridad. Llévensela por favor —ordenó a los mismos guardias que la habían traído.

Mientras, Xiomara miraba dolida y suplicante a Alex, él mantuvo su mirada seria y fría. En ese momento entendí que al ser él el gobernador ella también sería la gobernadora, pero ese amor enfermizo le trajo graves consecuencias.

Patton dio por terminada la reunión y sólo saludó a los que estaban a su lado y enseguida desapareció.

—bienvenida Elena —estrechó mi mano mi gobernador.

—gracias —musité sonriéndose.

Sebastián tomó mi mano y en pocos segundos estuvimos fuera de la mansión y entramos al auto.

—vamos a casa hermosa —susurró Sebastián encendiendo el auto.

Yo coloqué mi mano izquierda en su pierna, él volteó a mirarme sorprendido por mi gesto  y yo sólo le sonreí.




Holaaa!

1.Mil disculpas por tardar tanto en actualizar ¡sorry!  Espero haya valido la pena la espera.

2. LunaaM30 igual te adoro, gracias por entenderme y esperar. Estoy empezando a leer una de tus historias.

3. Johannaquispequezada gracias por tu apoyo.

4. Nuitari1407 muchas gracias por darme ánimos.

Recuerden votar y comentar que les pareció este cap.

Un beso, 😘 Alexa.

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