XIV

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El cuerpo de la joven era estampado contra la pared dándole la espalda al Uchiha, una mano del azabache sostenía su cabello obligándola a arquearse, se quedó quieta al sentir el erecto miembro del mayor clavándose en su trasero que aún estaba cubierto por la tela del pantalón

"¿Por qué le dije eso? Son completamente diferentes pero aun así... "Pensaba estando al borde de las lágrimas mientras se daba cuenta de lo que había provocado

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Itachi sostenía la barbilla de la menor para permanecer en el eterno contacto que iba más allá del placer físico, el brillo jade lo hacía sentir en calma y más en ese momento en que la kunoichi lo hacía romper toda regla que sostenía de no dejarse llevar por los sentimientos al rodearlo por la cintura con sus delgados brazos, abrazándolo y apoyando su cabeza en el pecho del mayor.

-Tum...tum...tum.-Decía la pelirosa con los ojos cerrados

-¿Qué estás diciendo?-Preguntó Itachi mientras miraba divertido a la menor aferrada a el

-Son los latidos de su corazón, significa que está calmado y eso me tranquiliza...Kakashi sensei.- Al terminar la frase Sakura abrió los ojos intentando buscar una respuesta a sus palabras, no estaba pensando en el peliplata pero su voz sonó como si lo estuviera buscando y añorando. Soltó al moreno que antes de poder alejarse totalmente de él la había tomado por las muñecas, estaba perdida.

-¿Qué has dicho?- Las frías manos del azabache estrangulaban las de la pelirosa

-Que está calmado y- Un gesto de dolor se formó en su cara

-Lo otro-Dijo con voz seca el poseedor del sharingan. Sakura lo miraba con suplica esperando que no la hiciera repetir el nombre que sin querer ni pensar dejó salir por su boca, recibiendo una mirada vacía por parte del mayor. Esa mirada le dolía mil veces más que el ojinegro dejándole marcas en sus brazos.- Dilo

-Amo...- Los ojos jade amenazaban con derramarse

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Una mano apretaba con fuerza un seno de la menor mientras que la otra bajaba hasta su intimidad. Sus movimientos eran bruscos, transmitían el odio que sentía, sin un poco de empatía por su expuesta muñeca. Cada recorrido por su piel parecían ser la necesidad sentida por el Uchiha de dejarle claro que cada rincón de su cuerpo le pertenecía a medida que lo tocaba, su satisfacción era ser el único entre los rincones de la pelirosa, ni Kakashi ni nadie cambiaría eso, le pertenecía y haría que cualquiera con la osadía de acercarse a ella lo supiera.

Los dedos jugueteaban por la intimidad de la kunoichi, mientras tanto con dificultad intentaba mantener el equilibrio afirmándose de los fuertes roces que el mayor daba contra su cuerpo, situaba sus manos en la fría pared, contrastándose a ellos que subían de temperatura por cada minuto que pasaba. Itachi tomó con firmeza las caderas de la ojijade y una vez que optó por dejar de torturarla se posaba entre el trasero de la menor acto que la puso aún más tensa. "¿Piensa hacerlo?". Cerró con fuerza los ojos y recordó nuevamente el porqué de todo eso.

-Amo...Por favor no.- Un hilo de voz nombraba al moreno que no tenía intención de hacerle caso alguno.

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-¿Crees que soy como él?- Tomaba a la joven apretando sus mejillas y haciéndola caminar de espalda a medida que avanzaba hacia ella, una vez topó con la pared la soltó.-

-Ha sido una confusión, no sé por qué lo dije.-Respondía rápidamente la temeraria ojijade a medida de que unas lágrimas salían por sus ojos. Tenía miedo de Itachi, de su mirada, de lo que haría, de lo que estaba pensando y ella no sabía.

-Las excusas sólo empeoran las cosas, y ahora lo descubrirás

-Pero yo...-El moreno calló a la menor con un feroz y sediento beso, apenas tenían aire para continuar pero eso no detuvo al osado ojinegro que parecía disfrutar el están en situaciones en donde el peligro y la cordura estaban a tan sólo centímetros de ser divididos.

Un hilo de saliva los seguía uniendo en tanto el choque de las agitadas respiraciones se unían y junto a ellas los dos cuerpos, uno brusco e impaciente y el otro tenso y frágil.

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El Uchiha mayor entró en el estrecho y nunca antes tocado rincón trasero de la pelirosa, que intentaba ahogar su voz apretando sus labios con ayuda de sus dientes, en una sola estocada se quedó dentro de ella esperando a que su cuerpo se acostumbrara. Durante la espera el pelinegro dejó su rostro entre el largo cuello de su acompañante que recibía su respiración caliente. En un acto sin pensar la kunoichi se sintió lista para su amo, llevando su cola aún más hacia él en un intento de decir "Soy para y de usted". La menor no se había percatado de su acción, en esos momentos su cuerpo hablaba por sí mismo mientras su mente repetía la escena que los llevó a eso una y otra vez.

El moreno comenzó a moverse entre firmes y rápidas punzadas que hacían los pechos de la menor moverse al compás de la pelvis del pelinegro, poco a poco la voz femenina se comenzó a oír que aunque la intentara retener, resultaba ser en vano.

-Déjame oírte.-Dijo el azabache antes de un gemido ronco

La vista de la pelirosa se nublaba, el dolor desaparecía convirtiéndose en puro placer, quizá un Itachi enojada no era tan malo después de todo. "Pero qué estás pensando" Gruñó su inner.

Pasaron los minutos y el sudor los recorría, pegando su piel cada vez que se tocaban. El moreno sentía el limite llegar, tomó con una mano el cabello rosa tirando de él hacia sí, exponiendo aún más a la ojijade, pero cambió de opinión. A tirones puso a Sakura de rodillas dejándola frente a su abultado miembro y nuevamente tomó a la joven por el pelo no sin antes dedicarle otra incomprensible media sonrisa, aquella parecía decirle "Siempre gano yo".

La tímida pelirosa miraba el sexo del mayor, sabía lo que quería y no tenía otra opción más que dárselo. La firme mano que la sostenía la direccionó hacia él, sintió la tibia lengua de la sumisa hacer contacto con su masculinidad la cual comenzó a succionar de poco y lento.

Los roncos gemidos del poseedor del sharingan era todo lo que se escuchaba en esos momentos, que luego de hacer subir la velocidad a la ojijade dejó salir uno largo y grave junto a su espeso líquido, el cual Sakura se vio obligada a tragar. La separó de él y antes de que la menor pudiera retomar la respiración a un ritmo regular él ya había desaparecido. Cerró los ojos y lamió sus labios, estaban salados por el Uchiha.

De pronto todo se le fue a negro, su cabeza le daba vueltas y una vez pudo ponerse en pie no encontraba explicación para lo que estaba pasando.

Estaba en el mismo lugar del momento en que nombró a Itachi como su antiguo sensei, sólo que esta vez no estaba el mayor acompañándola. Miró a su alrededor y todo parecía estar normal, estaba vestida y la ropa del ojinegro no estaba en el piso. "¿Será que...? No, es imposible, si hubiera sido un genjutsu me habría dado cuenta" Pensó la ojijade, entonces recordó.

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-Abre los ojos.- Le exigió el pelinegro, los mantenía así para evitar ver su rostro carente de expresiones.

-Sí, amo.-

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Todo cobró sentido pero ¿desde cuándo? ¿qué había sido real y qué había sido una ilusión? Era la mejor al momento de distinguir la realidad de un jutsu visual.

Itachi la cegaba de sus sentidos, sólo él sabía lo que la pelirosa deseaba conocer, maldecía a sus adentros a aquel hombre, pero ¿por qué? "Porque lo amo" Dijo finalmente.

El moreno apareció detrás de ella que sólo notó su presencia al sentir su calor corporal en su espalda, bajó hasta la altura de la menor y haciéndola estremecer pudo escuchar claramente.

-Así es, me estás amando quieras o no.

Siempre fuiste mía- ItaSakuTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang