Capítulo 8

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Tomamos una ruta alterna para llegar a la tienda donde estaba Koen, y en efecto, Joseph estaba afuera, con el auto. Koen se disculpó con el hombre, y fue a pagar las cosas que había aventado.

Nosotras tres nos metimos al auto sin decir nada. Cora solo saludó al chofer, y nos volvimos a ensimismar en nuestro mundo. Por un lado, sabía que Cora quería hablar del tema, pero por el otro, Zazu y yo estábamos digiriendo que nuestro mejor amigo ya no era nuestro amigo, y que nos había usado a las dos.

A Zazu, para acercarse a mí, y a mí, bueno, porque le gustaba. Ugh.

Joseph vio las heridas de Koen cuando entró al auto, pero no dijo nada. Todos nos quedamos callados el viaje de regreso a la casa. Koen trató de limpiarse la sangre de los puños, pero estaba salpicado de la ropa también, incluso yo, tenía plasma de Luciano en mis manos, y mis nudillos dolían.

No dije nada, no podía, sabía que en cuanto llegáramos a la casa de los gemelos, sus padres quizá le gritarían a Koen por haberse metido en una pelea para defender a una mocosa que acababa de conocer. Quizá me dirían que ya no me apoyarían para conseguir una beca, o nos echarían de su casa. No, no, todo mi futuro se estaba cagando, por culpa de Luciano.

Mi piel comenzó a hormiguearse, me quemaba casi como si estuviera a un centímetro de una hoguera. Zazu me tomó la mano para calmarme, y yo solo comencé a llorar de nuevo. Cora también me tomó del brazo, pero ninguna dijo nada. No podíamos decir nada. Koen volteó a verme desde el asiento del copiloto, en sus ojos había preocupación, no arrepentimiento de haber golpeado a Luciano.

―Estoy bien ― pude decir bajito―, ya no me va a molestar más.

Koen no dijo nada, vio a Zazu y a su hermana, antes de regresar al frente. Dejé mis lágrimas caer, la perdida de mi amigo me dolía en el pecho como si me hubieran clavado una estaca. Pero, también me dolía su traición, jamás fue mi amigo, solo fingió serlo. La mentira era lo que más me quemaba el corazón.

¿Por qué, Luciano? Se supone que todos nos divertiríamos en estas vacaciones. Pero, parecía que a lo que habíamos venido era a sufrir. Zazu por su exnovio, Luciano con su tontería de querer enamorarme, y yo con mi deseo intenso de encontrar mi lugar sin que mi hermano me lo arrebatara.

Me calmé, seguimos en silencio, hasta que a Joseph le llamaron. El hombre contestó, y habló en catalán, solo entendí algo sobre si alguien estaba bien con unos calamares. Estaba bastante segura que no comprendí nada. Koen me volteó a ver, ah, no había ningún calamar, Joseph terminó la llamada y se dirigió a Koen.

―Vuestros padres ya saben sobre la pelea, joven Reyes.

―Mierda ― Koen se quejó―, pensé que si nos íbamos corriendo nadie nos vería.

―Seguro algún idiota nos grabó ― susurró Zazu mientras revisaba alguna red social, espié, heredero de la empresa Automotriz R&W, una vez más es partícipe en una pelea callejera, y se le ve huir con su víctima―. Sí, ya hay noticia.

¿Heredero? ¿Estaba saliendo con un chico que iba a heredar una empresa millonaria? Ah. Quizá por eso Luciano había intentado hacer que mis padres me compraran el vuelo de regreso a México, porque sabía que no podía competir contra Koen. Dios.

Zazu le enseñó su celular a Koen, y él leyó rápido lo que decía―. Maldita sea, no debí reaccionar así. No hoy.

Quise disculparme, quise hablar, pero me quedé callada. Todo esto era mi culpa, si no hubiera ido a hablar con Luciano, Koen no lo hubiera golpeado. Quizá debía haber ido con Zazu, así Luciano no me habría dicho todo eso, o quizá sí, y Zazu lo habría golpeado. La creía capaz.

Summer Trip ©Where stories live. Discover now