Capítulo 10: Por ti.

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Blake y Yang no contaron con alimento en la noche, lo que obligó a la peli negro a pensar que necesitaba tomar otros métodos de supervivencia o su compañera no iba a pasar muchas noches a su lado. Se levantó temprano y encendió una nueva fogata para dejar el lugar cálido, tapando bien a Yang con ambos abrigos. Se habían instalado al lado de una colina. Cuando Yang ve a la peli negro levantarse, abre los ojos por completo y se levanta un poco, apoyando los codos en el suelo para sostener su cuerpo.

Blake: Hey... Buenos días -le sonríe y se acerca, posando un beso en los labios de la chica que amaba.

Yang: Buenos días... -se sonroja levemente. Aún estaba algo dormida, aunque el beso despertó gran parte de ella.

Blake: Iré a revisar la zona. Intentaré cazar algo, no podemos seguir avanzando sin comida.

Yang: ¿Sola?

Blake suspira, intentando encontrar las palabras correctas para que ella comprendiera.

Blake: Necesito que te quedes aquí y juntes más ramas para la fogata.

Yang: ¿Es por mi falta de energía? ¿Ya no sirvo para luchar a tu lado?

Blake: No es eso... -vuelve a suspirar- Necesito que recuperes esas energías para que luchemos juntas de esa manera. Y tu si sirves, no digas eso... -acaricia su mejilla.

Yang: Antes era una máquina de batalla... Ahora soy una abuela -gira el rostro.

Blake: ¿Qué tienes contra las abuelas? -le sonríe.

Yang: Promete que volverás lo más rápido que puedas... -toma una de sus manos.

Blake: Lo prometo.

Yang: Está bien... -suspira- Ten mucho cuidado -le suelta la mano lentamente. Era algo que nunca imaginó le costaría tanto realizar.

Blake: Lo tendré -vuelve a sonreírle y la abraza con delicadeza. La rubia acaricia su cabello negro y presiona su espalda para abrazarla más fuerte. Luego se separan.

Mientras la peli negro se alejaba, de vez en cuando volteaba para ver al tigre, quien aún la observaba. Había comenzado a sentirse extraña al alejarse, se sentía raro para Blake separarse así de Yang, era algo que muy en el fondo le preocupaba. Esa sensación de sentir que no podría estar sin alguien, le carcomía la cabeza, pero amaba mucho al fuerte tigre, nunca la dejaría por un pensamiento tan cobarde.

Pasado un rato de caminata, Blake logra dar con una manada de búfalos. No se veía algo muy fácil de cazar y nunca había realizado algo así sola, siempre era acompañada por un grupo de su antiguo pueblo. Recordó lo que su abuelo le había enseñado: debía esperar a que comieran bastante, para ralentizar su huida o si otro la atacaba al momento de salir a perseguir a alguno. Se quedó sentada en la maleza nevada intentando darle punta a un palo grueso que había logrado conseguir. Se colocó la mejor piedra que veía útil en el bolsillo y levantó el rostro para mirar a los animales. El tiempo pasaba, le preocupaba hacer esperar a Yang pero si no era paciente podía perder el alimento. Ubicó al búfalo más pequeño y continuó esperando.

Un trueno obligó a elevar la cabeza de la peli negro, la cual casi había entrado al mundo de los sueños esperando el momento justo y agradeció a Zeus por ese estruendo que abrió sus ojos. Se reincorporó y comenzó a caminar ágilmente por el suelo, la manada se había adelantado pero ella sabía a cuál debía cazar, esperó un rato hasta que el más pequeño se alejó de la mayoría para abalanzarse velozmente a su objetivo. Los búfalos comenzaron a dispersarse, luego a correr en grupo, lo que dificultó poder alcanzar de manera más sencilla al joven animal. Saltó sobre uno de los más grandes y luego sobre el pequeño, para clavar el palo cerca del cuello, pero sólo logró herirlo tras ser embestida por otro mayor. La peli negro se reincorporó tan rápido como pudo y se posicionó frente al que la había empujado con fuerza, este se encontraba protegiendo al más pequeño. Blake frunció el ceño y le arrojó el palo con fuerza, el cual chocó contra uno de los cuernos y cayó al suelo.

La Plaga -Finalizada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora