II

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Era la luz en ese lugar tan solitario, yo sólo la oscuridad. Al verme entrar sus ojos se vuelven más oscuros y su cuerpo rígido y helado ante mi contacto. No quiero que me tema. 


"En un campo verde perdido entre los árboles se encontraban los tres ninja de la hoja. Sakura daba vueltas en el libre espacio sintiendo el aire y la flores por todo su cuerpo, el ruidoso de sus compañeros la miraba con una tierna sonrisa ¡Qué chica más hermosa!. El reservado pelinegro miraba las nubes acostado entre las pequeñas flores amarillas

-Sakura-chan !- le gritó el rubio

-Mh?- Al darse vuelta para mirarlos vio a sus amigos con una mirada fija en ella, de pronto el cálido paisaje cambió por uno más tétrico, blanco y gris, sus amigos se diferenciaban por unas líneas blancas dibujadas a su alrededor, ambos se paran y caminan hacia ella con una kunai en la mano, la chica inútilmente intentaba moverse, estaba pegada al piso sin escapatoria

-Na...Naruto-kun?, ¿qué haces?-puso su mano al rededor de su cuello

-Yo no soy Naruto-vio sus ojos convertirse en un intenso rojo, él no era su amigo, esto era una genjutsu, sus habilidades de ninja excepcional la llevaron a esa conclusión"

-Despierta- la ojijade escuchó la voz del Uchiha mayor ordenándole a despertar. Volvió a la realidad, miró cada rincón de su alrededor

-Sasuke-kun! Naruto-kun!- Pero se encontraba sola con el hombre que la hipnotizó

-No están, te dejaron, como cualquiera lo haría, no los culpo

-¿Qué dices?-sus ojos cristalinos amenazaban con derramar una lágrima

-No te daré explicaciones, lo único que debes saber es que ahora nos perteneces y harás lo que te diga

La pelirosa miró a los lados, viendo una especie de habitación hecha de roca, muy húmeda y fría

-Ahora, ¿haremos esto por las buenas o por las malas?-el pelinegro dio un paso hacia ella, la tomó del brazo obligándola a ponerse de pie. Sakura tocó su bolso para sacar un arma

-Olvida esa idea, las tomé todas, ¿crees que soy estúpido?

-Si no tengo manera de defenderme no intentaré pelear contigo, tampoco les daré información, ¿por qué no me matas y ya?

-Eso es lo que dices hasta ahora pero será tanto el dolor que sentirás que la única manera de librarte de él será obedeciendo, no me interesa matarte, no lo vales

Luego de esas palabras que dejaron a Sakura con un nudo en la garganta, el ojinegro se fue del lugar, encerrando a la chica en ese oscuro y tenebroso silencio, intentó buscar una salida pero al dar no más de diez pasos sintió una cadena que unía su tobillo con una roca incrustada en la pared. ¿Cuándo había llegado eso ahí? Estaba tan asustada que no se percató de aquel detalle.
La ojijade lloró hasta quedarse dormida, perdió la noción del tiempo pero ya había pasado más de un día.

Se escuchó una reja abrir, la imponente persona del ojinegro entró al lugar en el cual encontró a Sakura con sus delgados brazos abrazando sus piernas, levemente tiritando y con unos ojos rojos de tanto llorar, por un momento sintió piedad

-¿Estás lista para responder?-la ojijade se limitó a responder- Si no me respondes esto se pondrá feo-

-No te diré nada, anda, golpéame, mátame.- El pelinegro se acercó a la chica, demasiado cerca para cualquiera, sintió la respiración de este y su olor a menta, el corazón de la pelirosa latía cada vez más rápido, ¡por kami! ¿Cuánto tiempo más se quedará así?, de un segundo a otro Sakura se encontraba en el piso, le había golpeado, la indefensa ojijade sintió la mano del mayor que le sujetaba el pelo, obligándola a verle

-Entonces será por las malas-finalizó la frase devolviendo a la menor al suelo para luego retirarse de aquella escena.

Con sangre en su boca Sakura cerró los ojos y se reprimió a llorar, no se mostraría débil ante las acciones de él, recordó a sus dos chicos, a los que tanto quería y que nunca se rendían

-Naruto,Sasuke, resistiré por ustedes

-

Itachi salió de la habitación, caminó por el largo pasillo deteniéndose en seco, respiró y le dio un golpe a la pared destrozando sus nudillos. ¿Qué diablos me ocurre?. Estaba sientiendo lo que toda la vida evitó, aunque no estaba seguro de qué era exactamente, lo que sí sabía era que no quería ver a la pelirosa de nuevo así, tan temerosa y perdida. ¡Pero es tan terca! 



Siempre fuiste mía- ItaSakuWhere stories live. Discover now